Herminda González de Fundación Margen: “También es violencia no reconocer el trabajo sexual”

Por Catalina Arenas

Herminda Gonzalez antes de los 90’ ya luchaba fervientemente por los derechos laborales de las trabajadoras sexuales chilenas y migrantes. La fundadora y presidenta de la Fundación Margen es madre de hijos profesionales, proveedora; una mujer independiente y aguerrida que extendió su entusiasmo a lo largo de la región y entre sus compañeras a través del trabajo en la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), misma donde hace poco días, fue elegida para integrar la junta directiva de la Red.

Hoy, tiene la convicción de que las nuevas autoridades, principalmente las del próximo Congreso Nacional, se harán cargo de mejorar la seguridad, el acceso a la salud y tantos otros aspectos que actualmente están restringidos para las trabajadoras sexuales en Chile. En esta entrevista Herminda González se refiere a su perspectiva sobre el trabajo sexual; cuenta historias de violencia y da cuenta de la realidad que evidenció el estudio elaborado por Fundación Margen y RedTraSex sobre la violencia institucional que viven en cada jornada de trabajo y la vulneración a sus derechos más fundamentales.

Ni alcohólicas, delincuentes o narcotraficantes

De manera autodidacta, las trabajadoras sexuales de Latinoamérica y el Caribe se organizaron y realizaron una encuesta y posteriormente un informe para conocer el estado de sus derechos. Asi recabaron datos fiables de la realidad “laboral” en la que se desempeñan. Se trata de un documento que las respalda como un colectivo de mujeres activas que buscan abolir el desconocimiento alrededor del gremio y, de esa forma, instruir a las autoridades para influencias las políticas públicas que les conciernen.

En el caso de Chile, más de cuatroscientas mujeres de la Región Metropolitana fueron encuestadas para conocer cuáles eran las condiciones en que ejercen el trabajo sexual y los tipos de violencia a las que están expuestas a menudo. Agresiones que no sólo tienen por responsables a clientes o patrones (SIC) sino que además a funcionarios públicos y fiscalizadores de distintas instituciones del Estado.

Herminda Gonzaléz recuerda una madrugada en particular, después de la habitual ronda que realiza Fundación Margen por Santiago Centro: dos mujeres de nacionalidad extranjera que se encontraban en plena jornada de trabajo fueron detenidas en un clásico allanamiento de rutina. Ambas trasladadas hasta el cuartel Borgoño en la comuna de Santiago. Asegura que fueron violadas y amenazadas. Según el relato de la presidenta de Margen, los sujetos registraron sus datos y, entre insultos, las obligaron a guardar silencio porque si hablaban serían deportadas.

Ese episodio de violencia sexual aún no cumple tres años y Herminda González está segura que no es un hecho aislado y le inquieta la impunidad en la que prescriben estas situaciones porque genera una sensación de “normalidad” entre las trabajadoras sexuales ante este tipo de ataques. “Cuando (las mujeres migrantes) llegan a Chile no se percatan de la magnitud de la violencia a las que están expuestas. Ellas creen que es natural y cuando se dan cuenta de la gravedad del abuso no saben qué hacer”.

Las trabajadoras sexuales extranjeras representan el 59% de las encuestadas. Ellas, según el Informe Nacional sobre Vulneración a los Derechos Humanos de las trabajadoras sexuales de Margen y la RedTraSex, se enfrentan a una doble discriminación por su etnicidad y por ser mujer. “Al igual que las compañeras que son transexuales, son doblemente violentadas”, advierte.

Independiente de la nacionalidad de la trabajadora, un 74% de las entrevistadas declara haber sido detenida por revisión de antecedentes y controles de rutina. De esa cifra, un 63% de las mujeres que vivieron algún tipo de violencia no denuncia formalmente por miedo a represalias. “Quisimos hacer el acompañamiento para entablar una denuncia, pero las compañeras estaban muy atemorizadas y no quisieron hacerla. Una de ellas, incluso, fue parte del Taller de sensibilización con la Fiscalía pero, pese a contar su testimonio, prefirió mantener su decisión”, relata Herminda González respecto a una de las situaciones que viven las mujeres detenidas.

La urgencia que exige Fundación Margen es que quienes cometen actos de violencia de género dejen de actuar en función de sus prejuicios. “No queremos que la policía esté encima de las trabajadoras sexuales porque ellas no son mujeres alcohólicas, delincuentes ni narcotraficantes. Si ellas se arriesga a trabajar en la calle o lugares públicos para hacer contacto, es porque no se quiere estar escondiendo porque no está cometiendo ningún delito”, Herminda González, recientemente elegida integrante de la junta directiva de la RedTraSex.

La liga contra la desconfianza y la desinformación

Desde 1992 que las trabajadoras sexuales en Chile se organizan en una asociación que aboga por los derechos de las mujeres: “Ángela Lina”, el primer sindicato en el país que se conformó tras el asesinato de la joven que lleva su nombre. Así como con Ángela, se continúan viviendo situaciones de discrminación y violencia que las empujan a la clandestinidad. Mujeres que muchas veces son motivadas por la desconfianza y el permanente temor, que guardan antecedentes aún más alarmantes: Una constante invisibilización de sus derechos humanos y la impunidad que ronda a los culpables de delitos “por tratarse de agresores con alto poder adquisitivo”. Estos fueron los porqués que impulsaron el estudio de Fundación Margen avalado por la RedTraSex.

“Lo que queremos abolir no es el oficio si no que las situaciones de violencia. La violencia también es no reconocer el trabajo sexual y el desconocer que muchas mujeres ven esto como una fuente laboral”, enfatiza Herminda González. Por eso Fundación Margen está en permanentemente contacto con quienes ejercen el trabajo sexual. Protegen sus derechos, principalmente, mediante capacitaciones contra la violencia hacia las mujeres y rondas por distintas comunas, informando y entregando material útil para que ellas “se puedan defender el día de mañana si están en una situación de violencia o de abuso de poder”. Asimismo, cada año hacen campañas de adherencia para que las trabajadoras hagan valer sus derechos como mujeres y trabajadoras.

El estigma, la primera causa de vulneración

Son mujeres y sujetas de derechos como cualquier otra pero que acusan una estigmatización permanente que las envía a la marginalidad. Muchas de ellas no se esconden, tienen familias y se enamoran, son madres, hijas, dueñas de casa que, por distintas circunstancias, optaron por el oficio conocido como el “más antiguo del mundo”.

De acuerdo con los datos sistematizados en el estudio, el 28% de las trabajadoras sexuales completó su enseñanza media y el 6,9% entró a la educación superior; sólo el 0,7% logró terminar su carrera. Por el contrario, el 31,4% no logró egresar de cuarto medio pero alcanzó sus estudios secundarios. “Hoy vemos a universitarias que están ejerciendo el trabajo sexual porque no tienen cómo pagarse los estudios. Sobre todo, cuando hay más hijos estudiando y a los padres no les alcanza. Ellas se ven obligadas a buscar por sí mismas los recursos para financiar sus carreras”.

Así, se derriba un gran mito para Herminda González: las jóvenes que se desempeñan en este rubro no son mujeres sin escolaridad o analfabetas. “Llama la atención que el grupo mayoritario sea el con más años de estudio, lo cual advierte una mayor capacidad de decisión por parte de las mujeres que optan por dedicarse a este oficio”, se explica en el informe.

Para la presidenta de Margen también quedó atrás la antigua idea de que las trabajadoras sexuales sólo están en “prostíbulos de mala muerte”. “Como todo en la vida, es un oficio que ha ido evolucionando”, dice. Aunque el 36% de las encuestadas declara que se desenvuelve en las calles de Santiago haciendo el contacto con sus clientes y el 19,4% reconoce que lo practica en Night Club, Prostíbulos o Casa de Citas. También se usan otras vías para comunicarse como páginas web, apps móviles, teléfonos.

Una ley para un trabajo sexual digno

En la entrevista con el OGE, Herminda González reitera que la ley chilena no penaliza el “acto sexual consumado entre dos personas adultas”. Porque según explica el trabajo sexual no tiene relación con las niñas que son explotadas sexualmente en redes de trata de personas con la que muchas veces son vinculadas.

Para clarificar todos estos asuntos con las autoridades, con los agentes de seguridad y fiscalizadores, la Fundación Margen cuenta con un equipo de abogados y sociólogos con quienes se asesoran para elaborar y presentar ante el próximo Congreso una propuesta de ley. Asegura que “es un proyecto que escuchó la voz de las trabajadoras sexuales y que busca que se abran espacios para ejercer el trabajo sexual dignamente”.

Queremos que sea el Ministerio de Salud quien fiscalice y resguarde que sean lugares limpios, bien cuidados y equipados, que cuenten con calefacción para las compañeras en invierno. Queremos que puedan armar cooperativas entre ellas cuando exista un jefe para que puedan hacer valer sus derechos como trabajadoras como celebrar contratos o tener jornadas laborales definidas”, reclama.

“Hay funcionarios que todavía están haciendo abuso de autoridad y no les corresponde. Ellos llegan y piden obligatoriamente el carnet de sanidad por hacerse los ‘macanudos’ como una forma de ejercer poder y hostigamiento en contra de las trabajadoras. Hoy día el control de salud sexual para las trabajadoras ya no es obligatorio. Lo que nosotras hacemos es hacer conciencia de la importancia que tiene asistir a los controles por el autocuidado que se requiere como mujer para evitar enfermedades”, denuncia González.

Este año la contienda se hará más lenta porque nuevamente deben comenzar de cero. Las trabajadoras sexuales y sus representantes saben que se trata de “un trabajo de hormiga” pero aún conservan la disposición para conocer y conversar de sus problemas más urgentes con cada una de las autoridades que ocuparán puestos ejecutivos y escaños en las salas del Congreso, a partir del 11 de marzo: tal como asegura la presidenta de la Fundación Margen, “gobierno que venga, las compañeras van a trabajar igual”.

COMMENTS