Carol Crisosto vocera de laicas y laicos de Concepción: “Ellos se han desviado del camino, no quieren escucharnos”

Carol Crisosto vocera de laicas y laicos de Concepción: “Ellos se han desviado del camino, no quieren escucharnos”

Por Valentina Silva

Católica, laica, feminista y consejera. Una mujer que escucha a víctimas y personas testigos de abusos sexuales, de poder y manipulación de conciencia. Crítica con la iglesia actual; esa que define como vertical y machista. Carol Crisosto busca que la mujer se visibilice, que se haga justicia y se sepa la verdad de lo que pasa al interior de la Iglesia Católica.

Hace aproximadamente 20 años que es parte activa de la Iglesia Católica de Concepción. Tras su separación matrimonial, se acerca a la iglesia por medio del colegio de sus hijos, los Sagrados Corazones, es ahí donde en 1998 hace su Primera comunión y luego complementa su bautismo con otro sacramento, la Confirmación. Es feminista, vocera de los Laicos y Laicas de Concepción y lucha activamente para que se denuncien los abusos de poder ocurridos en la iglesia. A la fecha, ha escuchado decenas de casos de personas víctimas y testigosde abuso sexual, de poder y de manipulación de conciencia. Espera que la iglesia se reconstruya con una estructura horizontal donde nadie sienta miedo de hablar.

Su blog ha sido el pilar para transformarse en una líder de los laicos y laicas de Chile. Durante mediados de julio realizaron un encuentro al que pensaron, solo asistirían personas de su comunidad. Sin embargo, fue un encuentro nacional donde participó gente de Chillán, Temuco, Santiago y Osorno para hablar sobre la crisis que vive actualmente la Iglesia Católica. Central en el encuentro fueron las preguntas sobre el por qué no han salido a la luz todos los casos de abuso de poder y sexual. Algo que llamó su atención y la de otros asistentes, fue la participación de religiosas sin hábito, que fueron porque temían que en dicha reunión se conversaran cosas en contra la Iglesia Católica. 

Más que Karadima en el bosque

Cuando se enteró de lo que ocurría con el discípulo de Fernando Karadima, Juan Barros, en Osorno, comenzó a dar una lucha que nunca pensó traería tantas consecuencias en su vida personal. La comunidad de personas laicas de Concepción a la que pertenece, decidió ir en apoyo a las víctimas para sacar a Barros. En su blog personal escribió columnas de opinión sobre los abusos y posibles encubrimientos que luego fueron replicadas en algunos medios tradicionales. Cuando vino el Papa Francisco en enero de este año, viajó a Santiago con la comunidad de laicos y laicas de los Sagrados Corazones de Concepción, y con carteles y cánticos exigió la salida de Barros; hasta ese momento el principal representante de la Iglesia Católica en Osorno. Para Crisosto “nadie puede estar ajeno a las injusticias dentro y fuera de la iglesia”.

Sin saber aún lo que pasaba en su propia ciudad, apoyó en todo momento a las víctimas, y remecida por las decisiones del Papa al aceptar las renuncias de todos los obispos, se dio cuenta que el rechazo a Barros por encubrir los actos abusivos de Karadima no era un caso aislado. Que lo que estaba pasando en Chile era una realidad y extendida.

Creo que Karadima queda chico al lado de todo lo que estamos viviendo, si bien los hermanos dieron la lucha, dan la cara y se manifiestan, esto era más que Karadima. Lo estamos viendo en distinta ciudades y en distintas arquidiócesis. Entonces qué peligroso es haber confiando en la iglesia institucional, con guías que no dan el ancho, no van acorde al evangelio que utilizan a las personas, y pareciera que no tuvieran fe”, dice.

Carol Crisosto asegura que actualmente existe una iglesia autoritaria y vertical, que le teme al caos y a lo que las personas puedan decir, quitándole valor a la verdad. “Aquí nadie nació siendo parte del clero somos todos pueblo de Dios. Pero ellos se han desviado del camino, no quieren escucharnos y han hecho lo que han querido ¡Las barbaridades más grande contra los hijos e hijas del Señor! Entonces eso no puede ser, y si pasa y si pasó, hay que actuar en consecuencia, a eso estamos llamados y a ese es el llamado como laica, y como vocera”, exclama.

Teología Feminista

La teología feminista la define como la labor de mujeres por posicionarse al interior de la Iglesia, pues desde siempre ha predominado una estructura con visión patriarcal. Crisosto cree incluso que las personas se quedaron con la visión de que la mujer salió de la costilla de Adán, pero es el Génesis el que indica que el hombre y la mujer nacieron al mismo tiempo.  Ella junto con otras mujeres de iglesia forman parte de un grupo de católicas que a través de la teología feminista han visibilizado los problemas que han tenido durante siglos. “Por qué tanto resentimiento con la mujer, por qué tanto descrédito de los mismos relatos. Hay que entender que esto -la iglesia- fue construida desde la experiencia del patriarcado”.

Crisosto asegura que “si las mujeres estuviésemos encargadas del Tribunal Eclesiástico en nuestra iglesia, estas cosas no hubiesen sucedido hasta llegar a lo de hoy. Si las mujeres tomáramos decisiones dentro de la iglesia, tampoco esto estaría pasando. Pero como nos han visto como personas de segunda clase…”. No solo al interior de la iglesia se generan situaciones de discriminación a la mujer. “Hay parroquias o diósesis en que no se permite que las laicas sean acólitas, eso es lo más absurdo. A Antonio Moreno el antiguo Obispo, él prohibía que hubiesen mujeres acólitas, era mal visto.”

Los líderes de la Iglesia Católica en Chile han opinado respecto a temas como el aborto, dejando en claro su posición conservadora y tradicional, muy por el contrario de lo que opina Carol Crisosto y de lo que cree, piensan otras fieles. “La voz que se ha escuchado es la del obispo, de los curas, la voz de los conservadores, yo hace tiempo escribí sobre que muchas mujeres católicas estamos porque la mujer sea plena en sus derechos. Apoyarlas y no castigarlas, ni penalizarlasSi nosotras vemos que una mujer decide el camino del aborto en las tres causales que hoy se permiten, hay que apoyarla, en el sentido de conversar con ella, sostenerla, y que ella decida; que cualquiera que sea la decisión que tome siempre estaremos con ella. No criminalizarla”.

Los hijos e hijas de sacerdotes, las otras víctimas

De los casos más aborrecidos para quienes se sienten cristianos, desconocido hasta el momento por otros, son los hijos e hijas de sacerdotes. Las mujeres fueron manipuladas de tal manera que nunca se ha sabido algo de esas vidas. Se vive en silencio. Carol Crisosto sabe que muchos sacerdotes viven una doble vida. Ha escuchado de casos en el que “el papá va a ver al hijo los fines de semana, en un pueblo aquí cercano y jamás dio la cara. Entonces estos hombres son además cobardes… Aquí hay gente que vive con doble vida feliz. Hay un cinismo y eso no puede pasar. Todos me dicen “déjalos” pero no, porque cuando hay hijos e hijas de por medio eso cambia, hazte responsable. ¿Cuántas mujeres han demandado por pensiones de alimento y ahí están?”.

Crisosto desconocía que alrededor de su lucha contra abusadores y encubridores, se estaba generando y construyendo un alo de seguridad y confianza. Víctimas esperanzadas por sentir apoyo, comenzaron acudir a ella para ser escuchadas. “No sé qué dije, ni qué hablé, pero de pronto alguien dijo ‘yo confío en ella’, y empecé a recibir testimonios de personas que han estado sufriendo con lo que ha pasado, testigos de primera línea, o personas que sí han sido acalladas por decir la verdad, que no pueden hablar porque no hay apoyo adentro”. Los testimonios de las personas que han confiado en ella reconocen estar atados de manos porque los sacerdotes no permiten que otros casos salgan a la luz.

Reconoce que intenta trabajar con las personas que se sienten víctimas de la iglesia. No se considera una experta. Dice que no cuenta con las condiciones para solucionar los problemas, pero sí tiene contactos para quienes lo necesiten.“He recibido testimonios, con mucho miedo, de mujeres que acompaño para que ellas mismas decidan cuándo y cómo hacerlo (denunciar) para no entorpecer esta acogida porque si presionas se alejan, es un trabajo bien delicado y profundo”, aseguró. Cree que lo que estas personas necesitan es un hombre o una mujer de iglesia que les crean. “Como Iglesia no estábamos creyendo en las víctimas y las estábamos juzgando de alguna manera con nuestro silencio”.

Abuso sexual, poder y manipulación de conciencia

Para la vocera de los laicos y laicas de Concepción, actualmente no solo existe abuso sexual al interior de la Iglesia Católica, “hay otras clase de abusos que también te dejan huella en la vida y que corrompe tu manera de vivir con el evangelio”. Por eso Carol Crisosto se encuentra en una compleja situación: no quiere entorpecer los procesos judiciales ni personales de las víctimas y cree que debe resguardar la identidad de las personas porque las represalias se dan al interior de las instituciones religiosas, las más perjudicadas son las que aún conviven con ellos. 

Con amenazas y posibles represalias a cuesta, recuerda episodios de abuso. El primero sobre manipulación de conciencia hacia una mujer joven de Concepción que fue discriminada por asumir la maternidad sola. La joven ingresó a la carrera de Religión de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, con la ilusión de ejercer como profesora. Sin embargo, el obispo de la época, Antonio Moreno, le impidió continuar con su carrera por ser una mujer soltera y estar embarazada.Para él era una deshonra para la iglesia. Tras un permanente hostigamiento, finalmente, la joven desistió de ser profesora y abandonó sus estudios.El obispo falleció hace dos años y es complejo avanzar en una investigación.

Otro caso de abuso. El de una religiosa al interior de un convento. Ella no puede hablar porque ejercen poder de tal manera que la atemorizan. Adentro convive con la jerarquía de la iglesia, que las deja como mujeres de segunda categoría. Crisosto asegura que“la estructura de la iglesia así como está, es perversa. Eso te impide llegar, te impide confiar, porque es un poder soterrado, es un poder manejado desde la oscuridad, no desde la luz de la Iglesia… los abusadores están adentro, eso no puede quedar en la impunidad, y menos las personas que encubrieron y se quedaron callados que no confiaron en las víctimas”.

Carol Crisosto se manifiesta como una mujer fuerte y empoderada que busca abrir otro camino como católica. Un camino donde todos tengan cabida, un camino poco tradicional pero acorde a lo que se vive actualmente. “Esa es nuestra universalidad, abrazar a todos y a todas… Desde el corazón que crece en la fe y que crece a través de Jesús, aquí todos tienen cabida, trans, viejos, viejas, niños, bebés, mujeres, hombres, gays, lesbianas. Todos. Hasta hoy no hemos sido capaces de abrazarlos en su totalidad”.

Con convicción afirma que dando su apoyo a las víctimas ella no pierde nada. “Como laica no tengo nada que perder, a mi no me van a excomulgar. Soy parte del pueblo de Dios. ¿Qué me pueden hacer? Tengo mi fe intacta y todo lo hablo acorde al evangelio, eso es ser iglesia. Me siento llamada a buscar en correspondencia el amor que Dios nos tienes, a amarlo a través de mis semejantes con todas mis limitaciones”.

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