Brasil: Más del 70% de las trabajadoras domésticas no tienen libreta de empleo

Por Adital,

Ellas despiertan de madrugada, toman transportes colectivos repletos, saliendo del suburbio en dirección a los barrios de clase media y clase alta de las grandes ciudades del país, para comenzar otro día de trabajo.

Algunas veces, ni en casa duermen. Esta rutina fatigante es enfrentada diariamente por las empleadas domésticas del país, que tienen agravada su situación por la inseguridad laboral.

El próximo domingo (27) se celebra el Día Nacional de la Trabajadora Doméstica y, según la sesión brasilera de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), datos de 2006 señalan que el 72,2% de los trabajadores domésticos del país no tienen vínculo formal de trabajo. Pero esos números están avanzando, ya que entre 2004 y 2006, la ocupación doméstica aumentó un 4,6%, mientras que el empleo formal creció el 10,2%.

Estos avances, sin embargo, no son suficientes para superar el cuadro de precariedad, caracterizado por la falta de libreta de empleo. "El respeto de la dignidad de las trabajadoras y de los trabajadores domésticos, será directamente proporcional a la mejora de sus condiciones de trabajo y al mantenimiento y perfeccionamiento de políticas públicas orientadas hacia la promoción del trabajo decente para esta categoría", dice la OIT.

El trabajo doméstico brasilero es ejercido por cerca de 6,6 millones de personas, con más de 16 años, y las mujeres corresponden al 93,2% de ese total. Las mujeres negras son más del 21% de esas trabajadoras. Según la OIT, el trabajo doméstico representa el 16,7% del total de la ocupación femenina en Brasil. Más del 75% de las mujeres negras que son trabajadoras domésticas no tienen libreta de empleo. Entre las mujeres no-negras ese porcentaje es del 69,6.

Mayoritariamente ellas son empleadas domésticas, cocineras, gobernantas, niñeras, lavanderas, limpiadoras de casas, acompañantes de ancianos; mientras que los trabajadores domésticos ejercen servicios de vigilancia, choferes particulares, jardineros y caseros.

El trabajo doméstico en el país no es contemplado por la misma legislación que las otras profesiones u oficios, lo que limita el acceso a sus derechos. Además, la relación dentro de las casas genera una situación de ambigüedad, que confunde los papeles de profesional y de familiar.

En 2006, el rendimiento medio mensual en el trabajo doméstico fue de R$ 331,94. Es una remuneración muy reducida, tanto para los hombres como para las mujeres. Pero todavía existen diferencias. En 1995, las mujeres negras recibían poco más del 55% de los rendimientos de los hombres blancos, en 2006, ese número cayó y llegó al 66,4%.

"Incluso en este sector todavía bastante precario del mercado de trabajo, las desigualdades de género y raza reproducen la lógica del mercado de trabajo más amplio: los hombres blancos siguen gozando de los mayores rendimientos, seguidos por los hombres negros y, por fin, de las mujeres blancas y negras, en ese orden", dice la OIT.

Para la OIT, el trabajo es fundamental para promover la superación de la pobreza, la democracia y el desarrollo de los países, por eso debe ser adecuadamente remunerado, ejercido en condiciones de libertad, equidad y seguridad, libre de cualquier forma de discriminación. En Brasil, sin embargo, presenta enormes déficit de trabajo decente y ninguna categoría profesional expresa tan claramente la discriminación en el mercado de trabajo como ésta.

COMMENTS