Mujeres y Partidos Políticos

En Chile las mujeres participamos activamente en política, sin embargo, a mayores niveles de jerarquía y poder de decisión, nos tornamos casi invisibles.

Columna escrita por Natalia Flores González, Secretaría Ejecutiva Observ Género y Equidad
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Publicada el 02/01/2008

Publicada el 31/12/2007

Publicada el 26/12/2007

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En Chile las mujeres participamos activamente en política, y en las bases partidarias estamos comprometidas al igual que los hombres. Sin embargo, a mayores niveles de jerarquía y poder de decisión, la presencia femenina se torna casi invisible. Durante la última década se aprobaron cuotas electorales de representación política para las mujeres en las elecciones internas en la mayoría de los partidos. Por supuesto que esta acción no fue gratis, ni fue parte de la reflexión masculina, se debió a la lucha permanente de las mujeres militantes por disminuir las desigualdades y la discriminación de que somos objeto desde tiempos inmemoriales.  

 

En la arena política, aunque las condiciones de participación pueden parecer similares entre mujeres y hombres, el camino de ellos es ciertamente más despejado que el nuestro. Diferentes investigaciones han identificado situaciones problemáticas que enfrentan las mujeres que están en los partidos políticos, como son la falta de conocimiento sobre la estructura informal del poder; la exposición pública a la crítica; el hecho que las mujeres en cargos públicos ó en actividades políticas se convierten en símbolo de todo su sexo, y si cometen un error, se dice que son “las mujeres” las que no sirven. En general, carecen de aliados en sus organizaciones políticas, son excluidas de la red formal, las decisiones, negociaciones y acuerdos se toman entre los hombres, que comparten espacios, intereses, gustos, aficiones y amistades. Otro aspecto es que a las mujeres se les respeta menos, sus actividades y opiniones suelen ser poco consideradas; y por supuesto, están los conflictos que desencadenan los diferentes papeles que deben cumplir, como mujer y como política. Las consecuencias se ven reflejadas si se cuenta las militantes que están en las direcciones nacionales de sus partidos o en cargos de representación popular, ya sea en Alcaldías (12.1%), Concejalías (17.4%), Cámara Baja (12.5%) o en el Senado (5%). 

La dirigencia masculina de los partidos políticos manifiesta que a las mujeres no se les discrimina en sus partidos y justifican nuestra ausencia de los puestos de alta jerarquía o de las candidaturas a elecciones populares con argumentos tales como “las oportunidades están ahí, pero las mujeres no se interesan”; “nos cuesta encontrar mujeres capacitadas”; “ellas dicen que no tienen tiempo”, en fin, el rosario de pretextos escuchados una y otra vez.

 

Es que no debemos olvidar que también en los partidos políticos se da una división sexual del trabajo y en la toma de decisiones, y que a pesar de que las mujeres nos integremos a la política, no por eso lograremos compartir el poder que es el privilegio masculino. Aún se mantiene vigente en los partidos una cultura política y códigos de conducta patriarcal que discriminan a las mujeres: al desarrollarse en horarios incompatibles con la vida familiar, por los mecanismos de competencia que instalan, por los mismos prejuicios sociales que han construido sobre ellas. 

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El sistema político democrático no puede desarrollarse sin la presencia política de las mujeres. Aquí en Chile, la ciudadanía eligió a una mujer como Presidenta de la Republica y evalúa en términos positivos la paridad de género al interior del gabinete presidencial. Frente a ello, los partidos políticos que no admitan la representación femenina perderán credibilidad, serán partidos incompletos y se estará restando así a la mitad de la población de contribuir con su visión en el desarrollo sostenible de la nación. 

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En este sentido, hombres y mujeres militantes debemos empaparnos del proyecto paritario como una necesaria profundización de la democracia. Para que esto se haga efectivo es necesario el apoyo de todas las instituciones políticas (voluntad política) para fomentar la participación política de las mujeres y de esta forma romper las barreras que se mantiene al interior de nuestros partidos

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