Luz Vidal, candidata constituyente:  “Es el momento de poder escribir la historia para las trabajadoras de casa particular»

Luz Vidal, candidata constituyente: “Es el momento de poder escribir la historia para las trabajadoras de casa particular»

Por Daniel Meza Riquelme

En 1997 Luz Vidal Huiriqueo, de entonces 24 años, debió abandonar sus estudios universitarios en la Universidad de la Frontera. Cursaba el sexto semestre de pedagogía en historia, cuando la falta de recursos económicos la obligo a desertar de sus estudios. A los meses, ya en 1998, emigro a Santiago. La precarización de la vida, la hizo seguir la ruta que cientos de niñas y adolescentes de regiones han tenido que tomar: emplearse como trabajadora de casa particular puertas adentro. Trabajo, cuenta, realizado siempre con mucho orgullo. Desde hace tres semanas ha vuelto retomar las lecturas de su época universitaria, las energías de aquella joven de 24 años, al embarcarse en un nuevo desafío: postular para ser una de las mujeres que escriba una nueva Constitución para Chile.

Luz fue electa hace un año como presidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular (Sintracap), impulsando la campaña Cuida a quién te cuida, destinada a asegurar condiciones sanitarias y laborales para las miles de trabajadoras. La presión y denuncias que han ejercido, dice, sirvieron para obtener algunos avances mínimos como su incorporación al seguro de cesantía. Pero el costo, afirma con tristeza, ha sido terrible. Cientos de trabajadoras perdieron sus trabajos, otras han regresado hace poco a sus labores, pero con condiciones económicas desfavorables. Como dirigente sindical también ha pagado costos. Luego de ser detenida, en una manifestación del 1 de mayo, debió llegar a un acuerdo con sus antiguos empleadores. Desde entonces, se encuentra desempleada.

En estos días anda alegre y expectante por su postulación a las elecciones de constituyentes. Fue integrada por Revolución Democrática (RD) en un cupo como independiente. Aclara, que tres partidos le ofrecieron un cupo en sus listas. Uno fue el Partido Socialista, el otro prefiere no nombrarlo. Pero fue RD, dice, el conglomerado que le ofreció mejores condiciones. Competirá por el Distrito 9 conformado por las comunas de Quinta Normal, Renca, Recoleta, Lo Prado, Independencia, Cerro Navia, Conchalí y Huechuraba.

En Revolución Democrática, cuenta, le ofrecieron las mejores condiciones para competir. Con eso hace referencia a mantener su independencia. Un asunto de vital importancia para ella. En ese distrito, durante la campaña, levantará como propuesta programática la consagración de derechos laborales para las trabajadoras de casa particular junto a una de las demandas históricas del movimiento feminista: el reconocimiento y pago de los trabajos de cuidados.

Respecto de cómo planea llegar a los y las electoras del Distrito 9, precisa su estrategia: “A través de nuestra propuesta de ir a defender, por ejemplo, el área del trabajo de la mujer, la carga laboral y doble jornada que nosotras tenemos. La carga de cuidado que siempre está depositada en las mujeres. Son temas, yo creo, en que van a ver a una persona que sí se las va a jugar porque les conoce. Se lo que es ser discriminada y vivir situaciones que te van dejando fuera.  El sector es popular, también donde la mayoría son obreros como yo”.

“Soltar las amarras”

Luz rememora que antes de tomar la decisión de su candidatura sopeso los pros y los contras de aquella decisión. Sus compañeras de Sintracap fueron fundamentales para ayudarle a tomar la decisión. El principal elemento que le hacía dudar, eran los proyectos que desde el sindicato están trabajando. Tomó la decisión finalmente porque considera que es una oportunidad histórica para luchar por los derechos laborales de las mujeres de su sector. “Nosotras llevamos luchando 73 años para conseguir derechos laborales, peleamos para que se nos reconozca como mujeres trabajadoras con condiciones plenas y todavía no alcanzamos los mínimos que si tienen otros trabajadores. Pues eso la balanza. Decidí que es el momento de poder escribir la historia para las trabajadoras de casa particular”.

Aunque la recepción no ha sido homogénea, compañeras y sindicalistas han manifestado matices a la opción del camino institucional. “Hay compañeras que les ha costado de entender por qué dejo el sindicato. Les ha costado dado que, tal vez, la política que nosotras hemos ejercido siempre ha sido como un poquito más silenciosa”. Aquellas reflexiones no son nuevas para Luz, de hecho, son parte fundamental de los motivos que la hacen decidir tomar el camino de la disputa constituyente. “No puede ser que siempre estemos dejadas de lado. En las políticas públicas que se implementaron, producto de la pandemia, nosotras siempre tuvimos que irnos detrás, a defendernos para ser también consideradas. Y siempre llegábamos tarde, porque no tenemos esa marcada presencia. Es aquí donde a las compañeras les cuesta de repente entender que tienen que ser parte, que tienen que ser más activas”.

La desconfianza hacia las instituciones y la política tradicional también sería uno de los elementos presentes. Respecto a aquellas posiciones que ven con desconfianza el proceso constituyente, señala: “Hay que ir a soltar las amarras constitucionales, por ejemplo, los altos quórums legislativos. No puede ser que los mecanismos legislativos terminen beneficiando a minorías representativas que pierden la votación, pero aún logran bloquear los cambios. Necesitamos desatar estos nudos que están consagrados en la Constitución para poder seguir avanzando. Esa debiese ser la ganada concreta de la ciudadanía”.

“No da lo mismo quién vaya a escribir la Constitución”

La sindicalista tiene claro que, de ser electa, será parte de un espacio de disputa. Sobre todo, si la derecha política cumple con sus expectativas de obtener, en los cálculos mínimos, un tercio de los 155 escaños de la Convención Constituyente.  Ante aquel posible escenario, repasa los elementos mínimos, a su parecer, que no se debiesen ceder. “Derechos sociales básicos como salud garantizada, trabajo de calidad y el derecho al agua como un bien de uso público. Hay que ver el tema de los pueblos originarios, como se les va a seguir tratando constitucionalmente, como se les reconoce con identidad propia. Hay que preguntarse constantemente ¿por qué la gente salió tanto a la calle? ¿Cuáles son las demandas? Eso es lo que debemos escuchar, para saber las prioridades que la ciudadanía ha levantado”.

La principal propuesta de Luz es el derecho a la fiscalización de las condiciones laborales de las trabajadoras de casa particular. Es decir, que los organismos pertinentes puedan visitar los hogares donde trabajan. Actualmente, aquello no es posible ya que pasaría a llevar el derecho a la propiedad privada. No existe ningún mecanismo que actualmente se haga cargo de esta interpretación. Desde Sintracap dicen que esto ha propiciado los abusos laborales.

“En todos los países donde la fiscalización es efectiva, hablo de casos cercanos como los son Uruguay y Argentina, se han tenido que ir cambiando sus modelos. Si tú quieres tener una trabajadora en tu casa tendrás que permitirte que ese espacio se reconozca como un espacio laboral. Por ejemplo, en los países europeos uno de los costos del trabajo doméstico, es que ese, tú espacio privado, es calificado como un espacio laboral que sí puede ser fiscalizado”, señala Luz.

La candidata por el Distrito 9 ya visualiza lo extenso y complejo de aquella discusión. Es consciente de que en algún momento se tecnificará. Para eso, hoy se encuentra leyendo derecho laboral, para profundizar sus conocimientos, confiando en su equipo asesor que la acompañara, gran parte de él, integrado por independientes.

“Los equipos asesores y asesoras van a ser, en cierta forma fundamentales. Nosotras tenemos personas profesionales con las cuales hemos venido trabajando y apoyándonos. Hay grupos feministas que van a estar también, se están poniendo a disposición de lo que necesitemos. Yo estoy tomando todas las herramientas de lo que necesito para poder enfrentar de la mejor forma este proceso. Estoy capacitándome, estudiando y revisando literatura. Así que creo que no va será difícil soportar o tolerar todo ese ataque misógino que se nos va a venir. Lo tengo muy claro, pero he tomado las herramientas y las seguiré tomando para poder enfrentar eso”.

Uno de esos ataques ya ocurrió, fue vía Twitter. Ahí vi que alguien planteó ´saben que va a ir a servir el té´. No, nosotras no vamos a ir a servir el té, vamos a ir a defender los derechos que no hemos tenido y por eso hemos padecido. No hemos tenido una salud garantizada, tampoco educación, se nos destruye el medio ambiente y que las mujeres no tengamos igualdad de derechos en el trabajo. Nosotras vamos a defender en distintas áreas esos derechos, en el mundo del trabajo, en el mundo sindical».

«¿Quién mejor que una sindicalista puede ir a defender esos derechos que se nos están vetados? ¿Por qué una sindicalista no puede tener un cargo de representación popular? ¿Por qué si lo pueden tener empresarios y otras asociaciones? ¿Por qué se le veta, se le está vetado a este mundo del trabajo? Que nosotras y nosotros conocemos perfectamente las necesidades que tenemos. ¿Cómo podría un ilustrado, una persona con tantos pergaminos a venir a decirnos a nosotros lo que es la salud pública? Si jamás se ha atendido en ella. ¿Cómo puede venir a nosotras a dictar o aplicar políticas públicas una persona que no ha conocido la educación pública? Son estos los factores que pueden permitirle a una ciudadana de a pie, como soy yo, ir a hacer una nueva Constitución”.

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Desde hace 23 años que Luz Vidal ha recorrido un camino largo. No solamente por el tiempo transcurrido, sino por las experiencias acumuladas desde el día que debió abandonar sus estudios de pedagogía en historia. Momento, en el que debió partir de su Wallmapu. Días antes del 11 de enero, último día de inscripción de candidaturas ante el Servel, abandonará la presidencia de Sintracap para incorporarse al proceso electoral que cambiará los cimientos jurídicos del país. A raíz de esto, reflexiona: “Es un acto de justicia para tantas y tantos que han tenido que abandonar sus sueños porque las condiciones les eran adversas (…) esta lucha ha valido la pena”.

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