Mensajes eclesiásticos

Es curioso leer en la entrevista realizada al obispo Gonzalo Duarte el 9 de junio pasado en un diario regional, donde dice que la Iglesia Católica producto del odio de otras personas vive una persecución desde hace 21 siglos.

Verónica Díaz Ramos 

Directora de Católicas por el Derecho a Decidir Chile  

 

Carta al Director publicada 21/06/07 en  Diario La Nación 

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El sacerdote salesiano, Antonio Larraín Pérez-Cotapos, absuelto por la Corte Suprema del cargo de abuso sexual a menores el mes pasado, esgrimió algo muy similar al hablar sobre su situación y defenderse ante la opinión pública. 

 

 

 

 

El sacerdote salesiano, Antonio Larraín Pérez-Cotapos, absuelto por la Corte Suprema del cargo de abuso sexual a menores el mes pasado, esgrimió algo muy similar al hablar sobre su situación y defenderse ante la opinión pública. 

El sacerdote salesiano, Antonio Larraín Pérez-Cotapos, absuelto por la Corte Suprema del cargo de abuso sexual a menores el mes pasado, esgrimió algo muy similar al hablar sobre su situación y defenderse ante la opinión pública. 

Si nos remontamos a la historia, la jerarquía católica ha sido también autora de crímenes en contra de millones de inocentes, asesinatos que fueron realizados en nombre de la fe y que buscaban eliminar a todas y todos aquellos que tenían otra creencia u otra forma de pensar. Es la propia jerarquía la que se condena al desprestigio cuando margina a sus fieles y niega los sacramentos, como es el caso del joven Cristián Espinosa. Pero eso no es todo, se sigue desprestigiando cuando realiza un férreo ataque en contra del aborto y castiga a las jóvenes mujeres que optan por la maternidad. ¿Cuántas adolescentes son expulsadas de los colegios católicos cuando quedan embarazadas? ¿Cuántos hijos e hijas de madres solteras o de padres y madres separadas son marginados de los colegios católicos? ¿Cuántas profesoras madres solteras son apartadas de sus funciones en estos mismos establecimientos? Podríamos seguir con una larga lista y demostraríamos que las campañas orquestadas que el obispo denuncia son ellos quienes las han iniciado.

Que el obispo Duarte exprese que la jerarquía no es partidaria de la censura, constituye una gran falta a la verdad. La religión católica no es la religión oficial ni la única del país, pero insiste en intervenir en políticas de Estado y censurar el ejercicio de las libertades individuales. Antes de denunciar unas persecuciones inexistentes, la jerarquía debería realizar un autoexamen y aprender de sus errores, evitando así la masiva huida de su feligresía en busca de otros credos o incluso perdiendo la fe.  

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