Alerta de Género: #NuncaMásSolas

Alerta de Género: #NuncaMásSolas

«Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha Violencia”. (Art.7 Convención de Belem do Para).

Titulares como “El amor y los celos la mataron”“Minuto de furia vivió un hombre que golpeo a su ex pareja” o el texto consignado en un viñeta de un medio masivo “La verdad me olvide de las primarias, porque me distraje con las secundarias”, lo que hacen es invisibilizar un problema social que anualmente deja un saldo de cerca de medio centenar de mujeres asesinadas y naturaliza el acoso sexual como una expresión de las múltiples violencias de género.

Estamos hablando de un problema cultural que afecta gravemente a nuestra sociedad y, por lo tanto, no podemos seguir relativizando la violencia contra las mujeres. A la fecha (cierre de nuestro boletín) son 16 los femicidios registrados en Chile. Las mujeres a diario están expuestas a distintos tipos de violencia y los esfuerzos por disminuir sus asesinatos parecieran no surtir efectos. ¿Quién falla?

Chile ha ratificado tratados internacionales que lo obligan como Estado Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, (Convención de Belem do Pará), ratificada por nuestro país en 1996 y la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), ratificada por Chile en el año 1989.

En términos de legislación nacional contamos con la Ley 20.066 que establece un nuevo concepto de Violencia Intrafamiliar que configura, entre otros aspectos, como delito el maltrato habitual, entrega mayores atribuciones policiales y establece la violencia contra las mujeres como delito. Por otra parte, consignamos la Ley 20.480 que establece el femicidio, modificando el Código Penal y la ley de Violencia Intrafamiliar.

Los asesinatos de mujeres por razones de género dejan en evidencia una violencia sistemática, contra la cual diversas organizaciones feministas, de mujeres y de la sociedad civil han demando a las autoridades una #AlertadeGénero en Chile y al igual que otros países de Latinoamérica han protestado con la consigna «ni una muerta más».

Lorena Astudillo, Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres: «Una manera de erradicar el femicidio es que los políticos se tomen en serio el tema».

Adriana Muñoz, senadora PPD: “Hay mucho retraso de parte del Ejecutivo en el tema de los femicidios”.

Paula Sáez, psicóloga: “En un femicidio el quiebre que se produce en los niños y niñas es irreparable”.

Por Observatorio de Género y Equidad

 


lorena astudilloLorena Astudillo, Coordinadora Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

“Una manera de erradicar el femicidio es que los políticos se tomen en serio el tema”

Por Marcela Tapia

La violencia contra las mujeres es una práctica que sigue ocurriendo todos los años Chile. Las cifras de víctimas no dejan de sorprender. A nivel mundial una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física, sicológica o sexual por parte de una pareja o ex pareja.

En los últimos cinco años, en el país, los números de femicidios no han tenido una baja considerable. El año pasado, 58 mujeres fueron víctimas de violencia y posteriormente asesinadas. Este año, desde enero a la fecha ya han muerto 14 mujeres -en su gran mayoría- han sido asesinadas por su esposo, conviviente o ex marido. Número que no considera otras muertes violentas de mujeres que la justicia y sus aparatos auxiliares aún no esclarecen.

Diversas organizaciones feministas siguen trabajando arduamente para combatir la violencia hacia las mujeres y erradicar esa violencia que resulta en asesinatos. Sin embargo, por parte del Estado y la clase política no hay grandes cambios.

Lorena Astudillo, coordinadora de la Red de Violencia Hacia las Mujeres y parte del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), asegura que una de las principales causas de estas cifras es la cultura machista y patriarcal que existe en nuestro país. “Del tipo de sociedad en el que estamos es donde se deriva todo lo que está pasando con las mujeres, hasta llegar a la violencia extrema que es el femicidio”.

Rol de las organizaciones

Para la coordinadora de la Red, la presión que pueden ejercer frente a estos temas las organizaciones feministas no está dirigida en su totalidad hacia las instituciones del Estado, sino que más bien hacia un cambio cultural. “Ese cambio cultural lo genera la sociedad completa, entonces pensar que tal vez vamos a ir a presionar a las instituciones siendo que éstas son el reflejo de la cultura, es desgastarse”. Sin embargo, Lorena Astudillo enfatiza en que las instituciones debieran hacer, de todas maneras, bien su trabajo porque proteger los derechos de las mujeres es una parte esencial de su quehacer. “Y si es necesario presionar y volver a presionar, como organizaciones feministas lo vamos hacer, hasta lograr ese cambio que estamos buscando”, reafirma.

Para la activista del MECH, los movimientos feministas desde sus orígenes han luchado para erradicar problemas como la violencia hacia la mujer. Sin embargo, también afirma estar consciente de que esta lucha es larga y que probablemente la gran mayoría de las mujeres feministas de hoy, no vean los resultados. No obstante, para Lorena Astudillo ha sido un tremendo avance ver cómo la ciudadanía “de a poco reacciona y se levanta frente a actos machistas que, hace pocos años atrás, eran completamente validados”.

El Estado y el SERNAM

Para Lorena Astudillo, una de las grandes falencias que tiene el Estado al momento de enfrentar el femicidio, es que “se tomen en serio el tema, si ellos realmente se lo tomaran en serio hace años habrían propuestas sensatas, como cambiar la educación sexista”.

“Lo mismo ocurre con los políticos, si ellos se lo tomaran en serio generarían otras políticas que pudieran apuntar más al colectivo, a que la ciudadanía se una. Pero los políticos no están dispuestos a entregar más, a la hora de generar reflexión sobre las mujeres, de poner recursos y sentarse a pensar herramientas para erradicar la violencia hacia las mujeres, no lo hacen”.

Hace poco más de un mes el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) lanzó una campaña de Previsión de Femicidio 2016, que hace un llamado a la ciudadanía a denunciar. Para Lorena Astudillo el papel de la institución debiera ir más allá de hacer un llamado. “El SERNAM está al debe con lo que implica el femicidio, porque sigue viéndolo como un problema de pareja, sigue viendo a la mujer en un ámbito privado y familiar, como si fuera el único rol que tienen las mujeres”. Agrega que “cada SERNAM –dependiendo del gobierno de turno- tiene una mirada distinta frente a este tipo de problemática y que “siempre esta institución estará teñida con los acuerdos políticos de quienes tienen el poder”.

Reparación y sanciones

A simple vista la solución más rápida y efectiva para combatir los femicidios y la violencia hacia las mujeres es realizar una denuncia, que la víctima vaya a la policía y que interponga una demanda para frenar el maltrato físico y/o sicológico y así evitar la muerte. Para la coordinadora de la Red de Violencia Hacia las Mujeres, la erradicación de la violencia y la reparación a las niñas y mujeres va mucho más allá de una simple denuncia. “Chile no tiene ningún sistema de reparación para las mujeres que han vivido cualquier tipo de violencia, y no estamos preparados como país para reparar las secuelas de un femicidio frustrado en las mujeres. El sistema de reparación en las salas del SERNAM –por lo general- son un par de meses que, obviamente, no es suficiente y no hay otro tipo de reparación, la mujer se las tiene que arreglar por sí sola”.

Lorena Astudillo insiste en que este problema pasa por la cultura en la que la ciudadanía está inserta, ya que ese es el origen de que la mujer sea maltratada y violentada hasta llegar –en muchos casos- a la muerte. Una de las luchas que tienen las organizaciones feministas y una manera de cambiar -paulatinamente- la cultura del país, es que los medios de comunicación sean sancionados. “Los medios que trivializan la violencia contra las mujeres debieran tener una sanción, debieran ser convocados a informar de otra manera y de respetar el concepto de mujer”, advierte Astudillo. Al leer o ver estos medios, inconscientemente se va naturalizando la violencia. “Si estos trivializan, banalizan y se burlan de la violencia contra las mujeres, el patrón comienza a repetirse en la ciudadanía”.

“En el tiempo hemos hecho propuestas así de básicas y otras mucho más grandes, pero cuando se tomen en serio este tema y las propuestas, quienes tiene el poder de definir cómo vivimos, podremos estar avanzando hacia un cambio cultural y en definitiva a frenar los femicidios”, concluye Lorena Astudillo de la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres.


adriana munoz

Adriana Muñoz, senadora PPD

“Hay mucho retraso de parte del Ejecutivo en el tema de los femicidios”

 Por Jocelyn Escárate

Al inicio de abril se dio a conocer en diversos medios de comunicación el fallo del Tribunal Oral en lo Penal de Ovalle contra Marco Olmos Barraza quien apuñaló a su esposa, Karol Pizarro, con una tijera de podar en diversas partes del cuerpo en julio de 2015. El tribunal no dictaminó una pena de cárcel –como muchos hubiesen esperado– para este cuasi femicida, sino que aplicó las atenuantes de ofuscación y celos gatilladas por infidelidad, establecidas en nuestro Código Penal, condenando sólo a cinco años de libertad vigilada intensiva al agresor.

La senadora del Partido Por la Democracia (PPD) por la Cuarta Circunscripción de Coquimbo, Adriana Muñoz, fue una de las tantas mujeres que alzaron la voz en las redes sociales respecto a este inaceptable fallo. Muñoz fue una de las autoras del proyecto de ley que tipifica el femicidio íntimo, presentado el año 2005 y, por lo mismo, el fallo del Tribunal de Ovalle no le era para nada indiferente.

“El proyecto de ley original eliminaba los atenuantes de ofuscación y celos, pero esto se perdió en todas las comisiones, ni siquiera pasó a la sala”, cuenta Muñoz. Agrega que“nosotras señalamos que era necesario que esta atenuante no se aceptara, puesto que los celos o la ofuscación no podían justificar el asesinato a una mujer”. Sin embargo, el debate que se realizó respecto al tema fue bastante primario y sólo con la presencia de muchas organizaciones de mujeres que estaban en contra de la violencia de género se logró su aprobación. “Después de haber sido derrotadas en las comisiones yo pensé que esto también se iba a perder en la sala”, cuenta la senadora.

¿Qué ocurre con el femicidio público en Chile?

La gran tarea pendiente que tenemos como sociedad es “tipificar el femicidio público, que es el asesinato de una mujer que no se circunscribe dentro de un vínculo familiar o afectivo”. Para esto, la senadora Muñoz está preparando un proyecto de ley que busca incorporar una figura en el Código Penal que esté fuera del parricidio y que avance en tipificar el femicidio como violencia de género, además de reducir más el marco de aplicación de los atenuantes.

En un comienzo, el ámbito público no se incorporó a la ley de violencia intrafamiliar porque había mucha resistencia de legislar respecto al femicidio. Según la senadora Muñoz esto se daba porque “mucha gente lo encontraba innecesario, porque el Código Penal ya respondía a los homicidios y decían que si se tipificaba de manera distinta el asesinato de una mujer, se estaba incurriendo en una discriminación”.

Actualmente, el gobierno está preparando una modificación al Código Penal y por lo mismo, la senadora Muñoz dice que esta es la oportunidad para incorporar la figura de violencia de género o el concepto de “odio de género” –como se ha trabajado en otros países– a nuestra legislación. Sin embargo, es clara en señalar que “hay mucho retraso de parte del Ejecutivo en el tema de los femicidios”. La senadora dice que ella siente un profundo malestar respecto a cómo las autoridades han tratado este tema en nuestro país. “Nosotros deberíamos haber dado una señal de que no nos era indiferente que haya habido 12 mujeres asesinadas en los primeros tres meses de este año”, asegura. La cifra que detalla la senadora corresponde a las informaciones de SERNAM; organizaciones de mujeres y feministas dan cuenta de 14 femicidios en 2015.

Aclara que “presentar este proyecto, que amplía el femicidio a lo que es violencia de género, va a abrir un debate que es muy importante que empiece y que haga remecer las conciencias y las conductas tan patriarcales que existen hoy en nuestro país y que no hemos podido derribar”.

“Hay un sistema de control de las medidas cautelares que no está funcionando”

Adriana Muñoz es una de las legisladoras que ha centrado bastante su trabajo en que se protejan los derechos de las mujeres. Hace unos años, presentó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley en materia de prevención de femicidios que buscaba instalar en los tribunales de familia un sistema telemático de control de las medidas cautelares ya que las actuales se aplican y son ineficaces e ineficientes. “Hay golpeadores que tienen cautelares que igual se acercan a las casas, a los lugares de trabajo y asesinan a las mujeres. Hay un sistema de control de las medidas cautelares que no está funcionando”, afirma.

Lamentablemente, este proyecto nunca prosperó en la Cámara pero, de todas formas, la senadora lo presentó en la Comisión de Constitución del Senado el año pasado y logró que comenzaran a tramitarlo. La senadora Muñoz afirma que el Ejecutivo le señaló que es un sistema imposible de implementar debido a su alto costo y porque la cantidad de medidas cautelares que se decretan en los tribunales de familia son demasiadas.“Conversé con la ministra de Justicia y me dijo que no estaban los recursos”, dice.

No conforme con aquello, la parlamentaria plantea que sería posible incorporar otro tipo de tecnologías para ayudar con la prevención de los femicidios, por ejemplo “incorporar un dispositivo a los celulares de las víctimas que pueda servir como una especie de botón de pánico. Esto es barato y lo podríamos incorporar al proyecto de ley”. La legisladora dice que este botón de pánico tendría que estar vinculado con la unidad policial que se hará cargo del seguimiento y del control de las medidas cautelares que establezcan los tribunales de familia.“Pienso que sería una señal, al menos, de preocupación que en una agenda anti-delincuencia podamos incorporar también sistemas de prevención de femicidios”.

Pero eso no es todo, la senadora cree que los propios Tribunales de Justicia deberían idear una forma para hacerse cargo de monitorear las medidas cautelares que dictan a través de unidades que hagan un seguimiento permanente, riguroso y sistemático de ellas, “pero esto es una decisión política y, por lo que he visto, ni siquiera la muerte de 12 mujeres ha gatillado la decisión de decir que esto es una prioridad”.

“La campaña de la PDI es insuficiente”

El pasado 15 de marzo la Policía de Investigaciones (PDI) en conjunto con el SERNAM, lanzó una campaña que llamaba a denunciar la violencia intrafamiliar contra las mujeres. La senadora Muñoz es clara en afirmar que “la campaña de la PDI es insuficiente”, ya que según lo argumentado por la legisladora, la etapa de la denuncia está prácticamente superada porque las mujeres hoy en día se atreven cada vez más a denunciar.

Muñoz cree que lo que deberían hacer ambas instituciones que encabezan la acción comunicacional, en conjunto con Carabineros, es construir dispositivos de acción que les permitan actuar vigilando el cumplimiento de las medidas cautelares. “Las mujeres están arriesgándose a la denuncia, pero luego de esto ¿quién las protege? Creo que a eso debería apuntar la PDI y el SERNAM”, sentencia la legisladora.

 


Paula Saez chica

Paula Sáez, psicóloga

“En un femicidio el quiebre que se produce en los niños y niñas es irreparable”

Por Nancy Muñoz

A marzo de 2016, el SERNAM consigna que se han cometido doce femicidios en Chile. Sin embargo, el pasado 10 de abril se encontró el cuerpo de una mujer de 22 años, con un embarazo de 5 meses, en la región del Bio Bio. Según informó la Policía de Investigaciones, el autor del asesinato fue un amigo de la víctima, quien después de confesar el crimen fue formalizado por el delito de homicidio calificado con alevosía y ensañamiento.

Esto evidencia que el listado de hechos de violencia de género contra las mujeres, con resultado de muerte, suma y sigue. Algunos de ellos, no son calificados como femicidio ya que la ley 20.480 que modificó el Código Penal y la Ley de Violencia Intrafamiliar establece que el femicidio sólo es aplicable cuando los actos de violencia son cometidos por marido, ex marido, conviviente o ex conviviente y deja de lado aquellas formas de violencia contra las mujeres ejercida por vecinos, amigos, pololos o conocidos, o los hechos de violencia sexual que terminan con un asesinato.

La violencia hacia las mujeres con resultado de asesinato es un tema que abarca diferentes aristas: ¿Qué pasa con los niños y niñas que han sido parte de ella? ¿Cómo afecta el femicidio a los hijos e hijas que fueron parte de un núcleo familiar que amparó las agresiones? Paula Sáez, psicóloga y directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB) y columnista estable de Radio Cooperativa afirma que “en un femicidio los niños y niñas son tan víctimas como la madre”.

La académica es enfática a la hora de asegurar que los niños y niñas que viven violencia en su núcleo familiar con resultado de muerte de la madre, son víctimas directas de violencia y no simples testigos de un hecho delictual y, por lo tanto, hay que tratarlos como tales. “Pensar incluso que son víctimas secundarias es pensar que al estar sumidos en un clima de violencia no es de por sí violento”, dice.

La psicóloga especialista en género explica que las consecuencias de un femicidio en los niños y niñas son brutales – “por decirlo suavemente”, acota- ya que, resguardando las diferencias individuales, se produce un quiebre esencial que es irreparable. “Se quiebra la línea vital, se quiebra el proyecto de vida y se quiebra su mundo tal cual lo conoció sea violento o no; pero es el mundo que conoció”, afirma Paula Saéz.

Junto a esto, asegura que muchas veces el menor queda envuelto por la sensación de vulnerabilidad, de terror y de confusión muy difícil de superar, ya que lo que se produce es un despojo del mundo cotidiano y de la vida que ellos tenían. Muchas veces los niños y niñas que han vivido en un entorno de violencia y han sido parte de un femicidio pasan por un duelo traumático que, más allá de la pérdida violenta de la madre en un momento crucial de sus vidas, conlleva también un duelo familiar, la pérdida simbólica del padre que en buena parte de las ocasiones coincide con el agresor– ya sea por encarcelamiento o suicidio– y una posterior dificultad de integración. “Se pueden construir otras cosas, se pueden aliviar ciertas heridas, se puede tratar de hacer una nueva vida; pero en un femicidio el quiebre que se produce no es reparable”, asegura la psicóloga de la UNAB.

Hasta marzo de este año, según cifras del SENAME, 67 niños y niñas han estado involucrados en un femicidio o en un femicidio frustado. Para la Paula Sáez un niño o niña que evidencia violencia al interior del hogar puede ser afectado de diversas maneras y manifestar secuelas que dependerán de cada caso. Depresiones importantes, alteraciones conductuales, inseguridades, carencias afectivas y dificultades para adaptarse, son sólo algunas de las consecuencias directas. Sin embargo, realizar un listado de los daños resulta apresurado pues en cada menor que ha presenciado violencia y un posterior femicidio, las preguntas, los efectos y las complejidades son distintas.

Para Paula Sáez cuando ocurre un femicidio, el tema adquiere características mayores que complejizan aún más la adaptación y las posibles secuelas de los niños y niñas. Además de canalizar la violencia que en muchas ocasiones ha sido parte de su vida cotidiana, también deben entender que fue el padre, o a quien consideraban como tal, el responsable de quitarle la vida a una figura tan importante como su madre. “Para esos niños y niñas el conflicto es tremendo porque no sólo estuvieron expuestos a esta dinámica de violencia que probablemente no empezó ahí, sino que además su madre fue asesinada brutalmente”.

El hogar es un espacio de aprendizaje, de guía para lo que será la vida en un futuro, pues es allí donde se genera el proceso de sociabilización primaria que determinará cómo el niño o niña se relacionará con el mundo y donde se entregan los elementos para poder crecer como ser humano integral, afectivo y racional. Pautas de relaciones, nociones de respeto, códigos de amor y pautas conductuales, son algunas de las enseñanzas que se producen en el núcleo familiar.

Vivir en un contexto donde la afectividad está cargada de ambivalencia y donde el mensaje de la violencia está asociado al amor, puede tener efectos posteriores importantes en la vida de los niños y niñas. “Un niño que vive o presencia violencia puede, eventualmente en el futuro, identificarse con esas prácticas y replicarlas en su vida adulta o puede desarrollar sentimientos de precariedad y de abandono que son muy difíciles de borrar”, asegura Paula Sáez directora de la Escuela de Psicología de la UNAB.

Por otro lado, la psicóloga experta en Psicoanálisis dice que muchas veces los niños y niñas también son foco de agresión física y psicológica. Son utilizados como objetos de agresión y como forma de venganza hacia aquella mujer que el agresor desea castigar. “Muchas mujeres se dejan golpear e incluso se dejan violar para proteger a los niños y niñas del círculo de la violencia”, asegura.

El SENAME re edita la desprotección

Investigaciones aseguran que el femicidio constituye una vulneración de los derechos de los niños y niñas, ya que es un momento que se marca por múltiples cambios sociales y afectivos y que considera- sin duda- la adaptación a nuevos espacios que muchas veces no están al alcance de ellos. Paula Sáez asegura que en este proceso el papel del Estado resulta fundamental porque para estos niños y niñas “es un escenario de horror, con un desenlace que no podemos prever pero que sí se puede y debe acompañar”.

En ocasiones el femicidio no sólo termina con la muerte de la madre sino que muchas veces el agresor– el padre o el padrastro– se quita la vida, situación que aumenta la sensación de abandono del menor. En esto casos, los Tribunales de Familia derivan al niño o niña a un adulto responsable y de confianza que, por lo general, coincide con la familia de la madre. Sin embargo, si ésta no cumple con los requisitos se busca una familia de acogida.

De esta forma, el SENAME cuenta el “Programa Familias de Acogidas (FA)”: programas especiales destinados a la atención de niños y niñas que se encuentran en situación de desamparo producto de la vulneración de sus derechos. Si bien para Paula Sáez la contención es el paso fundamental y principal para que el menor supere de la mejor forma lo sucedido, cree que el SENAME es un servicio que debe ser revisado porque no cumple con los objetivos de protección, de reparación y de acompañamiento que se suponen deben recibir los niños y niñas. “La estructura que tiene el Estado– a través del SENAME– sólo re edita la desprotección. No es una mirada integral para niños y niñas sino que tiene un claro prejuicio social y desde esa perspectiva a mi me parece que está haciéndolo mal”, sentencia.

Para la académica, el Estado debiese favorecer el trabajo de vinculación del niño o niña con el medio y, sin duda, que el apoyo familiar es el primer paso para que puedan generar nuevas relaciones de re vinculación afectiva, cariñosa y positiva. “Generar un espacio vinculante afectivo y proveer de la ayuda y de los servicios necesarios para que la familia pueda reconstituirse es lo primero que el Estado debiese hacer”, sugiere Sáez.

Si bien para la investigadora el apoyo psicológico resulta fundamental en este proceso, cree que no es necesario institucionalizar al niño o niña ya que las vivencias traumáticas son personales y cada uno la vive a su forma. Ella cree que es allí donde la familia cumple un papel fundamental, es ella la que debe encontrar la manera de ir acompañando el ritmo de los niños y niñas, dándole información y explicación en un lenguaje que para ellos sea comprensible y, sobre todo, rodeados de mucha seguridad para que no les cause más daño, impacto y abandono. “Creo que la institucionalización innecesaria lo único que hace es revivir la violencia y traumatizar aún más. Hay que respetar los procesos individuales”, dice.

Para la psicóloga resulta importante e insiste en no olvidar que en un femicidio los niños y niñas también son víctimas de violencia y, por lo mismo, deben ser tratados como tal. Si bien admite que no hay una manera específica de relacionarse con este hecho ni pautas para superar el episodio, sí hay que tener claro que “son niños y niñas abandonados, desprotegidos y que deben recibir toda la protección que esté a la mano de todos nosotros y, sobretodo, deben recibir una ayuda integral por parte del Estado”, concluye.

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