Lorena Olavarría, la primera alcaldesa disidente de Melipilla: “El buen vivir, cercano a la cosmovisión mapuche, es el gran propósito que tenemos como gestión”

Lorena Olavarría, la primera alcaldesa disidente de Melipilla: “El buen vivir, cercano a la cosmovisión mapuche, es el gran propósito que tenemos como gestión”

Por Macarena Segovia Quinteros

Feminista y disidente, son los adjetivos que se repiten alrededor de Lorena Olavarría, la primera alcaldesa mujer de Melipilla, que asumió tras lograr el 30% de los votos en su comuna. También pasará a la historia como la primera autoridad edilicia abiertamente lesbiana, en un territorio que puede parecer hostil por la cultura patriarcal imperante. Pero Lorena rompe los esquemas, y junto a un esfuerzo colectivo, desde la cultura, el ecologismo, la activación territorial y el feminismo, logró hacerse un camino y constituirse en la máxima autoridad de la comuna.

“Ha sido un camino igual complejo, difícil por el hecho de ser mujer, por el hecho de vivir en una comuna también que tiene una historia, un arraigo, súper patronal, machista, pero sí, también agradecida de, por un lado, la confianza que la comunidad nos entrega al haber optado por nuestro proyecto. Admirando el trabajo también de las organizaciones territoriales, sobre todo a las colectivas feministas acá en Melipilla que han ido generando un trabajo territorial bien interesante de activación y de acompañamiento. Creo que estamos en un momento histórico que claramente yo veo como una oportunidad, una oportunidad colectiva de estar hoy día acá y de hacernos responsables de los desafíos que tenemos”, dice la alcaldesa y militante de Convergencia Social.

Fue la única candidatura mujer durante la campaña, lo que según la alcaldesa marcó su imagen en la candidatura, debiendo lidiar además con el hecho de que ya no era independiente, sino que era parte de un partido político: “Estamos en un contexto social distinto, la crítica hacia la política tradicional se hace más viva todo los días (…) la crítica se le hace a la política en general, no si eres de tal o tal partido, desde ese punto sí ha estado complejo el escenario en la campaña”.

Llega con la idea de construir un municipio desde el territorio y con nuevas dinámicas y metodologías para incrementar la participación, ya que Melipilla es la comuna con menos asistencia a las votaciones. Y para eso, también debe partir por casa. “Si bien hoy soy la alcaldesa y tengo una gran responsabilidad en todos los sentidos hay una cultura organizacional a la interna que no se puede quebrar de un día para otro, muy vertical y patriarcal”, dice.

Comuna feminista

Uno de los sellos que trae consigo el nuevo grupo de alcaldesas progresistas que llegaron a los municipios tras la última elección, es ser parte del movimiento feminista que se ha expresado en los últimos años en el país. De la mano con nuevos rostros, también llegan nuevas formas de construir liderazgos y cimentar la democracia, para Lorena Olavarría estos cambios deben venir con el sello de la perspectiva feminista.

“En términos de cómo pensamos una Melipilla feminista o cómo hacemos un municipio feminista, creo que justamente el buen vivir, es el gran propósito que tenemos como gestión. Un buen vivir cercano a la lógica cultural de la cosmovisión mapuche”, agrega la alcaldesa.

Este principio del buen vivir va más allá de las relaciones interpersonales o de la ecología política. “Es cómo nos relacionamos con la naturaleza, que todas nuestras acciones también impactan en el entorno para bien o para mal, y creo que ahí también radica el feminismo, el feminismo es mirarnos de manera como igual, es velar por el buen vivir en nuestras comunidades, si vives en la zona rural o urbana, que tengas las mismas condiciones”.

Uno de los problemas que hoy afecta a la comuna de Melipilla y que es básico para el desarrollo del buen vivir, es la escasez hídrica decretada y que se extendió durante el último semestre. “Claramente evidencia un saqueo del recurso, un bien fundamental para el ser humano como es el agua para la sobrevivencia”.

Cuando vemos que hay comunidades que no tienen agua potable, y estamos a una hora de Santiago, de la capital de Chile, y todavía hay comunidades que no tienen agua potable, ni mucho menos alcantarillado, nos preguntamos cómo podemos hacer una gestión feminista con participación (…) Transformar la estructura organizacional y dejar de verla de manera vertical, sino que de manera horizontal, tomar decisiones colectivamente, creo que son elementos fundamentales para que podamos avanzar también hacia gobiernos feministas”.

A la necesidad de establecer un sistema de participación que llegue a cada rincón de Melipilla y una fórmula que exija una total transparencia, se agrega la necesidad de construir una identidad que integre la diversidad de la comuna: “Pasa mucho en Melipilla que hay proyectos habitacionales de viviendas sociales que históricamente se han considerado para familias que no habitan en la comuna. Para que puedan también obtener su derecho humano que es a la vivienda, no hay un programa o una propuesta, una política pública que pueda fortalecer la integración. Si no nos sentimos parte de un territorio, no vamos a trabajar en él o a participar en él”, explica Lorena Olavarría.

Para la alcaldesa de Melipilla “el buen vivir es feminismo, la ecología política es feminismo, entonces está implícito en todas nuestras acciones y permea todos estos ejes y enfoques que también estamos desarrollando, pero la equidad de género en el caso como más, como enfoque, es claramente también un mecanismo de acción en la interna. Por ejemplo, en el municipio de Melipilla tenemos casi 700 funcionarios y funcionarias, y el 75% son hombres y no hay mujeres, y tampoco existe una política de integración más allá, de identificar personas no binarias o personas trans”.

Política disidente

La gran escuela política y social de Lorena Olavarría es la cultura, su ethos se inicia en un proyecto de teatro itinerante en Melipilla, en el que se mezclaba el trabajo territorial, el levantamiento de ollas comunes con las juntas de vecinos con el encuentro de compañías de teatro que llegaban desde todo el país y recorrían campos y colegios en la comuna. “Tenían una hermosa estructura, con mecanismos horizontales de participación”, recuerda.

El siguiente paso fue su camino en el feminismo: “Me llevó a adquirir un compromiso mayor, como que me empecé a sentir responsable, con una proyección más concreta y dije, este es un camino que me apasiona y siento una vocación”, dice.

Una senda en la política que no ha estado exenta de la violencia política contra ella y sus compañeras de colectiva. “Si yo miro para atrás, durante la campaña, efectivamente sí, sí viví momentos de violencia simbólica, violencia política, y sobre exigencias o sobre validarme por el hecho de ser mujer o ser joven o ser lesbiana. De forma directa o indirectamente, porque muchas veces no es necesario verbalizar o hacer una discriminación directa, hay otros códigos dentro del machismo que se aplican también para hacer saber, y cuando una después conversa, sí, eso fue violencia, y yo creo que es difícil, es difícil cuando no hay contrapartes que se sientan responsables o que se sientan llamadas a cambiar sus formas de ver la política, tanto la política partidista como la política institucional o la política territorial, es difícil, porque no hay un control”.

“Hay hombres que te dan cátedra de cómo hay que hacer las cosas, de los estudios y de que soy entendido en el tema y tú no sabes, porque tú no tienes esos estudios, entonces, es como okey. Creo que es un llamado también a compañeras y compañeres, una decide qué luchas dar, no me voy a desgastar ahí, tengo millones de cosas más importantes que abordar y cada una a su tiempo, y creo que lo bueno es que no me lo tomo como personal. Eso me ha servido mucho, que es una cosa cultural, y claramente va a pasar tiempo”, reflexiona la alcaldesa de Melipilla.

A Lorena le cuesta centrar su triunfo en las municipales sólo en su figura y su historia. Destaca que ha sido un esfuerzo colectivo y que ser la primera mujer en el cargo responde a diferentes avances y luchas. “Un compa me dice Lore, eres la primera mujer lesbiana que ocupa una alcaldía, lesbiana visible, ahí ya sentí toda la responsabilidad, o sea, más responsabilidad encima, porque no soy solamente yo, o no es solamente el proyecto que armamos como colectivo para la alcaldía, sino que también son las luchas históricas que tenemos como comunidad”, destaca la edil.

“Recientemente se cumplió un aniversario más del homicidio de Ana Cook, en lo ecológico también viene (la muerte de) Macarena Valdés. Creo que sí sentimos una responsabilidad y sentimos que el hecho de estar acá hoy día va a abrir puertas en el camino y va a fortalecer la seguridad en nosotras, tanto mujeres, disidencias sexuales y de género; tanto mujeres rurales o artistas, ecologistas… a que nos atrevamos también a ocupar estos espacios, y que el día de mañana digamos: ¿Si ella pudo, por qué yo no? Creo que eso sin duda es un gran avance hasta ahora, pero no es suficiente”, concluye Lorena Olavarría.

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