Hasta que la dignidad se haga costumbre

Hasta que la dignidad se haga costumbre

En nuestra planificación editorial, este mes el tema clave era el impacto del cambio climático, de la catástrofe medioambiental, en las mujeres, los ámbitos de resistencia y acción frente a él, los desafíos de la sustentabilidad y la economía circular con perspectiva de género, con la COP25 en Chile en el horizonte.

Porque ha crecido la conciencia en torno a las graves consecuencias de las variaciones del clima, la progresiva falta de agua dulce cuando no es un bien público en nuestro país, la degradación de los suelos y la merma en su fertilidad, la desertificación, el efecto invernadero que nos ahoga, las toneladas de desechos no biodegradables acumuladas en los océanos, la contaminación genética producto de los transgénicos. Todo ello producto, de acuerdo con los científicos, del modelo extractivista de desarrollo vigente, centrado en la producción para el mercado y en una cultura del consumo y del derroche. Una crisis en que son mayormente afectadas las personas más pobres y, especialmente mujeres y niñas, en el trabajo productivo rural y urbano, en el quehacer reproductivo y en las presiones de la propaganda y el consumo.

Sin embargo, cuando ya habíamos incorporado entrevistas y materiales sobre este tema a nuestro portal, vino el estallido social, reventó la rabia acumulada contra la desigualdad, el abuso y la violencia estructural instaladas en el país desde la dictadura cívico-militar, contra un sistema económico explotador y depredador, que no sólo produce un desastre ecológico, sino un sufrimiento permanente en grandes sectores de la población.

Cientos de miles de chilenas y chilenos se han volcado a las calles, a lo largo y ancho de Chile, con la manifestación más multitudinaria de las últimas décadas, para expresar su descontento, su desconfianza en las instituciones y su esperanza en un mejor país, ha sido con fuerza y con rabia, con cantos y cacerolas. Se han multiplicado los cabildos para debatir en torno al país que queremos y crece el clamor por un pacto social, una nueva Constitución Política del Estado.

Junto con ello, se han multiplicado la violencia y los saqueos y la respuesta del gobierno ha sido la represión, incluidos 9 días bajo estado de emergencia, con el retorno de los militares a las calles, declarándose en guerra para restablecer el problema de orden público. Con más de 20 muertes, alrededor de dos mil heridos y heridas, más de 180 con pérdida ocular permanente, violencia sexual hacia niñas, mujeres y personas de la diversidad sexual, cientos de miles de detenidos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos no da abasto para registrar y atender a las víctimas de la represión, el país está siendo escrutado desde los organismos internacionales de Derechos Humanos y la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha enviado representantes que deberán emitir un informe en los próximos días. 

La tardía reacción del gobierno, más allá de la represión de la protesta social, ha sido una limitada “agenda social” con medidas parciales que ha producido frustración y endurecimiento de las protestas. Este 7 de noviembre ha convocado al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) como si la crisis social fuera un problema de seguridad nacional y ha expuesto una “agenda de seguridad” para incrementar el quehacer policial. Las alertas se han encendido entre las y los observadores de derechos humanos que día a día registran las reiteradas violaciones de los derechos de la ciudadanía.

Como Observatorio de Género y Equidad junto con el movimiento feminista rechazamos la brutal represión policial, muy especialmente la violencia política sexual que se ha ejercido contra mujeres. Hemos participado en distintos cabildos y consideramos urgente la elaboración de una nueva Constitución. Llamamos a las y los líderes políticos y sociales a confluir en una propuesta política que ponga fin a la crisis y convoque al país a construir un nuevo acuerdo político-social.

 

Lorena Fries, presidenta de Corporación Humanas: «Carabineros es un acto fallido»

Por Catalina Arenas

En las últimas tres semanas, el conflicto político y social en Chile ha vociferado su carácter multidimensional. Así, en su complejidad, lo han reconocido autoridades de Gobierno, parlamentarios y la ciudadanía en las calles. Muy pocos se atreven a vaticinar el futuro de esta crisis y a desglosar sus componentes para hallar el foco hacia la solución. De una de sus dimensiones, del pleno ejercicio de los derechos humanos (DD.HH.) y la salida del descontento social, conversamos con la abogada feminista Lorena Fries.

Las manifestaciones empezaron porque hay una falta de garantía de derechos sociales tan aguda que ha decantado en una desigualdad estructural que motivó, a través del estallido en contra del alza en la tarifa del metro, la movilización de gran parte del país en aras de demandas sobre derechos sociales”, resume Lorena Fries desde Corporación Humanas.

La solución se puede encaminar por una vía más activa. “La ciudadanía no tiene mecanismos de participación distintas al voto cada cuatro años y, por lo tanto, no es escuchada como parte del proceso de legitimación constante que debiese tener una democracia. Si tenemos como telón de fondo una Constitución que no garantiza los derechos sociales, entonces, la salida del conflicto es lo que está aclamando la ciudadanía; que es una nueva Constitución en donde participe el pueblo”. La demanda de un gran cambio es evidente: Un 86% de las personas encuestadas en el «Termómetro social» cree que el conflicto se destrabaría si el gobierno convocara a instancias de discusión ciudadanas y desde allí escuchar las propuestas que surjan, considerando las inquietudes y soluciones.

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Carola Moya de ADC Circular: «La mayor huella de esclavitud de la moda son mujeres»

Carola Moya, diseñadora y especialista en marketing, es directora de la consultora Stgo Slow y de la Asociación de Consumidores Sustentables (ADC Circular). Su carrera profesional se ha caracterizado por trabajar en conjunto sustentabilidad y género. En la actualidad, desde el modelo de economía circular, llama a las empresas a ser más responsables y eficientes en el uso de los recursos. También, diagnostica que en la actualidad hay falencias a la hora de cerrar el círculo por la falta de capacidades técnicas instaladas y por no integrar de forma efectiva a los consumidores. 

Y prosigue, porque para ella es clave aclarar la separación entre economía circular y sustentabilidad. Mientras que la primera hace referencia a un nuevo modelo económico que reintroduce materiales, la segunda “hace referencia al equilibrio en lo medio ambiental, social y económico”.  «Esto exige que haya un cambio cultural en las empresas. Necesitan entender que la economía circular no es una medida filantrópica ni altruista, sino que es el modelo que van a tener que adoptar porque no existen recursos y las leyes (Ley REP) nos están obligando (a hacerse cargo de los residuos como envases y embalajes, por ejemplo). Además quienes consumen, se los exigen”.

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Francisca Fernández del MAT: «Las mujeres también resisten desde las economías territoriales»

Por Catalina Arenas

“El extractivismo afecta a todos los territorios, pero aún más a las mujeres y a las niñas”. Así lo remarca la activista socio ambientalista y feminista, Francisca Fernández Droguett. El extractivismo es el proceso de arrancamiento de recursos naturales con el fin de comercializarlos en el mercado mundial. Un mal estructural que, según critica la integrante del movimiento de Mujeres por el Agua y el Territorio (MAT) y vocera del Comité socioambiental de la Coordinadora Feminista 8 de marzo, no se explica con la vanagloriada realización de la COP25.

“En muchas zonas de resistencia como Wallmapu, son las mujeres que, mientras los hombres están encarcelados, resisten en su núcleo familiar. En Caimanes, las mujeres nos decían que sus maridos o hijos estaban trabajando en las mineras y eso ha generado una crisis en sus familias por el entorno que les rodea; bohemio, proclive al alcoholismo y comercio sexual. Por otra parte, las mujeres también resisten desde las huertas, las semillas, desde las economías territoriales. Creo que nos falta mucho por visibilizar el rol protagónico que han tenido las mujeres, si bien me han parecido muy adecuados las entregas de los últimos premios en torno a la lucha socioambiental en Chile, los galardonados han sido solo hombres”, arguye la feminista y vocera de la Coordinadora.

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