«Aborto en juego»

«Aborto en juego»

Si bien existe el consenso entre las organizaciones de mujeres y feministas, históricas y emergentes, que el Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo en tres causales no resuelve la problemática del aborto en Chile, existe la convicción en que pone de manifiesto la disputa hegemónica sobre la construcción de imaginarios sociales y culturales en torno a las mujeres y por ende la construcción de su relación como ciudadanas con el Estado de Chile.

Como veremos en las entrevistas, los grupos conservadores han buscado moralizar el debate, entre lo bueno y lo malo que conlleva la decisión de una mujer de terminar con su embarazo.  Moralizar el debate ha sido una táctica importante en la estrategia de instalar distintos dispositivos de control no sólo en lo discursivo, sino que también en las prácticas de las y los sujetos, de agentes de salud, de agentes de la justicia, etc.

Ejemplo concreto de lo anterior, es el cambio paradigmático que ocurre en una escuela de medicina, de una universidad pública como recuerda María Isabel Matamala, donde la enseñanza de la práctica médica del aborto estaba focalizada en la calidad de esta práctica y no en la moralidad de esta práctica y la consecuente persecución contra los equipos médicos que practican abortos, que estos grupos conservadores apuestan en el proyecto de Ley sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo en tres causales.

«Somos las hijas… las nietas de las brujas que el patriarcado no ha logrado quemar», aquí presentamos algunas de las reflexiones que ponemos en lo público, en nuestra batalla política por el derecho que tenemos a decidir sobre nuestros cuerpos.

  • María Isabel Matamala, médica: “Esta ley minimalista de aborto va a permitir que sólo el 4% de las mujeres tenga acceso”. Leer más
  • Natalia Silva, ilustradora: “Yo apoyo el aborto porque creo que la mujer tiene decisión en su cuerpo”. Leer más
  • Cory Duarte, Kolectiva T-Amarga: “Una de las barreras para aprobar este proyecto es la satanización del aborto”. Leer más
  • Pastora luterana Gloria Rojas: “La mujer tiene la decisión”. Leer más

 

María Isabel Matamala: “Esta ley minimalista de aborto va a permitir que sólo el 4% de las mujeres tenga acceso”

Por Catalina Ellies

María Isabel Matamala (77) es una destacada feminista chilena, cirujana, pediatra clínica y fundadora de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. Fue encargada del área de género del Ministerio de Salud en el primer Gobierno de Michelle Bachelet y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Actualmente es investigadora del Observatorio de Equidad de Género en Salud e integrante de la Mesa Acción por el Aborto en Chile.

En 1967 comenzó a militar en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue detenida el 7 de febrero de 1975 en Santiago y llevada a Villa Grimaldi y posteriormente a Cuatro y Tres Alamos. A fines de 1976 se fue al exilio a Suecia, París, México, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Argentina y Uruguay; país donde estuvo a cargo del área de derechos de la mujer en la Asociación Latinoamericana por los Derechos Humanos.

Los primeros acercamientos de Matamala al pensamiento feminista fueron durante su militancia en el MIR, al observar que las mujeres del partido desempeñaban siempre tareas de menor relevancia que las de los hombres y en razón de contribuir al desempeño militante de su pareja. Durante su exilio en Suecia, participó en movimientos de Europa pero el mayor compromiso lo adquirió con las relaciones que entabló con sus compañeras detenidas en los centros de tortura. “Ese era un lugar donde tú ibas dispuesta a morir. Compartir la vida en situaciones límite creó un clima amoroso entre todas las mujeres que trataban de evitar que tú sufrieras y generó un vínculo muy fuerte y difícil de romper que hasta el día de hoy mantenemos. Esto no ocurre necesariamente entre los hombres, ellos pueden seguir siendo amigos, pero no con lazos tan fuertes como nosotras que combinamos la política con los afectos. Somos la familia elegida y la que nos tocó porque la vida nos puso ahí”, reflexiona.

Sobrevivir a la violencia sexual

Uno de los principales motores de lucha de la ex MIR durante todos estos años de activismo ha sido la violencia brutal y despiadada que vivió durante su detención. Fue detenida y torturada por Osvaldo Romo. En esa época el uso y abuso de las mujeres fue otra forma de tortura contra las militantes. Contra ella, se utilizó la parrilla,  le aplicaron corriente en la cabeza, boca, pezones, vagina y extremidades; golpes continuos e incluso tuvo simulacros de fusilamiento.

“Fue algo muy fuerte, pero quienes trabajamos en salud tenemos una relación con el cuerpo distinta. Mis conocimientos me dieron más fuerza y posibilidad de raciocinio frente a eso para saber que no me estaba muriendo. Se trataba de resistir y soportar el dolor. Fue una ventaja, pero no obstante, el hecho de sufrir el desempoderamiento total, de que esté lleno de hombres en una pieza y te obliguen a desnudarte y que se rían de ti, mientras te introducen objetos por la vagina es la humillación más grande que te puede ocurrir. La estrategia era que sintieras que no eras nada y que podían hacer lo que quisieran contigo”.

Para Matamala superar lo vivido es relativo y cree que se puede hacer en la medida en que se  reelabora lo ocurrido. “Cuando en las marchas escucho que la gente grita «¡El pueblo unido jamás será vencido!» me pongo a llorar, porque veo que el pueblo sí es vencido, sólo que se levanta otra vez. Soy una persona que vive lo más feliz que puede. A pesar de lo que me pasó, me siento afortunada porque me dio más convicción para no bajar los brazos y seguir luchando por los derechos de las mujeres. Queda una marca, pero para quienes lo vivimos fue el inicio de una conciencia distinta que nos ha llevado a trabajar en estas causas para salir indemnes. Esto me hizo más resiliente y me abrió la mente. Después de la cárcel me comprometí conmigo misma a trabajar durante toda mi carrera en defender los derechos de las mujeres y así lo he hecho”, declara.

Recuperar lo perdido

La médica comenzó su activismo por el aborto en 1987, durante su exilio en Uruguay en la campaña contra la mortalidad materna, las mujeres testimoniaban sus abortos y se inició un proceso de reflexión que permeó a la elite política. Cuando volvió a Chile tuvo una gran decepción y sorpresa al enterarse de que se había derogado la ley de interrupción voluntaria del embarazo. “Me impresiona mirar al pasado y recordar que aprendí a hacer abortos en la universidad. Nos controlaban la calidad con la que los hacíamos y a nadie se le hubiese ocurrido mandarnos a la cárcel. Existía una despenalización social que estaba desde abajo. También desde las elites médicas. Creo que estas generaciones tienen que recuperar esa conciencia libertaria de antaño. Hoy en las escuelas de medicina ni siquiera se habla el tema, no se les capacita y deberían, porque es algo cotidiano”, enfatiza.

María Isabel Matamala cree que las principales deudas que tiene la democracia con las mujeres es que no hay una política sobre derechos sexuales y reproductivos. “Creo que la violencia sexual está intacta y se demuestra en que Chile niega servicios fundamentales. ¿Cómo va a ser que sólo si estás al borde de la muerte o en una situación límite de sufrimiento inconmensurable tengas la posibilidad de que le Estado ejerza cierta «misericordia» sobre tu caso y no te criminalice?”.

Tres causales, una ley minimalista

La doctora opina que la presidenta Michelle Bachelet ha tenido una gran responsabilidad en lo acotado que está quedando este proyecto y sobre todo en que no se le haya dado la urgencia necesaria. Recuerda que la ley Marco de los Derechos Sexuales y Reproductivos está en el Congreso desde el año 2000, pero no avanza.

“Creo que la Presidenta llegó con una voluntad de cambios hacia las mujeres mucho mayor en su primer periodo y que la izquierda chilena no entiende qué significan los derechos sexuales y reproductivos. Bachelet sí, pero no ha tenido el coraje de defenderlos a ultranza y se va a ir con una gran deuda. Quizás el avance va a ser esta ley minimalista de aborto que se está debatiendo, que va a permitir que el sólo 4% de la población tenga acceso a él bajo estas 3 causales, pero no la mayoría que se los realiza. Con todas las indicaciones que ha tenido el proyecto también debemos ver qué tipo de acceso van a tener las mujeres y la calidad en la atención. Todo eso es una nebulosa”, advierte Matamala.

Marisa Matamala siente que hay una gran desidia política. “No hay un interés real por construir argumentos sólidos de quienes tendrían que defender el proyecto, -salvo rarísimas excepciones- no conocen las leyes y no se interesan por los temas. Me ha sorprendido mucho no encontrar en la izquierda no tradicional una defensa más amplia a los derechos sexuales y reproductivos por sobre la salud sexual y reproductiva, esperé que los diputados Jackson, Boric o las diputadas comunistas pudieran levantar un discurso sobre ellos, que abogaran por el cambio cultural”, dice.

El rol de médico

Para ella, la confidencialidad médica es esencial y debe ser repuesta en el proyecto porque es un aspecto básico para la ética en salud.  “La relación médico/paciente tiene que ser absolutamente confidencial y eso no se respeta porque siempre la mujer es tratada como no adulta, siempre va a estar la tendencia a que se desarrolle una práctica punitiva producto de la subjetividad patriarcal. La razón de ser de la medicina es evitar el sufrimiento de tu cuerpo, espíritu y mente, ¿por qué vas a asumir un rol castigador?”.

Un grupo de médicos se ha unido y creado un bloque llamado “médicos por la vida” que se oponen al aborto, pero no ha pasado lo mismo con quienes están a favor y practican abortos. Para María Isabel Matamala esto no tiene sentido. “Ser ´abortero’ es como salir del closet comparado con lo que fue hace años el movimiento gay. Es cierto que hay doctores que se han dedicado al negocio. Pero hay una cantidad inmensa que tiene miedo al estigma, a pesar de que han ayudado muchísimo a las mujeres y desarrollan una solidaridad hacia ellas para que puedan ejercer su derecho a decidir, salvar su vida o el sufrimiento de ser obligadas a parir un feto anencefálico, por ejemplo”.

La médica está preocupada respecto del actual proyecto. Le inquieta la causal por riesgo de vida actual de la mujer, pero no futuro o de salud. “En muchos países que tienen aborto por causales se incluye el riesgo de muerte y salud, incluida la salud mental. En España, por ejemplo, el gobierno de Rajoy no pudo echar marcha atrás y excluir la salud mental del proyecto, porque el país entero presionó. Acá tenemos que la máxima osadía de un gobierno de «izquierda» son estas tres causales con esta restricción tan grande que es solamente peligro de muerte. La causal salud y salud mental abre espacios a las verdaderas razones por las cuales las mujeres abortan, o sea: toda mujer que está en una encrucijada de decidir un aborto tiene un problema de salud mental en ese momento, porque está bajo una gran presión y estrés que, en muchos casos, y en especial en las adolescentes violadas, las lleva al suicidio. Pensar sólo en el peligro de muerte es un error muy grande, la salud es mucho más que no morir”, destaca.

Marisa Matamala considera que en este tema siempre ha habido una sororidad muy grande entre mujeres desde siglos pasados cuando se juntaban con una amiga o vecina que las ayudaba a interrumpir el embarazo y que es esencial que esto se despenalice porque permitiría un acceso transversal y seguro. “La realidad hoy es que cualquier mujer con dinero que quiera abortar por la razón que estime conveniente, puede tomar un avión e irse a cualquier país donde es legal y hacerlo. Me gustaría saber desde dónde hablan cuando vuelven esas mujeres. Además, si estas leyes punitivas funcionaran, tendrían que haber decenas de miles de mujeres en la cárcel. Cuando una ley no funciona, no sirve, porque es reflejo de que la sociedad tiene otra conciencia y otras prácticas respecto al tema. Me impresiona que en el 2017 estemos todavía luchando por recuperar derechos que teníamos y no yendo más allá”.

La estrategia del descrédito

A María Isabel Matamala le molesta mucho la dosis de sospecha que el patriarcado instala sobre las mujeres en Chile y en especial sobre las que han sobrevivido a la violencia sexual. “Con eso, los hombres sólo atenúan la culpa del violador. Creo que ser socializados para penetrar no es algo ajeno a su subjetividad, sus opiniones y, por lo tanto, sus reticencias respecto del tema. Nuevamente la mujer es puesta en el rol de pecadora que le asignan los símbolos cristianos, donde siempre miente y es intrínsecamente perversa y eso tiene que ver con los mitos fundantes de Eva y Lilith. Al margen que seamos un Estado laico, esto pasa sobre todo en partidos confesionales como la DC y la derecha también”.

Quienes se hacen llamar ‘pro vida’ por estar en contra del aborto, usan esa frase como estrategia de lucha, dice. “Ellos no son pro-vida y nosotras pro-muerte. Nosotras buscamos el bienestar de las mujeres y ellos son antiderechos, que además utilizan argumentos perversos y mentirosos como decir que se van a abortar a fetos con discapacidad. Inviabilidad es algo no compatible con la vida o que va a vivir sólo unas horas durante las cuales sufrirá y será una tortura para él y sus padres”.

Así, Matamala insiste en que el proyecto está en un escenario complejo porque está muy acotado. “Creo que se va a aprobar con bastantes cortapisas que van a impedir que las mujeres beneficiarias puedan ejercer sus derechos plenos. La objeción de conciencia va a ser el caballito de batalla que van a tener aquellos que se oponen como también la restricción de semanas para las adolescentes. Anuncia la dificultad de que ellas puedan recibir los servicios en forma oportuna. Pienso que ha habido insuficiencia desde la lucha feminista para que recuperemos esto, que habrá que ampliar si no se aprueba como nos gustaría. La historia global nos ha mostrado que la ofensiva feminista cuando triunfa, nunca lo hace definitivamente, siempre hay avances y retrocesos. Las feministas tenemos que prepáranos para luchar permanentemente, durante toda la vida y traspasar la posta a las nuevas generaciones para que sigan luchando”, concluye.

 

 

Natalia Silva: “Yo apoyo el aborto porque creo que la mujer tiene decisión en su cuerpo”

Por Camila Muñoz 

Natalia Silva (23) alias Natichuleta, es una joven ilustradora y estudiante de diseño gráfico de la Universidad Diego Portales, autora de la novela gráfica “No abuses de este libro” (2016) que narra la historia de Tina, una niña sexualmente agredida por su padrastro. Si bien la obra no se basa textualmente en la historia de Natalia, existe un parecido inevitable a lo que vivió.

La novela gráfica nace de la experiencia de abuso sexual que sufrió la ilustradora en su niñez y del impacto que le  provocó, cuando vio en el colegio, la película francesa Persépolis (2007) basada en la novela gráfica de Marjane Satrapi. Esta fue decisiva para comenzar a escribir un diario de vida (a los 16 años) que finalmente se traduciría en el texto “No abuses de este libro”. Llegué rayando la papa con esta película y empecé a escribir en mi diario de vida todo lo que me había pasado, lo terminé y se lo mostré a mi papá quien me dijo -esto podría ser una novela gráfica- y la trabajé por ocho años hasta llegar a lo que es hoy en día, el libro”, cuenta Natalia Silva.

Para su autora, el libro fue parte de cerrar un ciclo oscuro de su vida, pese a que la carga personal y emotiva le impedía seguir avanzando al ritmo deseado. En conjunto con la editorial (Ediciones B) decidieron que era más sano crear un personaje. Así nace Tina y SuperChuleta, la heroína de la novela y alter ego imaginado por la autora para terminar con su abusador.

Según estadísticas del 2014 de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC), Chile es el país con la tasa más alta (68.5) de denuncia de abuso sexual infantil cada 100 mil habitantes en América Latina. 

Para Natalia Silva el Estado de Chile no cuida ni respeta a las niñas y niños agredidos sexualmente y que en cambio los culpa. “La política con este tema es pésima, por eso nunca demande a mi abusador. Cuando yo recién hablé tenía trece y consideramos demandarlo, pero era básicamente que un doctor te abriera las piernas para ver si seguías siendo virgen”, relata.

“Los hombres deberían dejar de ver a las mujeres como un objeto sexual y dejar de dar excusas como las que me ponían a mi cuando chica con el abuso sexual infantil: ‘es que la niña lo provocó’, ‘es que tú andabas en traje de baño’. Gracias a esas opiniones es que siguen los abusossexuales”, detalla Silva sobre “las razones” con las que se intenta          legitimar los delitos sexuales contra la niñez .

Segundo trauma

Actualmente, 7 de cada 10 víctimas de violencia sexual son niñas. En más del 70% de los casos, los agresores y abusadores son varones cercanos, familiares o adultos con los que existe alguna vinculación de amistad o afecto, evidenciando lo complejo que resulta denunciar.

El 79% de las denuncias por delitos sexuales que recibe la Policía de Investigaciones (PDI) anualmente corresponden a personas menores de edad; equivalente a  4.890 denuncias de una totalidad de 6.190 registradas en Chile, el 2015.

Pese a la magnitud de las cifras, seguir adelante con la denuncia implica enfrentarse a un primer trauma por el abuso sexual o la violación, y a un segundo que es igual o más estremecedor:  el sojuzgamiento y la criminalización de las propias víctimas.

“No abuses de este libro muestra una realidad aberrante que hoy acoge nuestra sociedad y es el no creer en los testimonios de niñas violentadas sexualmente. “El libro muestra una realidad muy conocida, lamentablemente, que es cuando uno de los dos papás no cree, en este caso es la mamá”, sentencia la autora del libro.

Natalia Silva cuenta que tuvo el apoyo su padre y que a pesar de haber ido a una serie de psicólogas, la mayoría no logró ayudarla. “A mí no me gustan las psicólogas, por el trauma que me dejaron, de no ayudarme. No soy una persona triste, nunca demostré que lo estaba. Entonces su veredicto –el de la psicóloga- era que yo estaba bien, que no me afectaba el abuso. Pero sí me afectaba ¿acaso tengo que estar rodando en el suelo para que me pesquen?”, exclama. Recuerda que la primera psicóloga a la que asistió, minimizo el abuso, las agresiones: “le dijo a mi mamá que había sido abusada (…) Le dijo que sólo fue una vez”.

El cuestionamiento hacia los testimonios de niñas víctimas de abuso sexual o violación es transversal. Muchas veces parte del padre o madre, de otro familiar, y luego sigue en la sociedad, en quienes toman las decisiones o en parlamentarios, que lo minimizan. Para niñas y niños que sufrieron abuso sexual, el camino es largo y engorroso; el sistema judicial exige recordar una y otra vez todos los detalles de las agresiones, continuar con los exámenes físicos y psicológicos, esperar por meses que su credibilidad sea reconocido como una verdad.

Natalia Silva dice que estas fueron las razones para no denunciar. En primer lugar, porque el caso prescribía a sus 23 años y en segundo, porque ya no tenía pruebas para condenarlo. Sería exponerse a más sufrimiento. Travesías similares pasan cientos de niñas y niños. La campaña “No me pregunten más” – por ejemplo – busca desde hace algunos años que se apruebe la iniciativa legal que regule la grabación de testimonios de abuso sexual para resguardar y proteger a niñas, niños y adolescentes. La ilustradora cree que una medida como esta podría ayudar de manera certera a niñas abusadas. 

Somos heroínas

“Cuando chica me culpe, era una forma de decir que todo estaba bien, en la primera versión (del diario de vida) justificaba mucho, era increíble, pero ahora es todo lo contrario”, recuerda Natalia Silva.

Ser víctima no le acomoda, dice. Por eso nace “Superchuleta”, en respuesta a la sociedad, una forma de mirar a quienes hayan vivido un episodio de violencia sexual como héroes o heroínas. “Una lo tiene que superar sola esto. Las que pasamos por esto somos súper fuertes. Considerando que el abusador es, en la mayoría de las veces, cercano a la familia, que además te manipula cien por ciento, diciendo que es cariño; que si le cuentas a alguien va haber problemas, que es tu culpa (…)”.

“Hay que ser muy fuerte para despertar y darte cuenta de que lo que te dice el abusador no es cierto, es mentira. Creo que falta decirles a las niñas, a los niños: ¡no tienes que estar triste, eres fuerte, vive tu pena, pero tú eres fuerte, más que otra cosa! Y que podemos patear al abusador metafóricamente”, refuerza creadora de “Superchuleta”.

Yo apoyo el aborto

Durante el 2016, 22.349 adolescentes fueron “madres” en Chile, de ellas 678 son niñas menores de 14 años. Mientras, el proyecto que despenaliza el aborto en 3 causales está en compás de espera. Las expectativas se cifran en que su discusión se reanude en el Senado, en las primeras semanas de abril.

Natalia Silva cree que las dificultades en esta discusión sobre aborto se deben a que Chile es un país muy conservador y machista. “Hay poca cultura en torno al aborto, las personas creen que si se aprueba el proyecto se va a crear una línea gigante de mujeres en los hospitales y clínicas queriendo abortar”.

Para la ilustradora, las 3 causales del proyecto de ley son una buena manera de empezar y terminar con casos terribles de niñas que han debido ser madres. “Estoy absolutamente a favor del aborto, estas niñas que tiene 9 años y que las han obligado a mantener esos embarazos, es terrible ¿Qué culpa tienen las niñas?”.

Silva es categórica: la tercera causal de aborto, embarazo por violación, debiese ser la primera en aprobarse. “Yo apoyo el aborto porque creo que la mujer tiene decisión en su cuerpo y creo que además evitaría muchas muertes; si quiero abortar de forma segura debo tener la opción de hacerlo”.

La estudiante de diseño se define una activa feminista y cuenta que su lucha por los derechos de las mujeres comenzó con su experiencia de abuso, “estuve mucho tiempo con mi familia que minimizaba los hechos porque yo era mujer. Me daba impotencia, ¡qué importa que sea mujer!”, les decía.

Comenzó a leer, a informarse. En su reciente viaje a Suiza participó de la marcha Women´s March del 21 de enero pasado, que se organizó en protesta contra el presidente Trump: “Pensé que en un contexto así, de lucha por los derechos de las mujeres no me iba a pasar nada, pero igual sufrí acoso callejero”.

¿Qué hace falta?

Para la autora de “No abuses de este libro” una buena iniciativa para ayudar a niñas y niños y personas adultas con experiencias de agresiones sexuales, sería a través de proyectos como su libro, que son una manera sencilla de comunicar y ayudar a denunciar. “En el libro se explica con peras y manzanas, y ahí las niñas lo pueden entender. Mi hermana, de 11 años, no sabía lo que me había pasado, le pase el libro y lo supo. Es amigable para saber del tema”.

A Natalia Silva le sorprende que en países como Suiza la violencia sexual no sea un problema, en apariencia. Mostró su libro a una editorial, donde le reconocieron que la falta de estadísticas hacía suponer que no era un problema real: “pero sí, esto es un problema mundial del que hay que comenzar a hablar”, advierte.

Desde lanzó  “No abuses de este libro”, su recepción la impresiona cada vez más. Incluso en algunos momentos esa recepción le resulta desoladora. “Me llegan e-mail a cada momento de niñas que están siendo agredidas sexualmente o que fueron abusadas, así como tratando de encontrar consuelo en mí, es fuerte recibir tantos correos”.

La ilustradora ha realizado decenas de talleres a lo largo del país, en dónde muestra su libro y habla sobre su experiencia de abuso sexual, “las charlas en los colegios son enriquecedoras, todas en un círculo opinando y debatiendo”.

“Creo que mi libro es una buena forma de hablar, creo que hacen falta más libros así, que digan la verdad directamente. Nadie habla de estas cosas, nadie enseña que no tienes que abusar del que está a tu lado. Lo que falta en Chile, además de una buena educación sexual, es decir no abuses de quien tienes al lado. Hace falta tener un espacio para contar si a ti te pasa”, reitera Natalia Silva, mientras adelanta que su próximo libro será sobre feminismo.

Cory Duarte de T-Amarga: “Una de las barreras para aprobar este proyecto es la satanización del aborto”

Por Alejandra Villalobos

Cory Duarte es académica de la carrera de Trabajo Social de la Universidad de Atacama. Además, es parte de la Kolectiva T-Amarga donde, junto a un grupo de mujeres, trabaja en visibilizar y generar conciencia en la población en temas de género, feminismo y diversidades.

Inició su camino en el feminismo en un liceo de Arica donde estudiaba. Luego, al ingresar a la universidad junto a sus compañeras trabajaron en algunas temáticas ligadas con esta materia hasta que fue invitada a una escuela de mujeres líderes de Fundación Ideas. “Ahí me encontré con amigas, con gente que me hizo ver, ponerme las gafas violetas de alguna manera, dentro de la militancia que en ese momento yo tenía en la Juventud Socialista. Creo que por ahí fueron como los inicios en el feminismo. Luego la vida va mostrando que esos son los caminos que una va tomando y las opciones que una va haciendo también”, narra la trabajadora social.

Mujeres a la calle

Como profesional, dentro de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Atacama –donde hace clases-, existe un núcleo de investigación en género que funciona desde hace cuatro años. “Obviamente, el trabajo institucional y el trabajo dentro de esas formalidades, no es lo mismo que hacer un trabajo de activismo, que era lo que nos provocaba y lo que se necesitaba hacer en ese momento”. Es así como hace dos años surge la Kolectiva T-amarga, cuenta Cory Duarte.

Con la idea de iniciar un trabajo más activista, en la calle, la T-amarga realiza distintos trabajos dentro de la comuna de Copiapó con el objetivo de visibilizar la desigualdad de género. Durante el aluvión que afectó a la región en el 2015, se organizaron para poder hacer acciones de acompañamiento posterior a la tragedia. “Luego empezamos a trabajar más con las agrupaciones, las colectivas feministas de la comuna y de la región, en diferentes acciones masivas. Empezamos el año pasado con caminatas del silencio, todos los 25 a partir de marzo y terminamos con la de noviembre, recordando a las mujeres que han sido asesinadas por la violencia de género. Además de otras acciones vinculadas con el derecho a decidir. Creemos que podemos ser un aporte en dar visibilidad comunal y regional a estos temas”.

T-amarga se mueve en diversos ejes de trabajo. Difundiendo sus reflexiones sobre violencia y el derecho a decidir de las mujeres en instancias de formación. “Nosotras tenemos pensado hacer una escuela de formación feminista y una escuela popular y comunitaria sobre derechos sexuales y reproductivos”. Cory Duarte considera que existen algunos focos importantes que atender en el territorio que perpetúan el machismo en la región.

Uno de ellos es la tradición minera. Esta es una región con un fuerte acervo hacia una distinción entre lo que es masculino y productivo, y que en este caso está representado por la mina, y lo que está más feminizado, más asociado con los cuidados, que tiene que ver con todos los servicios anexos a la mina”. Otro tema que evidencia esta realidad, es la presencia de población migrante. En sus palabras, un reflejo más de la discriminación persistente que afecta a las mujeres, asociada a fenotipos y formas corporales y su excoriación.

Chile en deuda

Chile aún penaliza todas las formas de aborto. Esto se puede atribuir, de acuerdo a lo que explica Cory Duarte, al escenario patriarcal asociado a dos elementos: uno, al poder de lo eclesiástico y el conservadurismo en la toma de decisiones y, por otra parte, al control que pretender tener este mismo patriarcado y todo el sistema capitalista frente al cuerpo de las mujeres.No deja de ser curioso de que quienes estén decidiendo sobre estos temas en el ámbito legislativo mayoritariamente hombres, y la participación y opinión de mujeres sea pobre y escasa. Las mujeres tenemos un rol subalterno frente a los hombres en el desarrollo del país, en términos de lo que podemos y no podemos hacer con nuestros cuerpos.”

La académica igualmente es autocrítica en torno al trabajo que cada territorio realiza para visibilizar el debate sobre aborto porque considera que ha sido muy centralizado. “Tenemos que hacer que estos temas no solo estén en la agenda legislativa central, sino que estén en la agenda pública del cotidiano, que estén en nuestros espacios de conversación, en nuestras consignas, pero también en los representantes locales para que pongan de manifiesto su opinión sobre el tema.”

Así, sostiene que uno de los desafíos es contarrestar la poca información que posee la ciudadanía. “Es un debate sobre el cual se sabe poco, hay gente que cree que lo que vamos a conseguir con el tema de las tres causales es la despenalización total del aborto y no es así. Creo que tiene que ver también con la estrategia de mitificar este tema, de convertirlo en un tema moral entre lo bueno y lo malo.”

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha realizado diversas recomendaciones para que Chile despenalice el aborto. Sin embargo, esto aún no es aprobado por el Congreso. “Es un tema que tiene muy pendiente Chile en términos de derechos humanos, por tanto, hay que avanzar más allá. Nuestra legislación ha cambiado a partir de cómo se va ajustando el parámetro internacional. Creo que habría que acudir a otras instancias, como la Corte Interamericana, con tal que se nos garantice un derecho que debiésemos haber tenido desde siempre”, enfatiza Duarte.

Muchos han sido los mitos que han aparecido entre quienes se resisten a la aprobación de este proyecto, que aún, luego de más de dos años de discusión, se encuentra en trámite. “Una de las barreras para la aprobación de este proyecto, es la satanización de la causa. Cómo la derecha va generando esos discursos, en los que nos culpan incluso de los incendios”, ejemplifica Cony Duarte a raíz de la anécdota protagonizada por la vocera de Chile Vamos Alejandra Bravo, cuando aludió a que los incendios en el centro sur del país se debían al afán por despenalizar el aborto. 

El camino de las organizaciones continúa su curso, con el proyecto tres causales como piso mínimo, y cuyo debate se retomaría la primera semana de abril. “Espero que pueda seguir conversándose del debate. El aborto y las tres causales tampoco lo son todo, nos queda un trabajo amplio por hacer como movimiento en términos de generar un respeto hacia nuestros derechos”.

Pastora luterana Gloria Rojas: “La mujer tiene la decisión”

Por Alejandra Villalobos

Gloria Rojas es pastora de la Iglesia Evangélica Luterana (IELCH), presidenta de la Conferencia Pastoral de la Iglesia Evangélica Luterana de Chile y vice presidenta de la Federación Luterana Mundial. Fue la primera mujer pastora, en el 2000 electa como Obispo Pastora Presidenta de la Iglesia por 11 años y capellana en La Moneda.

El rol de las Iglesias

En los años setenta, Gloria Rojas estudió teología en Argentina y, mucho tiempo después, en 2001, realizó un doctorado en Chicago, Estados Unidos. “Fui la primera mujer pastora, reconocida por sus estudios teológicos y que ordenaba el ministerio pastoral como la primera mujer en Chile. Con eso se abrió puertas para otras mujeres, para que pudieran acceder a las mismas oportunidades”, dice.

A lo largo de la historia, la sociedad ha puesto a la mujer en un segundo plano con respecto al hombre. Una de las instituciones que lo hace, es la iglesia. Desde el año 1985, la Iglesia Luterana abrió su espacio a la mujer en todos sus ámbitos. El liderazgo era reconocido de forma igualitaria. Sin embargo, la opinión de la pastora es clara. “Aún cuando eso es estatutariamente así, todavía hay un machismo encubierto dentro de la Iglesia, y no solamente de los varones sino también de las mujeres que actúan con un sesgo machista muy fuerte”.

El machismo al que se refiere se expande a muchos ámbitos de la vida, en la que mujeres y hombres debiesen compartir por igual. “El machismo aflora tanto en el ámbito público como en otras actividades de cualquier tipo. Los sueldos para las mujeres son menores, el cómo se escucha y cómo se les ayuda, por ejemplo, cuando son madres, es como para decirles bueno, como tú ya eres madre, tienes que salir de acá, ejemplifica Gloria Rojas.

Diversas organizaciones trabajan para lograr romper con estos esquemas. De esta manera, se organizan para alzar la voz tanto en Chile como en el resto del mundo. En opinión de la pastora luterana, el tiempo y la insistencia son la clave. “Siempre postulo que para los cambios tiene que haber visibilidad y mientras podamos hacernos visibles, en todos los ámbitos, en todos los lugares, es posible entonces que la gente se acostumbre a ver mujeres en liderazgo. El 80% de la membresía son mujeres. Sin embargo quienes lideran son varones”.

Una de las iniciativas ciudadanas que más ha llamado la atención de la opinión pública en el último año, es el movimiento #NiUnaMenos, que se activó a raíz de la violencia extrema contra las mujeres en Chile y la región; ella ha despertando una suerte de interés transversal por parte de las personas sobre el problema social. “Los medios de comunicación permiten que la gente vaya reconociendo que la mujer tiene un papel importante en la sociedad y que lo ha tenido siempre, pero que no ha sido reconocida”, enfatiza la teóloga.

A pesar del apoyo general existirían algunas voces disidentes que intentan bajar el perfil a la violencia contra las mujeres. “Cuando un varón dice ‘bueno, ni uno menos’, es minimizar lo que en realidad hemos vivido las mujeres a través de los siglos. Es una forma de evadir la responsabilidad del respeto hacia cualquier ser humano, pero en este caso, estamos hablando de las mujeres que han sido tremendamente violentadas históricamente”. Gloria Rojas no duda en remarcar que “yo me puedo vestir como quiera y me puedo pintar como quiera y puedo hablar lo que quiera, no me pueden culpar por eso. Hacerlo es una forma de justificar la violencia que se ejerce”.

La decisión es de ellas

En el año 2016, las iglesias luteranas sacaron una carta en apoyo al proyecto de ley que despenalizaría el aborto en las tres causales, que actualmente se  debate en el parlamento. Esa misiva aún está vigente en la Iglesia de la que es parte la pastora. “Señalamos que el término de la vida, indudable que es doloroso, es preocupante, cualquier mujer que tiene que asumir una responsabilidad de esa naturaleza queda con un dolor tremendo, pero nosotros lo que planteamos es que las iglesias deben estar abiertas a escuchar, a acompañar a las mujeres que tienen que tomar una decisión de esa naturaleza y no condenar. La mujer tiene la decisión”.

La resistencia que existe por parte de otras iglesias, como la Católica al proyecto que despenaliza el aborto, es interpretada por Gloria Rojas como “no ponerse en los zapatos de la otra persona, porque quienes levantan la voz, son personas que, o tienen otras salidas, que desconocemos o que más o menos sospechamos, o en realidad tienen un pasar de vida que les permite tener la cantidad de hijos que tienen. A otras, nadie las acompaña ni las van a ayudar y no importa si después esos niños o niñas andan en la calle o esos niños no tienen posibilidades dignas de vida”.

Contrario a algunos planteamientos, la ex capellana del Palacio de La Moneda no está de acuerdo con la opinión de que el proyecto en debate sea un paso al aborto libre, por el contrario, ella cree que “si se permite que se hable abiertamente de este tema, la despenalización del aborto permite que la gente pueda informarse; hablar sobre el tema y llegar a decidir en conciencia. Una de las cosas que plantea nuestra iglesia, es la libertad de conciencia y eso no debe perderse”. 

Con respecto a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes destapados en el último tiempo en Chile y otros países, y el rol que ha tenido la Iglesia Católica frente a ellos, dice que “es una enfermedad que no se recupera, por lo tanto, quien oculta este tipo de situación pensando de que en el futuro esa persona no lo va a llevar a efecto, está cerrando los ojos y no está respetando el derecho de cada persona y en este caso de niños, niñas, personas jóvenes y adultas. No se les ha protegido, hay una responsabilidad eclesial que no ha sido asumida como tal”, advierte Rojas.

El caso de la hermana Francisca, monja de claustro perteneciente a la Iglesia Católica que fue violada al interior de un convento, es un ejemplo de cómo se ocultan los delitos sexuales. La ex religiosa producto de la violación quedó embarazada y no recibió apoyo alguno por parte de iglesia. Por el contrario, fue estigmatizada de provocar la agresión sexual en su contra. “Me parece que no es lógico. Una organización religiosa debe escuchar a sus miembros y especialmente en este caso, tratándose de un delito tan grave. Debería haber una respuesta y una investigación de lo que ella está señalando. Hay acusaciones de que la Iglesia ha sido ineficiente, que no ha acompañado a la gente que le ha pedido el apoyo, especialmente dentro de su ámbito general”, opina la pastora luterana.

Banalización y satanización de las mujeres

Algunas personas han tratado de satanizar a las mujeres, indicando que cualquiera puede inventar una violación para poder acceder a un aborto en condiciones seguras y dignas. Gloria Rojas es categórica: “Creo que hay una falta de respeto cuando se señala que cualquiera mujer puede decir, me violaron. Si una persona no está de acuerdo, no consciente de lo que una mujer denuncia, eso ya es una violación, independiente de si es dentro del matrimonio, fuera, en una fiesta o donde fuera. Para mí eso es pasar por encima de la persona”.

Además de satanizar, el argumento de estar a favor de la vida no deja de llamar la atención de la teóloga. “Yo soy a favor de la vida, de una vida plena, una vida digna. Es bien problemático cuando te hablan yo soy provida. Pero yo no soy pro muerte (exclama). ¿Crees que una vida con una violación puede ser una vida grata, buena, digna para una mujer que sufrió esa situación? No lo es. O vivir con una cantidad de hijos sin que la mujer tenga los medios para vivir porque el hombre desaparece”.

Acompañamiento doble estándar

El programa de acompañamiento como estrategia disuasiva ha sido una de las ideas propuestas por quienes no están de acuerdo con el proyecto de despenalización del aborto. Aún cuando este es necesario sin coacción, la problemática va más allá y la teóloga tiene una posición muy clara. “Qué le pasa a esa mujer que tiene que vivir con una cantidad de hijos y que no tiene con qué alimentarlos. Nadie va a venir después a decirte; mira yo te voy acompañar, te voy a ayudar económicamente. Los niños son abandonados. La adopción es una de las problemáticas dentro de nuestro país”.

En el segundo mandato de Michelle Bachelet, la entonces ministra de Salud, Helia Molina fue destituida del cargo luego de sus declaraciones acerca de los abortos que se realizarían en forma oculta en clínicas privadas. “Sabemos de cantidad de mujeres que utilizan métodos terribles para abortar. Las que tienen plata van a usar espacios donde le van a otorgar ese acompañamiento médico y otras irán fuera del país. Existen un doble estándar. Están aquellas que pueden utilizar medios seguros, pero pagando y otras mujeres que van a tener que utilizar medios inseguros porque no tienen con qué pagar”, enfatiza Gloria Rojas.

Que el aborto siga castigado en Chile y lo convierta en uno de los pocos países donde su penalización es total, tiene una explicación para la Obispo Pastora Presidenta: “Sigue existiendo una forma de ver la vida desde mi posición tranquila, grata, no me importa lo que pase con el resto. Mientras yo esté bien, yo esté protegida del frío, qué me importa la gente y, en realidad, así veo esta sociedad, individualista, cargo a la otra persona con culpa. Es una sociedad tremendamente mentirosa y desde el ámbito religioso también tremendamente mentiroso”.

 

 

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