Josefina Morandé directora de ‘Hoy y no mañana’: «El arte como herramienta para la unidad”

Josefina Morandé directora de ‘Hoy y no mañana’: «El arte como herramienta para la unidad”

Por Daniel Meza Riquelme

La directora del documental ‘Hoy y no mañana’ recalca que la gran enseñanza de Mujeres por la Vida (1983) fue la capacidad de organizarse en plena dictadura, dejando de lado las rencillas y diferencias políticas. Una similitud que cree tiene el actual movimiento feminista; mujeres que ve unidas por el afecto pero que cuando piensa en las urgencias, hace un llamado a rescatar las memorias de aquellas que hoy son mayores.

Hace diez años Josefina Morandé (licenciada en cine) conoció a la escritora Mónica Echeverría. Ella le relató las diversas acciones de protesta que Mujeres por la Vida emprendió durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet. Su primera reflexión fue «¿Cómo no hay nada hecho? No hay nada audiovisual… Hay que hacerlo con mayor razón». Así comenzó un trabajo de documentación en el Museo de la Memoria, lugar que acusa de poner algunas trabas que dificultaron la investigación, y de historia oral.

En el proceso, también rememoró su historia personal. En particular 1985, año en que se instaló a vivir en la población Clara Estrella, en aquel entonces parte de la comuna de La Cisterna, donde presenció el rol primordial de las mujeres pobladoras que resistieron a la dictadura. Historias del movimiento social y de lideresas que han pasado a un segundo plano, ya que en su opinión, prima una memoria que se centra en los actores masculinos. Por eso ‘Hoy y no mañana’ (una producción de Consuelo Castillo) busca contribuir a la construcción de una memoria feminista. Pese a las voces que ven un documental centrado en mujeres de la elite, su directora no se complica con la crítica porque entiende que su documental es el inicio de futuras investigaciones, valorando positivamente que el debate se abra.

Feministas sin nombre

Estos dos últimos años, ante el insistente ejercicio de memoria que han realizado diferentes organizaciones feministas para reapropiarse de su historia, se ha vuelto instalar la mitología machista de las dictaduras latinoamericanas. Aquel mito hace hincapié en que para las mujeres fue más «fácil organizarse por ser menos peligrosas y sospechosas que los hombres», omitiendo a las miles de mujeres torturadas y desaparecidas; ese mito que ha buscado despojar insistentemente de agencia política a las mujeres que organizaron y participaron de los movimientos sociales de resistencia.

 

Para Josefina Morandé, desde la investigación que realizó para el documental y desde su propia experiencia, la fortaleza de las mujeres radicó en la forma en que se organizaron. Por ejemplo, en el Movimiento de Mujeres por la Vida existió una organización que permitió saber a quién y en qué circunstancias, las mujeres habían sido detenidas. «En ese tiempo de dificultad las mujeres mostraron su poder al organizarse y ser bien concretas”. Dice que existió una «conciencia de género muy fuerte de todas, aunque no fueran militantes feministas. Creo que eran todas feministas, sin ponerse el nombre. Obviamente que tenían clarísimo el rol de la mujer, tenían clarísimo que tenían el poder para hacerlo. Para mí, a veces, alguien es feminista sin saberlo. Yo misma con esta película me lo tuve que plantear, pero bueno ¿soy feminista yo? Ahí me di cuenta que era feminista. Siempre he sido feminista sin saberlo”.

No obstante, cree que las mujeres se encuentran en la actualidad con dos problemas a la hora de construir su historia. En primer lugar, la avanzada edad de algunas. Pone como ejemplo a Mónica Echeverría, una de las protagonistas del documental, dado que ella “ya no habla, le dio un accidente vascular y no puede hablar. Fue justo, alcancé”. Por lo mismo, hace un llamado a las jóvenes artistas y activistas para que “se apuren, si conocen a alguien mayor que tiene algo qué decir sobre la historia de las mujeres en Chile, que las registren, que recurran a la fuente directa mientras ellas estén vivas». Otro problema para esta reconstrucción; la desinformación y la sobreinformación que abunda en las redes sociales. Por ello, plantea la urgencia de «investigar con más cuidado, ese es un desafío para las feministas. Ir a la fuente y utilizar la creatividad». Esto con el objetivo de reivindicar e instalar las diferentes memorias feministas en una época saturada de información. Morandé resalta la importancia de ir siempre al origen para evitar errores y principalmente para “conocer mucho más” sobre el aporte de las mujeres al quehacer nacional.

Es optimista respecto al trabajo de memoria del movimiento feminista actual. Cuenta que este año, en medio de la presentación de la película en Londres 38 (ex centro de represión y exterminio) conoció a las integrantes de las Brigadas de Arte de la Coordinadora 8M. Con alivio manifiesta que «tienen conciencia total de estas mujeres, así que fue muy bonito. Porque las veneran y las respetan. Incluso le pusieron acciones relámpagos a sus propias acciones, igual que le llamaban las viejas a las acciones que ellas hacían en dictadura. Así que es muy bonito ver que hay una continuidad».

Esa confianza, Josefina Morandé la pone en contexto porque cree que tanto el documental como las acciones de propaganda de la Coordinadora 8M son un punto de partida en la reconstrucción de la memoria de las mujeres en el país. Aquella responsabilidad se basa en investigar la contribución del género femenino desde los inicios de la historia nacional: «Desde el comienzo. Desde las primeras que estudiaron. Todas a las que les pusieron nombre en el Metro, ahí hay una manera de buscar, de empezar a ver qué hacían, en qué estaban, cuál fue su contribución. Levantarlas, reivindicarlas. Ponerlas donde tienen que estar porque todavía no se conocen”.

Mucho más que burguesas

Para Josefina Morandé ha sido una sorpresa la buena recepción que ha tenido el documental ‘Hoy y no mañana’. «Estoy todavía sorprendida porque han ido extendiendo los períodos de proyecciones en el Normandie (antes la pelicula se exhibió en el circuito de salas Miradoc). Me han contactado un montón desde regiones». Luego de las proyecciones «la gente quiere dialogar» y una de las preguntas que se ha reiterado es: «¿Por qué aparecen puras mujeres con educación y no populares?».

Primero – explica – porque «la historia me la contó una persona (Mónica Echeverría) y a través de esa persona yo entré a la historia. Me contacté con las personas que lideraban el movimiento. Que sí, tienen todas educación (formal). Son profesionales, más bien burguesas». Luego de este marco, aclara que en la organización convergieron también mujeres de origen popular pero por las limitantes de los archivos disponibles, no fue posible contactarlas.

«Traté que se mostrara en la película que esto era mucho más que ellas, que esto venía de las poblaciones, que venía de las ollas comunes. Traté, pero es difícil que se note. Ahí hay una deuda, pero esa sería otra película. Ver el mundo feminista desde las poblaciones, cómo se empezó a tejer desde ahí» explica.

Afirma que le parece positivo que se haga la pregunta: «Es mejor decirla, que no. Hay que hablarlo porque en Chile no se dicen las cosas. Es bueno que se hable”. Enfatiza que el tema se debe a un problema estructural porque somos “un país muy racista, muy separado entre ricos y pobres. Entonces, es difícil que no salga ese tema. Prefiero que salga a que no aparezca”.

En ese “aparecer” piensa que el documental “es un punto de partida para empoderar a las mujeres. Porque me di cuenta que nadie había hecho nada y ¿cómo tan baja estima por las mujeres?». Así cuestiona que la historia de la oposición a la dictadura, se haya contado en su mayoría desde “héroes que siempre son hombres». Por lo mismo invita a que los debates se sigan dando, pero asumiendo la responsabilidad de trabajar para “recordar a estas mujeres que estaban invisibilizadas.»

No podemos callar

En la actualidad Josefina Morandé se encuentra trabajando en su próxima película que cuenta la historia de Sebastián Acevedo, obrero que se inmoló en la Plaza de la Independencia de Concepción el 11 de noviembre de 1983, al conocer que sus dos hijos habían sido detenidos por la CNI (la Central Nacional de Inteligencia dirigida en ese entonces por Humberto Gordon). Para lograr financiamiento entregó esta propuesta de guión a los fondos concursables del Estado. Hasta el momento la pieza lleva el nombre de “No podemos callar”.

La falta crónica de recursos que son destinados a las artes en Chile hacen complejo conseguir los recursos. Pero Morandé advierte que no es la primera vez que se encuentra sin fondos para contar una historia. ‘Hoy y no mañana’ solamente contó con un fondo concursable que permitió integrar animaciones en la post producción. El grueso del trabajo se realizó con su cámara Canon 70D y grabadoras facilitadas por amigos; la edición la realizó en su computador. “Una se las ingenia, no es una excusa la plata cuando se quiere contar algo». Entonces pese al incierto resultado del financiamiento avisa que: «Esa época me marcó mucho y no voy a quedar tranquila hasta que se haga no más”.

El encuentro de generaciones feministas

«Fue una sincronía porque esta película yo la había terminado cuando fue mayo de 2018. Yo hice la última toma de la película, fui a la Alameda en julio. Mucha gente piensa que la hice a propósito del tema del feminismo (ola feminista). Pero no, fue justo como dos aviones que aterrizaron al mismo tiempo«. Josefina Morandé explica que las entrevistas que dan vida a la pieza audiovisual se iniciaron en 2016 y que «la película tuvo que ser sí o sí, más allá de mí”.

Y en esta sincronía histórica, en la que ella se considera un instrumento, el empoderamiento es el punto de encuentro entre diferentes generaciones de mujeres. Por eso espera que las diferencias que puedan habitar al interior del movimiento feminista lo fortalezcan y no le resten cohesión. Su mayor convicción, y sus esfuerzos como documentalista, es: «Superar las diferencias por la unidad». Así que, declara, es necesario «superar la tontera de los partidismos, que creo que las mujeres lo tenemos menos que los hombres». Puesto que las predecesoras “lograron tener poder y el poder venía de la unión. Fue la primera vez que se lograron unir y pudieron ir más allá de todas las diferencias sociales, económicas, religiosas, sexuales”.

 

 

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