Feminismo y nueva Constitución: Un proceso transformador para las mujeres

Feminismo y nueva Constitución: Un proceso transformador para las mujeres

Por Antonia Fava Etcheberry

Luego de darse a conocer las resoluciones de la mesa técnica sobre el proceso constituyente que se inició en Chile, la consigna de las organizaciones de mujeres y feministas ha sido una sola: la paridad. Las y los abogados que debatieron en torno a una propuesta no lograron llegar a acuerdo en esta materia. Tampoco en la incorporación de representantes de pueblos indígenas y personas independientes. Por esto, se han movilizado y activado distintos medios con tal de lograr que, cualquiera sea el mecanismo elegido para elaborar una nueva Constitución, este sea compuesto por la misma cantidad de mujeres y hombres.

Para mantener encendido el debate, el Instituto Igualdad junto con el Partido Socialista y la Fundación Friedrich Ebert Stiftung organizaron el seminario “Feminismo y Nueva Constitución”.  En él, participaron la representante del Frente Amplio de Uruguay, Patricia González y la abogada constitucionalista y concejala electa por Bogotá (Colombia) Heidy Sánchez. Junto a ellas, expuso también Catalina Lagos abogada y coordinadora del área Mujer, Género y Equidad del Instituto Igualdad y el abogado constitucionalista Francisco Zúñiga. Las experiencias de Uruguay y Colombia en lides similares, la importancia del proceso pre constituyente y algunas recomendaciones para las siguientes etapas que se enfrentarán en el país, fueron algunos de los temas que se abordaron.

Legitimidad

En Chile, la gran razón que motivó a la ciudadanía a manifestarse y salir a las calles a exigir una nueva Constitución, fue el origen que la actual tiene. Su diseño por la Comisión Ortúzar durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet genera un profundo rechazo. Las últimas encuestas de opinión son un reflejo de que la amplia mayoría de la ciudadanía quiere cambiar la carta fundamental. Para la abogada y feminista, Catalina Lagos, el problema está en la raíz y la forma en que se gestó. “Hay un déficit de legitimidad fundacional en la Constitución porque no hubo un amplio acuerdo social detrás de ella”. Agrega que un tema muy importante que responde al por qué es necesario cambiarla es que “las reglas que tenemos hoy día, no nos permiten hacer frente a las demandas sociales”.

Sobre esto mismo, el abogado constitucionalista, Francisco Zúñiga se refirió a la importancia y urgencia que tiene cambiar la actual Constitución por ser “un decreto de ley hecho en dictadura”. Para Zúñiga, “los grandes conflictos que desembocaron en la crisis que estamos viviendo están gestados en la actual carta fundamental (…) el excesivo presidencialismo, la primacía del modelo neoliberal (…) para replantear nuestra convivencia, es necesario cambiar nuestro ordenamiento.”

La experiencia de Colombia es muy interesante. Luego de unos complejos años 80, periodo en que recrudeció el conflicto armado, y en el marco de las elecciones nacionales de 1990, la confluencia de movimientos sociales llamada “La Séptima Papeleta” entregó un votó adicional en el que se consultaba a las personas si querían un cambio de Constitución. Los resultados fueron claros, más de dos millones de personas estuvieron a favor. Para los políticos fue imposible hacer caso omiso a esto. Se pronunció el constituyente primero que es la ciudadanía”, recuerda Heidy Sánchez.  Este hito permitió que en Colombia se convocara un plebiscito para formar una Asamblea Constituyente desde donde surgió la Constitución de 1996 aún vigente.

El feminismo en las calles 

Para la representante del Frente Amplio uruguayo, Patricia González, la tarea de los movimientos feministas es clave. Una tarea, advierte, que también debe hacerse de “manera correcta”. En su país, han logrado imponer ciertas leyes de equidad de género en algunas áreas, pero el camino recorrido hasta ahora, la ha hecho reflexionar al respecto. “Es importante ver en este proceso una oportunidad. Debemos reconocernos entre nosotras, la diversidad que existe, y cuánto tenemos para aportar. No todas las mujeres somos iguales”. Hace esta acotación para el abordaje de las demandas feministas y la elección de las representantes que se postulen a una futura Asamblea Constituyente (en el caso de Chile, una Convención Constituyente).

Para Patricia González, el rol del feminismo debe ser estratégico y así lograr ganar los espacios y avanzar. No se debe confiar cien por ciento en la paridad o en las cuotas, hay que elaborar un plan donde los distintos tipos de feminismos sean escuchados y representados porque sino se estará segregando y pasando a llevar diversas posturas que ahí se sienten representadas. En opinión de la frenteamplista es muy importante plantearse entre las mujeres qué temas se quieren instalar, tomando en cuenta todas las demandas feministas del territorio. Así también pensar en cómo instalarse en los espacios de poder que siempre han sido dominados por hombres.

Catalina Lagos, abogada y feminista, fue clarísima respecto a la importancia de la paridad:  “No se puede concebir un proceso de nueva Constitución sin el feminismo”. Y si bien las organizaciones de mujeres han logrado instalar temas que antes no se consideraban, menos en un proceso de cambio constitucional, para Heidy González es fundamental que no se bajen los brazos y no se confíe en lo ganado. “Es importante que todo el ejercicio de proceso constituyente esté acompañado en las calles por la ciudadanía”, sugiere la concejala electa por Bogotá.

Teniendo presente la experiencia en Uruguay, Patricia González reitera la importancia que tiene la forma en que se articule el feminismo (los feminismos) en este momento histórico que vive Chile. Esa organización cumplirá un papel fundamental. “La construcción del ejercicio político feminista es lo que puede sostener un proceso que realmente sea transformador para las mujeres”, manifiesta.

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