Cuba: Pioneras de la masonería femenina

Cuba: Pioneras de la masonería femenina
Por Patricia Grogg | 2.5.2008 Artemisa Noticias

La menor tiene 18 años y la mayor, más de 60. Sus profesiones y oficios son diversos: médicas, psicólogas, arquitectas, cantantes, estudiantes universitarias, técnicas, amas de casa. Por ahora son 32 estas mujeres que, desde hace poco, integran las dos primeras logias masónicas femeninas de Cuba.

"La mujer cubana se impone y tiene un lugar en la sociedad, ¿por qué no tenerlo también en la masonería?", dice Milagros Rodríguez, profesora de geografía, Venerable Maestra de la Logia Victoria, de Pinar del Río, instalada el 3 de abril junto a la logia Venus, de Ciudad de La Habana, por sus "hermanas" chilenas.

Rodríguez es una de las 24 maestras que, además de ocho aprendizas, fueron iniciadas por la Gran Logia femenina de Chile, la cual envió con tal fin, a la capital cubana, una amplia delegación encabezada por la Serenísima Gran Maestra Orieta Valdés y parte de su oficialidad.

Llegar hasta ahí no fue fácil para las cubanas. Un Comité gestor de la masonería femenina en Cuba, presidido por Digna Gisela Medina, médica máxilo facial en un hospital habanero, comenzó en 2005 la meticulosa labor previa de organización, seguida de cerca por las masonas chilenas.

"Ha sido un trabajo muy delicado, complicado, porque hubo que hacer todos los preparativos para la fundación de logias masónicas femeninas en un país donde no había mujeres masonas", explicó Manuel Collera Vento, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba de 2000 a 2003 y fuerte defensor del ingreso de mujeres a esta institución.

"Ellas debieron prepararse prácticamente solas y esa fue la mayor dificultad, pero la vencieron exitosamente y ya tenemos dos logias femeninas en Cuba", indicó Collera Vento, quien reconoció que, en la realización del proyecto, no faltaron dificultades, como cierta resistencia entre sectores más conservadores de la masonería masculina.

En ese sentido, aclaró que no se trata de una postura oficial adversa del organismo másonico, sino de "corrientes de pensamiento" contrarias que no significaron una "traba" en el camino organizativo. "Personalmente, pienso que la masonería ha perdido vigencia en el mundo por excluir a la mujer", indicó.

La iniciación masónica de mujeres conlleva un concepto de irregularidad, pues, según un antiguo Límite (Constitución de Anderson de 1723), la Masonería es sólo para hombres. Sin embargo, en la actualidad son varios los países donde prosperan Logias femeninas, como Francia, Bélgica, España, Argentina y el propio Chile, entre otros.

En ese sentido, el auspicio de la Gran Logia Femenina de Chile liberó de cualquier compromiso a la Gran Logia Masculina de Cuba, que arriesgaría su regularidad y el reconocimiento de las Grandes Logias con las cuales tiene relaciones interpotenciales si aceptara mujeres entre sus miembros.

La regularidad en la masonería proviene del cumplimiento de ciertos requisitos para el funcionamiento de las logias, entre ellos el que la carta patente para su fundación debe provenir de una Gran Logia con autoridad para ello, la creencia en un Ser Supremo, la independencia de la masonería de Altos Grados, la prohibición de discutir sobre política y religión, y la observancia de los Antiguos Límites que también constituyen reglas a respetar.

El Comité Gestor cubano centrará ahora sus esfuerzos en la creación de una tercera logia, probablemente en Caibarién, localidad costera de la central provincia de Villa Clara, condición que les permitirá constituir su Gran Logia Femenina de Cuba.

El apoyo y asesoría de las chilenas continuará hasta que ese día llegue. "Nos interesa que se independicen y, además, están los elementos dados, porque hay muchas cubanas interesadas en pertenecer a la masonería", comentó a SEMlac la Gran Canciller de las masonas del país sudamericano, Mónica Morós.

Según estimaciones de Medina, quien además de continuar al frente del Comité gestor es ahora Venerable Maestra de la logia Venus, unas 60 mujeres de todo el país aspiran a participar del proyecto. "Estamos listas para crecer, el ser masonas nos ha creado una serie de expectativas como seres humanos", afirmó.

Para Miriam Silva, Relacionadora Pública de la Gran Logia Femenina de Chile, en las cubanas resalta no sólo la calidad humana, sino "la comprensión de la labor en que están empeñadas y la necesidad que tienen de ganar un espacio que les permita reforzar su rol de género".

"Las mujeres necesitan un espacio donde poder conversar con libertad de su propia problemática, de cómo enfrentar la vida y de qué manera les impactan las cosas. Ser mujer masona significa poseer una línea valórica, a la que se ha llegado por convicciones propias", consideró Silva.

En su opinión, el precepto que excluye a las mujeres de la masonería "ha sido superado hace muchos años. Pero tampoco somos una institución feminista, nuestra postura es integradora y creemos en la igualdad y universalidad del trabajo para ambos sexos", señaló.

Reconoció, sin embargo, que las mujeres "están quemando etapas de siglos de cierto atraso"; por tanto, todas las organizaciones que puedan trabajar a favor de ellas son bienvenidas. "La masonería puede ayudarla mucho a desenvolverse, a conocerse a sí misma, a entender mejor su papel en la sociedad y en la vida civil en general", dijo.

A su vez, Medina resaltó que el interés femenino por la Masonería viene de siglos atrás, sólo que no hubo espacio para que ellas pudieran desarrollarse hasta épocas más recientes. "En la medida en que la mujer fue logrando metas y creció su participación activa en la sociedad, comenzaron a crearse logias femeninas en el mundo", comentó.

Añadió que en la Historia de la Masonería cubana, la mujer siempre ha estado ligada, de una u otra manera, a sus actividades, apoyando como una columna externa todas sus obras y procederes, pero nunca se ha reconocido la necesidad real y palpable de introducirla dentro de la misma masonería.

A su vez, Collera Vento insistió en que no existe razón de tipo doctrinal, filosófica, esotérica o iniciática que impida que una mujer sea masón. "Todo lo que hace un masón es practicable tanto por el hombre como por la mujer. No hay diferencias en ese sentido", comentó.

En 1936, ante el interés femenino por incorporarse a la obra masónica y a propuesta del Gran Maestro Gabriel García Galán, se creó la asociación paramasónica Hijas de la Acacia, una institución autónoma, integrada por mujeres con reglamentación y liturgia propias, vigente hasta hoy en Cuba.

Especialistas en el tema explicaron a SEMlac que los fines de esa formación son esencialmente filantrópicos, caritativos y fraternales y resulta común que las Grandes Logias auspicien asociaciones femeninas "afines" a la Masonería, de ahí su carácter de paramasónicas. Es decir, sus integrantes no son masonas, aclaró una fuente consultada.

La Masonería se define como progresista filantrópica, integrada por personas de libre pensamiento, buenas costumbres, y que buscan la autosuperación y el perfeccionamiento humano. En sus filas conviven personas de diferentes credos religiosos, así como de distintas tendencias políticas y corrientes filosóficas.

En Cuba, la institución data de 1859 y entre sus iniciados figuran José Martí y otros muchos próceres independentistas. Pero en los convulsos años sesenta del pasado siglo, en los albores del proceso político encabezado por Fidel Castro, sus filas se debilitaron al punto de verse reducidas de 34.000 en 1959 a 19.582 miembros en 1981.

Disminuyeron sensiblemente sus recursos financieros y vieron limitadas muchas de sus gestiones filantrópicas de carácter privado. Sobre todo, sufrieron el éxodo de una buena parte de sus miembros, descontentos con la radicalización política de esos años, en tanto muy pocos jóvenes se interesaban por integrar sus filas.

"Pero la masonería siguió trabajando con el rigor de siempre y, pasada esa etapa, comenzó a crecer nuevamente de manera paulatina. Actualmente en el país hay unos 30.000 masones y 316 Logias", explicó Collera Vento, quien considera que la masonería es "popular" en Cuba debido a sus raíces, a que la generalidad de los luchadores independentistas eran masones.

Según conocedores del tema, hacia la década del ochenta del pasado siglo, se hizo evidente una posición oficial de apertura hacia algunas instituciones no gubernamentales, de carácter religioso o no, con lo cual disminuyeron las presiones que se manifestaron en los primeros años de los sesenta hacia los masones o personas que profesaban alguna creencia religiosa.

El ex Gran Maestro descartó que el orden político-económico imperante en Cuba pueda convertirse en una camisa de fuerza para la práctica masónica. "Constituimos una hermandad en la que caben todas las creencias y afiliaciones políticas. Además, en nuestro país siempre ha existido una relación de mutuo respeto entre las autoridades políticas, estatales o gubernamentales y las masónicas", aseguró.

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