Gina Vargas, socióloga peruana: «Feministas, estudiantes y los Mapuche han sido motores en los últimos años, es ahí que comenzó esto»

Gina Vargas, socióloga peruana: «Feministas, estudiantes y los Mapuche han sido motores en los últimos años, es ahí que comenzó esto»

Especial Día Internacional de las Mujeres · Tatiana Hernández conversa con Gina Vargas

En el marco de la XIV Conferencia Regional de la Mujer de la CEPAL, conversamos con Virginia (Gina) Vargas, socióloga y activa feminista peruana. Co Fundadora del Centro Flora Tristán y de la división latinoamericana de DAWN (Development Alternatives with Women for a New Era). En América Latina, integra redes y plataformas como el «Programa de Estudios y Debates Feministas» de Flora Tristán, “Democracia y Transformación Global” vinculado a la Universidad de San Marcos en Perú y la Articulación Feminista Marcosur. Ha escrito variados libros y artículos sobre democracia, ciudadanía y Estado.

TH: Hoy nos encontramos en contextos de revueltas, autoritarismo. ¿Cómo ves el estado actual de la institucionalidad de las democracias para avanzar en derechos para las mujeres?

GV: La pregunta de los millones. Creo que en general para América Latina la democracia o esta forma de ejercer la democracia está en crisis. Está en crisis la forma en que la perciben, no dando  espacio a una democracia ampliada, cotidiana; a una democracia en las relaciones sociales, en la economía, en distinto ámbito. Entonces el núcleo democrático está cooptado por los poderes hegemónicos y los medios de comunicación, un buen sector pertenece a ellos. Eso hace que todo lo que es el asentamiento de una cultura democrática más amplia se vea perturbada por estos mal usos de la democracia. Incluso utilizando mecanismos democráticos como el impeachment para hacer acciones profundamente antidemocráticas, como lo que pasó con Dilma en Brasil pero también sucedió en Honduras y Bolivia. Han habido tres o cuatro casos similares en América Latina.

Mi primera impresión cuando vine a Chile en noviembre del año pasado; estaba fascinada con la forma de la movilización, me fui a las marchas, a las bibliotecas, me fui al ministerio contra Plá. Pero cuando comenzamos a entrevistar a las mujeres, a la red de mujeres profesionales que habían atendido a las mujeres violadas, realmente sentí que no habíamos salido de la represión que sufrí cuando Pinochet dio el golpe. Entonces, son 30 años donde estas dimensiones democráticas fundamentales se ignoraron dejando muy mal a la institucionalidad democrática de este país, siendo Chile uno de los países que tiene mayor institucionalidad con relación a otros países de la región. Eso es lo que se ha debilitado en este momento, creo que hay que recomponer o repensar hacia dónde queremos llegar, no solo en la democracia sino también la economía que ha cooptado las dinámicas democráticas.

TH: Independientemente de lo dramático que puede ser, como tú describes, el estado de la situación actual, particularmente por las violaciones a los derechos humanos, igualmente  podríamos entender que esta revuelta es una oportunidad para demostrar que los diagnósticos que las mujeres organizadas estaban haciendo sobre el modelo económico, eran correctos. Las mujeres hemos denunciado permanentemente las debilidades de las democracias, las debilidades de esta mirada tradicional de la economía representada en la frase que se ha acuñado tan fuertemente en esta conferencia: “El patriarcado ha hecho a nuestros cuerpos lo que el extractivismo le ha hecho al territorio”. Crees que esta es una oportunidad para el feminismo como una apuesta política para el nuevo escenario que se nos abre.

GV: Sin duda. Junto con la sensación de que estos 30 años no habían pasado el nivel de represión y brutalidad de Carabineros, lo que sí es extraordinario es el nivel de movilización alrededor de una causa de cambio, eso que han llamado la marcha de la dignidad. Eso es,  no es que la gente se muera de hambre necesariamente, es que la gente quiere una consideración mayor de sus derechos para poder… En la época mía,  terminé mi Sociología  acá en Chile  y no pague ni un centavo…

La primera vez, vi  a las tesis acá. Después voló y estuvo en India, en Turquía, estuvo en toda América Latina. Ha estado en Perú cuando organizamos el ALAS (Asociación Latinoamericana de Sociología) fueron allá. Ha sido un momento de mucha creatividad y creo que las feministas han sido lo máximo. Las protestas de los estudiantes y de la población indígena Mapuche son otras dimensiones que responden a demandas de la vida cotidiana no resueltas.

TH: Además de proyectos sociales, políticos, económicos y culturales, tienen estrategias de resistencia para enseñarnos.

GV: La resistencia ha sido increíble, entonces cuando llego y veo que las feministas se están juntando en este espacio que se llama Asamblea Feminista, hay otros también, pero la consigna principal que levantan es Asamblea Constituyente por lo que han estado luchando: Asamblea Constituyente Paritaria y Plurinacional, eso es un gol de media cancha porque eso no estaba en la agenda y ahora sí.  Ese es un tremendo aporte de la lucha nuestra porque entendemos que hay voces que han sido dejadas de lado; mucho más que a las de nosotras.

TH: Qué bonito lo que dices, porque da la impresión las feminista tendríamos más conciencia que la fragmentación política no nos hace bien para enfrentar lo que se nos viene y por otro lado, estas estrategias políticas de sumar demandas más que mirar todo como un proyecto político conjunto, ahí es cuando decimos: el feminismo cruza todo, no es una demanda más, no es que la plurinacionalidad sea una demanda más también.

GV: Ahí te cambia la fisonomía democrática, social y política del país. Creo que es toda una enseñanza esta experiencia, realmente. A pesar de los excesos, de los asaltos, de los destrozos, que son lamentables. Pero es inevitable que en este tiempo de explosión vital en Chile, no sucedan. Carabineros debería estar mirando un poco más eso, que persiguiendo a los manifestantes.

Chile y su relación con el cuerpo de las mujeres

TH: Dicen que las formas en que hagamos las cosas en Chile podrían ser un laboratorio para América Latina y probablemente para el resto del mundo.

GV: Sin duda porque han puesto el dedo en la llaga, porque toda la discusión del sistema ya esta tan generalizada. Como dice Alicia Barcenas acá en la CEPAL “bueno no llegamos al 2030 si no hay cambio de modelo”.  Sin embargo, los gobiernos no están asumiendo esto, incluso los entre comillas progresistas, todos han sido extractivistas de muchas formas. Entonces es muy complicado porque la contradicción está también entre la gente que es  aliada para estos cambios, pero son avances. Sí, la movilización de las mujeres ha sido increíble.

TH: Gina y en este laboratorio, pensémoslo como “Chile laboratorio”, hay una disputa entre dos grupos: aquellos que creen que hay que hacer una Comisión de Verdad a partir de lo que ha sucedido en Chile en materia de violaciones a los derechos humanos y otro que no, que sostiene que los mecanismos institucionales están operando para establecer verdad, justicia y transparencia en torno a lo que ha ocurrido. ¿Qué crees tu?

GV: Creo que se perdió la oportunidad de tener una Comisión de Verdad real con los crímenes de la dictadura. Creo que ha sido uno de los vacíos que existe en este proceso acá en Chile. Yo también quisiera que se formara una Comisión de Verdad ahora. Porque es cierto que hay posibilidades de avance; las leyes están de alguna forma, los ministros han retrocedido, también el presidente, pero creo que nos debemos una Comisión que sea capaz de establecer claramente cómo ha sido este proceso.

Nosotras vamos a hacer una causa abierta también en Chile. El caso chileno es paradigmático de lo que pasa en América Latina con relación al cuerpo de las mujeres. Ahí queremos realmente hacer algo impactante, entonces cómo no va a servir una Comisión de Verdad. Nosotras hace dos años hicimos el Foro Social Panamazónico y le toco a Perú,  va variando de país en país y fue impresionante la cantidad de mujeres indígenas amazónicas, andinas porque también se creó un día especial “Nuestros cuerpos, nuestros territorios”. Hicimos un tribunal (ético) con algunos casos de Perú, Guatemala y Chile, con lo sucedido a Lorenza Cayuhan, esta compañera Mapuche que la obligaron a parir engrillada. Su caso fue llevado por una  chilena y fue impactante, realmente muy duro. Entonces ahí hay unas deudas que solamente pueden ser zanjadas con este tribunal o en una Comisión de la Verdad o apertura de otro tipo.

TH: De acuerdo. Y con la experiencia tuya y con la vinculación que has establecido con las mujeres indígenas, no es fácil la relación con un feminismo hegemónico blanco que abarca nuestro territorio. Entonces se instala la frase “las feministas blancas que no nos vieron”…¿Cómo ves tú? ¿Como salir de esa dificultad de poder hacer política conjuntamente con esas mujeres indígenas?

GV: Claro, blancas urbanas, de clases medias. Creo que lo primero, queriéndolo o no, algunos espacios feministas tienen más poder que otros. Si no revisas qué poder estás teniendo, no tienes capacidad de escuchar lo que las otras están diciendo porque estás en una situación privilegiada. Creo que la deconstrucción de poder entre nosotras, cuando hablé que la diversidad, que nuestra gran riqueza es una diversidad teñida de desigualdad. La maravillosa mujer María Ángeles Durán que habló sobre “cuidatoriado”. Tenemos que tratar de establecer dinámicas interculturales, en una interculturalidad que no sea solo te escucho y te respeto, sino que reviso de dónde estás hablando, de dónde estoy hablando yo, qué me afecta y qué te afecta a ti. Desde ese análisis empezar a hacer las conexiones. Acá ha sido maravilloso el trabajo de  las compañeras indígenas y trabajadoras del hogar porque con ellas, muchas de las que están acá, hemos activando encuentros cada dos años y con mayor conciencia y crítica. Tarcila Rivera  siempre lo dice o la compañera negra brasilera Sueli Carneiro, que propuso ennegrecer e indigenizar el feminismo. Ella lo tiene en un artículo que dice que cuando las feministas hablamos o ustedes las urbanas hablan de que quieren romper el encierro doméstico de las mujeres ¿De qué mujeres están hablando? Si nosotras nunca estuvimos en la esfera privada nosotras fuimos esclavas, amas de leche (de crianza), prostitutas, ambulantes, es decir, nosotras estuvimos siempre fuera. Entonces el discurso tiene que cambiar.

TH: Volvamos un poco al momento en que nos encontramos acá en Chile. Primero estabas entusiasmada y después te encontraste con el relato de compañeras que acompañaban a mujeres ¿Tú crees que las chilenas, las feministas, estábamos preparas para esto?

GV: A ver, las feministas, los estudiantes y los Mapuche han sido motores muy significativos en los últimos años, es ahí que comenzó esto, que se cristalizó. Chile ha estado moviéndose desde diferentes espacios, pero creo que esta masividad se ha ido construyendo en el acto mismo de esta última lucha. Entonces la extensión ha sido impresionante. Creo que ni nosotras ni ustedes lo esperábamos, la capacidad que se ha tenido para articularse rápidamente, moverse, hacer propuestas.  Creo que no era tan inesperado, pero suficientemente esperado como para que nos dé primero, desconcierto y después pasión por seguir para que nos dé.

Femicidio: un ejemplar de asesinatos ejemplares

TH: Alicia Bárcenas (secretaria ejecutiva de la CEPAL) reconoció a la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género por la Ley Gabriela, que amplía el delito de femicidio fuera de las relaciones conyugales incluyendo el pololeo (noviazgo) y también otras relaciones que llevan al femicidio con relaciones sexuales no consentida  contra trabajadoras sexuales y otras mujeres más. La violencia contra las mujeres es más que eso y además los escenarios de violencia para América Latina particularmente son otros, entonces qué nos pasa que no somos capaces de hacernos cargo de esos otros escenarios de violencia desde la institucionalidad.

GV: Eso es lo que dicen ellas, las mujeres con las que hemos hablado. Lo que pasa  con la violencia es uno de los dramas más terribles que sufrimos las mujeres. Pero pasa con la violencia algo que no pasa con  otras dimensiones nuestras que vivimos las mujeres, la violencia ha sido lo primero que se legalizó, lo primero que entró a los gobiernos porque era lo primero que se acercaba más a la victimización y no de la ciudadanía, y entonces… hasta los curas ¿Quién va a estar en contra? Lo que  pasa es que no aceptan que la violencia no es sólo sexual, es económica, política como acoso, y van a seguir saliendo causas de violencia a medida que la vamos sufriendo también. Hay una frase muy importante de Rita Segato sobre la violencia, teniendo en cuenta lo que acabas de describir de la ley Gabriela que amplía, porque el femicidio cuando está dentro de la pareja tiene un significado, pero no lo es todo: a las mujeres se les mata por ser mujeres como pasó en Ciudad Juárez (México), como pasó en Guatemala y sigue pasando en una serie de países de América Latina. Entonces ella habla de la pedagogía de la crueldad, es decir, a las mujeres nos matan como escarmiento porque no estamos obedeciendo el marido, porque no queremos sexo con ellos, porque estamos caminando en la calle con escote o como una quiera caminar y los tipos simplemente se lanzan y cuando ven que no, matan. Entonces matan para que no se salga de su rol. Entonces es un ejemplar de asesinatos ejemplares que van dejando huella y eso es lo más terrible, porque es una violencia tan profundamente estructural, que no la puedes modificar con un par de leyes, por mejores que sean.

Había otra compañera, creo costarricense, ella decía el asunto no es solo luchar contra la violencia teniendo cada vez más normas punitivas, sino cómo darles a las mujeres el poder suficiente para que la violencia puede ser denunciada inmediatamente. Claro, es un problema de los hombres con las mujeres pero sí es un problema de las mujeres, de darles los elementos, es un problema del Estado porque no está haciendo lo suficiente, ni con los recursos ni con la profesionalidad, para enfrentar esta violencia que está por todos lados en este momento y en cada uno de los espacios de nuestra vida. En ALAS en Perú como presidenta honoraria, hicimos muchas cosas con las feministas. En la plenaria, una compañera de Centroamérica contó que había formado una red que se llamaba académicas en riesgo ¿Por qué? ¿Por acoso sexual? No, me dijo, por eso también, pero acá estamos en riesgo por las oportunidades de ascenso, los sueldos, levantan cosas en contra nuestra. Hay una persecución política académica para evitar que subamos, es una barbaridad,  incluso las han hasta golpeado. ¿Por qué llegar a eso? Esta lucha por el acoso político es de las compañeras bolivianas que el 2010 o 2012 hicieron una denuncia al respecto y nueve años después pudieron sacar una ley, porque mataron a una de las mujeres políticas.

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