Obligadas a parir en Chile

Obligadas a parir en Chile

No existe una ley que promueva o inhiba la acción de abortar de las mujeres. Existen leyes que permiten generar condiciones para que las mujeres puedan abortar de manera segura, donde el derecho a la integridad y el acceso a la salud, es fundamental.

Las feministas han instalado este debate desde distintos lugares y también diseñado diversas estrategias para avanzar en la construcción de un país que reconozca el derecho de las mujeres a vivir dignamente y donde el aborto sea un derecho.

A las mujeres en Chile, no sólo las limita el ejercicio de sus derechos la Constitución del 80. Las chilenas tienen restringida su ciudadanía a través de un cúmulo de normativas elaboradas por la dictadura cívico-militar.

Desde el retorno a la democracia, sistema político por el que lucharon las mujeres convencidas de que una nueva institucionalidad emergería, han visto cómo sus derechos han sido pactados una y otra vez.  Las pretendieron convencer que, por el bien de nuestro país, la estabilidad de un conglomerado político, era importante suspender ciertos debates, particularmente aquellos ligados a la autonomía, sexualidad y reproducción de las mujeres.

En el año 2012, parlamentarios de derecha y de la democracia cristiana decidieron votar en contra de la idea de legislar sobre aborto. Decidieron que el derecho de las chilenas a interrumpir un embarazo no era un tema a deliberar en el Congreso.

Por primera vez, un gobierno democrático decide enviar al Congreso un Proyecto de Ley para despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales específicas. Increíblemente, se ha argumentado en el Congreso y en los medios de comunicación, que este proyecto de ley es la puerta para el aborto libre.

Las organizaciones de mujeres y feministas saben que este debate es un inicio. El proyecto es un mínimo ético, que pone a nuestro país en los márgenes aceptables del derecho internacional de los derechos humanos de las mujeres.

Con este proyecto el aborto seguirá siendo un delito en Chile. Sólo será despenalizado en el caso de invocar alguna de las tres causales. Este proyecto no promueve el aborto pero tampoco lo inhibirá.  Este proyecto permite dar una salida digna y autónoma a las mujeres cuyas vidas estén en riesgo vital, cuando el feto sea inviable y para aquellas niñas y mujeres que se embaracen producto de la violencia sexual.

Aquí no sólo está en juego la vida digna de las mujeres. Está en juego el cómo nos pensamos como sociedad y cómo construimos relaciones de género justas.

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Ana Tragolaf, Corporación de Mujeres Mapuche Aukiñko Zomo: “El aborto está presente en todas las culturas”. Leer más 

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Ex DC Anita Quiroga: “Penalización del aborto es una sanción excesiva, injusta, discriminatoria y clasista”

“No nos engañemos, sabemos que existen clínicas donde se practican abortos. No solo en Santiago, sino que en todo el país. Sabes que hay médicos que lo hacen y lo justifican de otra manera, por lo tanto me parece injusto que sean las mujeres pobres las que se arriesgan”

Por Nicolás Fajardo

Anita Quiroga militó por más de 30 años en la Democracia Cristiana (DC) hasta que las profundas diferencias con su partido en ciertos temas la llevaron el 2015 a dar un paso al costado. La decisión fue dolorosa pero necesaria. La conversó solo con su círculo familiar más cercano, entendiendo que se hacía urgente dar ciertas señales que permitieran que las cosas se removieran. “No son medidas que una decide de la noche a la mañana. Tenía hace rato algunos dolores de guata con algunas actuaciones del partido”, explica la ex concejala por Copiapó (2004-2007) y quien ocupara el cargo de Vicepresidenta de la Mujer de la DC por más de un año.

El episodio que terminó por determinar su renuncia fue “la manera en que se desconoció lo que se había suscrito en un programa de Gobierno, en el que se validó la despenalización del aborto en tres causales”. Quiroga, defensora del actual proyecto que se discute en el Senado, argumenta que para muchos militantes de la Democracia Cristiana haber permitido que se discutiera el tema fue una traición a los principios humanistas cristianos. Por ende, desde este escenario, la cirujana dentista explica la persistente negativa de algunos por rechazar el proyecto.

Penalización del aborto en Chile

El tema del aborto no es lejano para Anita Quiroga debido a que ahondó en él por la experiencia de un familiar querido.“Mi abuela era una mujer pobre y la primera vez que escuché hablar de aborto fue por ella. Me dijo que se había realizado cinco abortos cuando era joven porque no tenía plata para seguir manteniendo a sus hijos”, rememora con emoción evidente.

Explica que esos relatos le hicieron cambiar la forma en cómo pensaba sobre aborto. Entendiendo lo doloroso de la situación, se convenció que hay que ponerse en el lugar de la mujer afectada, la misma que por no tener condiciones económicas para mantener a sus hijos, debía tomar una difícil decisión que ponía en riesgo su vida.

Al igual que su abuela, hay muchas mujeres que se siguen haciendo abortos en condiciones inseguras. “Acá hay cosas que se cruzan, pero desde mi percepción personal hay que abrir la discusión de aborto en Chile, más allá de las tres causales”. Para Anita Quiroga las creencias personales no se deben anteponer a la idea de rechazar el debate. El ideal es que se logre identificar lo que beneficia a la mayoría de las mujeres, sin necesidad de cargar la convicción personal legítima que cada una tiene.

Para la ex militante DC la penalización del aborto en Chile es “una sanción excesiva, injusta, discriminatoria y clasista”, recordando que este fue el último acto legislativo de la dictadura militar. Se trata además de desconocer una realidad que existe y que quienes lo practican en condiciones sanitarias son aquellas mujeres que pueden pagarlo. “No nos engañemos, sabemos que existen clínicas donde se practican abortos. No solo en Santiago, sino que en todo el país. Sabes que hay médicos que lo hacen y lo justifican de otra manera, por lo tanto me parece injusto que sean las mujeres pobres las que se arriesgan”, explica Quiroga.

En este sentido hace énfasis en que este proyecto despenaliza una decisión que es personal y que, en caso de aprobarse la ley, no obliga a que una mujer con un embarazo inviable aborte, sino que permite que la que quiera legítimamente interrumpirlo no sea castigada y victimizada. “El terminar con cosas que discriminan o que castigan exclusivamente a la mujer en situaciones que tienen que ver con la pareja, familia o la sociedad, es una deuda del Estado. El aborto también es un tema de equidad considerando que las mujeres más pobres son las más criminalizadas”, agrega.

Causal por violación y el silencio de la violencia sexual

Para la ex militante de la Democracia Cristiana la causal por violación es una oportunidad para perfeccionar la ley en el futuro y que lo importante ahora es su aprobación, aquella que permitirá resolver situaciones muy dolorosas. “Esto no quita que el día de mañana, en una sociedad más madura y con un Parlamento diferente, se pueda cambiar. Todos los proyectos son perfectibles”, refiriéndose a la controversia que genera el debate en materia de violencia sexual y aborto, la misma que terminó reduciendo los plazos para que una mujer menor de 14 años pueda acceder al aborto: de 14 a 12 semanas de gestación. “La violación tiene que ver mucho con los espacios de silencio y que cruzan a la violencia de género. La tasa de embarazos en menores de 14 años está aumentando y si miras además el riesgo para una niña de 11 años, que no está preparada para ser madre, el riesgo que le ocasiona un embarazo no deseado no solo tiene que ver con lo físico sino que también lo mental”.

Para Anita Quiroga no todo es blanco y negro, argumentando que ello se evidencia en el proyecto y en los mecanismos que buscan generar condiciones de apoyo por parte del Estado para aquellas mujeres que desean mantener un embarazo en condiciones complejas.

El lobby de Soledad Alvear

La ex ministra del Sernam, Justicia y Relaciones Exteriores ha sido una de las voces más contumaces y contrarias al proyecto de despenalización del aborto en tres causales. Su presencia en los medios de comunicación ha sido regular y desde ahí ha disparado su artillería basada en argumentos valóricos y religiosos. “Tengo un profundo respeto por ella, ha sido consecuente con aquello que cree. El tema es el espacio que se le da. Políticamente hablando puede tener el mismo nivel de representación que puede tener otra demócrata cristiana a la que no se le da el mismo lugar”, dice Quiroga.

Considerando que Soledad Alvear no ocupa un cargo en la estructura del partido, Anita Quiroga entiende que no es ella la persona indicada para referirse al proyecto. “Los espacios de influencia o lobby que hace desde el espectro de la amistad que tiene, la convierten en un stakeholder que tiene más influencia de la que uno espera”, precisa.

Dichos de Pablo Lorenzini

Recordadas son las desafortunadas declaraciones de Pablo Lorenzini diputado DC cuando, en febrero del 2015, comentó en una entrevista que “hay miles de casos de mujeres que tienen relaciones porque, a lo mejor, tomaron un traguito de más o estaban apenadas, o por las circunstancias que pasan en la vida, que el hombre es muy hábil y las convenció y ella no quería, en ese caso ¿es violación también?”. Anita Quiroga sintió y siente un rechazo por ellas. Espera que la sociedad en general fuese más abierta e inclusiva. “Parto del legítimo derecho de que las personas tienen que opinar sobre un tema y defenderlo con sus convicciones, pero desde la objetividad y no de la descalificación”.

Por lo mismo hace hincapié que cuando escuchó los comentarios de Lorenzini de inmediato manifestó su rechazo públicamente junto a la Subsecretaria de la Mujer y la Comisión Político Técnica de la Mujer del Partido Demócrata Cristiano. “Declaraciones de este tipo no sólo banalizan el dialogo social sobre la despenalización del aborto. También hacen evidente el machismo que impera en nuestra sociedad y que escala aún a nuestros propios parlamentarios. La violación es uno de los delitos más terribles contra las personas y no parece comprensible que se pretenda culpar a la víctima de tal aberración”, rezaba el comunicado.

Participación política actual

El escenario político actual la llevó a sumarse como colaboradora a Revolución Democrática, aunque por ahora está a gusto manteniendo esta figura y no militando. Para ella, Chile necesita cambios en la forma cómo se desarrollan las diferentes agrupaciones y esta plataforma política surge como una alternativa interesante. Bajo este contexto comenta que “personalmente me simpatiza mucho la idea del Frente Amplio, creo que efectivamente Chile necesita algo diferente a lo que tenemos. Como están, los partidos no dan cuenta de lo que la sociedad espera de ellos. Hay una forma muy agotada de hacer política”.

“Tenemos como país desafíos concretos en qué avanzar, las encuestas lo muestran. El ciclo está más que terminado, la transición finalizó y no es posible que sigamos defendiendo cosas indefendibles como la concentración de capital, las AFP y varias cosas más. El tema del Frente Amplio hace mucho sentido y ojalá las cosas fluyan adecuadamente”, agrega.

Anita Quiroga descarta volver a militar activamente o regresar a la Democracia Cristiana, aunque enfatiza que en su partido por casi 32 años hay valores y realidades destacables.“La DC de base es mucho más progresista y abierta a muchos temas de lo que la cúpula partidaria muestra a la gente. Entonces, hay algunos que son más de izquierda que los comunistas más comunistas. A esa gente, yo le entrego mi profundo respeto”, concluye.

 

Ana Tragolaf: “El aborto está presente en todas las culturas”

Estoy de acuerdo con el aborto en las tres causales y con el aborto en general. Es un tema presente y presente en todas las culturas”.

Por Camila Muñoz

Ana Tragolaf es presidenta de la Corporación de Mujeres Mapuche Aukiñko Zomo y trabaja como docente en la Universidad de la Frontera en Temuco. También es coordinadora técnica del Observatorio Regional de Equidad en Salud según Género y Pueblo Mapuche, desde donde ha desarrollado un liderazgo en la zona en defensa al feminismo Mapuche, siendo un referente para su comunidad en la Araucanía. “Cuando nosotras (Aukiñko Zomo) llegamos acá, hace seis años atrás, la gente no quería hablar de la violencia, las mujeres nos decían que no, que eso no estaba presente en su comunidad, que pasaba en otras comunidades”.

Según informaciones de la Fiscalía Nacional durante el 2016 hubo 15.266 denuncias por delitos sexuales. Se estima que cada 33 minutos ocurre un abuso sexual en el país. En este mismo año, hubo 536 casos en la Araucanía, convirtiéndose en una de las regiones con mayor número de denuncias. Datos de Carabineros de Chile de 2015 arrojan que 348 mujeres fueron víctimas de abusos sexuales constatados en esa región.

Violencia invisible

La violencia de género es un problema que afecta a cientos de mujeres año tras año. La presencia de patrones culturales que avalan la violencia ejercida contra ellas aumenta progresivamente. Pese a que el tema ha estado de manera sistemática en la agenda pública, esto no ha sido suficiente para concienciar y generar una red de apoyo para las mujeres rurales. Ana Tragolaf considera que hoy, la deficiencia radica en cómo se aborda el tema.

“Nosotras vemos qué pasa con las mujeres mapuche de la región, porque es un programa de Estado que, en el fondo, aplica de una misma manera para todo el país. Consideramos que hay una deficiencia de estos programas porque no siempre se condicen con la realidad de las mujeres en las regiones, por un tema cultural, sobre todo acá en la región, eso se invisibiliza”, explica.

Uno de los puntos que más critica la docente, es la desatención del sistema de salud. “Hay mujeres que acuden a un servicio público y no son bien atendidas, son violentadas o son discriminadas, y eso es algo que no se contabiliza dentro de las estadísticas”, enfatiza Tragolaf, haciendo referencia a aquella violencia que es institucional. Considera que existe un problema con las políticas en materia de violencia hacia las mujeres. Por ello, junto al Observatorio de Equidad en Salud según Género y Pueblo Mapuche han ido generando análisis de conservatorios que congregan a mujeres mapuches y no mapuches.

“Las mujeres rurales no están protegidas. Una mujer que vive en la cordillera baja para denunciar una situación de violencia, pero no hay una red de apoyo cercana cuando vive un episodio de violencia.” Son pocas las que tienen contención. En el caso de las mujeres rurales de la Araucanía esta ausencia es aún más compleja y delicada de abordar.

El trabajo realizado por Tragolaf y sus compañeras en el Observatorio ha permitido generar lazos y cercanías con las mujeres de la zona. “Al ir teniendo más confianza con las mujeres, un trabajo cercano, ellas fueron contando situaciones, dieron testimonios. Efectivamente comenzaron a hablar sobre lo que les estaba pasando”, comenta. La presidenta de la Corporación de Mujeres Mapuche Aukiñko Zomo dice que después de un tiempo, las mismas entrevistadas terminaron siendo monitoras y ayudándose entre ellas como una forma de reparar los daños de la violencia a la que sobrevivieron. Así, se continúa ampliando la red de apoyo de mujeres.

Aborto en tres causales, una limitación

El trabajo que realiza el Observatorio de Equidad en Salud según Género y Pueblo Mapuche también ha sido esencial para que en la región exista un mayor conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y de la igualdad de género, manteniendo un compromiso con la diversidad de la zona y las distintas organizaciones de la sociedad civil.

El próximo 16 de enero, la Comisión de Constitución del Senado votará por la despenalización del aborto en tres causales: peligro de vida para la mujer, inviabilidad fetal incompatible con la vida y embarazo por violencia sexual. Este proyecto es una de las grandes propuestas del segundo mandato presidencial de Michelle Bachelet. Según estimaciones del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) en Chile se realizan alrededor de 60 a 70 mil abortos en Chile al año.

Ana Tragolaf hace constante seguimiento a las políticas públicas en salud, levantando indicadores que den cuenta de las inequidades en esta materia. “Estoy de acuerdo con el aborto en las tres causales y con el aborto en general. Es un tema presente y presente en todas las culturas”, reconociendo que la brecha que entre el movimiento de mujeres y la mirada que tienen los legisladores respecto al aborto es bastante grande: “Al tener tres causales, ya hay una limitación”.

La docente explica que dentro de los pueblos indígenas existen otras formas de manejar el aborto, que tienen que ver con el uso de remedios y de hierbas medicinales. “Diría que ni siquiera las mujeres mapuche, y en otros pueblos indígenas, está muy discutido (el aborto), más bien se debate y se ha discutido a nivel del movimiento de mujeres feministas urbanas, pero en lo rural, este tema no ha sido muy llevado”, asegura Tragolaf. De ahí los énfasis del Observatorio; abrir espacios de diálogo respecto al aborto y los derechos reproductivos a través de conversatorios y seminarios en distintos espacios con mujeres urbanas y rurales.

Lucha feminista Mapuche

Ana Tragolaf ejerce una influencia en su territorio. Sus vínculos con líderes mapuche, con dirigentes y con diversas mujeres relacionadas a la política ha sido una vía incluso para llegar con su propuesta de diálogo a la educación como institucionalidad. “Hemos ido generando algunos materiales de educación como estrategia para abordar los temas con la infancia, con los niños, con las niñas y así enfrentar las temáticas de la violencia de género”.

La presidenta de Aukiñko Zomo y el observatorio juegan un papel decisivo en el territorio. Pero reconoce que ha sido complicada la recepción que los hombres del Pueblo Mapuche tienen de los temas relacionados a los derechos de las mujeres “Por una parte, no se logra entender el proceso de lucha de las organizaciones feministas y, por otro lado, ser mujeres mapuche. Creo que se interpreta como una forma de alejarte de la lucha de tu pueblo. Muchas veces nos dicen que no compartimos la misma mirada hacia las mujeres porque las vemos mucho más autónomas (…) Participar en instancias feministas se ve más como una amenaza que una contribución porque tal vez al participar, también una va recogiendo distintas herramientas para enriquecer tu accionar”.

 

 

Miguel Lorente: “Los abortos inseguros significan un desprecio a la vida, pero a la vida de las mujeres”

La penalización del aborto es una forma de violencia contra las mujeres, ya que se atenta contra su autonomía, capacidad de decidir; se atenta contra sus derechos sexuales y reproductivos.

Por Alejandra Villalobos

La Comisión de Constitución del Senado votará próximamente el proyecto de ley que despenaliza el aborto en tres causales: peligro de vida para la mujer, inviabilidad fetal incompatible con la vida y embarazo por violencia sexual. Este proyecto constituye uno de los ejes del segundo mandato de Michelle Bachelet, y se convirtió en la primera ocasión en que el Ejecutivo envía un proyecto de esta envergadura.

Actualmente, solo seis países penalizan la interrupción del embarazo bajo cualquier circunstancia. En este grupo se encuentran Ciudad del Vaticano, República Dominicana, Malta, El Salvador, Nicaragua y Chile. La causal por violación es la que causa más controversia y la que ve más difícil su aprobación, pese a que en sondeos de opinión como la Encuesta Nacional UDP 2015, un 64,2% de las personas consultadas está de acuerdo con despenalizar el aborto en esta circunstancia.

En el escenario internacional, en el año 1985, España despenalizó el aborto en tres causales; las mismas que recién hoy están siendo discutidas en Chile. En este contexto, Miguel Lorente (54) médico forense español, docente de la Universidad de Granada y experto en violencia contra mujeres, conversó acerca de la vulneración de derechos de las mujeres y cómo la prohibición del aborto es un ejemplo más de que el machismo pone en segundo plano la decisión personal, sin tener un respeto real con la vida de ellas: niñas y mujeres.

Madre a la fuerza, violencia contra las mujeres

Representantes de diversas organizaciones, personas expertas en distintas ramas del Derecho, profesionales de la salud y testimonios de mujeres, tuvieron presencia en las comisiones del Congreso Nacional para aportar al debate. Dentro de los argumentos expuestos, se menciona que la penalización del aborto es una forma de violencia contra las mujeres, ya que se atenta contra su autonomía, capacidad de decidir; se atenta contra sus derechos sexuales y reproductivos. “Se quebrantan de manera integral, no hay una manera parcial de quebrantar los derechos humanos sino que cuando se toman decisiones por encima de la voluntad de la mujer en una conducta y en una situación tan trascendente como la de un embarazo no deseado, al final, lo que se está es situando a la mujer en un lugar totalmente secundario al plano de los hombres”, dice Lorente.

Lorente explica que el aborto no es una situación buscada por las mujeres y que las afecta a ellas, a su forma de vivir ese momento y a lo que será el resto de su vida. “No se puede reducir todo lo que significa para las mujeres al planteamiento sobre la interrupción voluntaria del embarazo, a lo que son esos nueve meses de gestación; puesto que estamos hablando del resto de las vidas de estas mujeres”.

En Chile, cerca de 66% de las mujeres que resultan embarazadas por violación son menores de edad. Sin embargo, no existe una ley que les permita, ni a ellas ni a ninguna, interrumpir el embarazo. “Si le imponemos a una mujer ser madre, estamos forjando algo que tiene mayores consecuencias que la imposición de una relación sexual, que la sociedad contempla como algo inadmisible y además penaliza por medio de la violación. Pero parece que no violenta tanto el hecho, o no se considera tan reprobable, que una mujer sea madre a la fuerza, es decir, sin necesidad de contar con su voluntad, con su consentimiento”, advierte Miguel Lorente.

Machismo y despenalización

Hasta el año 1989, en Chile se podían realizar abortos terapéuticos, bajo ciertas indicaciones. Como una de sus últimas acciones en el poder, la dictadura promulgó la Ley N° 18.826 que tuvo como consecuencia la prohibición total de cualquier práctica que provocase un aborto. “La no regulación del aborto, en ninguno de esos supuestos, durante muchos años, se ha traducido en mortalidad materna como consecuencia de abortos inseguros. Significa un desprecio a la vida, pero un desprecio a la vida de las mujeres”, sentencia el médico forense.

Para él, la defensa a la vida planteada por aquellos que se oponen a la despenalización (y prefieren mantenerlo en la ilegalidad) es solo una falsa pantalla, pues se permite que las mujeres fallezcan como consecuencia de la realización de abortos inseguros, lo que además, tiene directa relación con el machismo. “El hecho de que las mujeres acudan a abortos inseguros jugándose la vida, indica que no estamos ante un capricho de las mujeres, no estamos ante una opción de decir, “mira, hoy voy a abortar porque estoy aburrida“, no se puede ser tan simplista, estamos hablando de problemas graves que afectan a la vida (…) eso es consecuencia del machismo que siempre ha considerado a las mujeres en una posición inferior.”

Una violación sin resultado de embarazo posee un porcentaje de suicidio por sobre el 20%.“Estamos generando algo añadido de ese suicidio, entre otras muchas cosas, por lo tanto creo que deberíamos analizar mucho más seriamente y más fríamente lo que significa una violación, lo que significa un embarazo derivado de una violación”, plantea el profesor de medicina legal de la Universidad de Granada y autor de diversos libros sobre violencia machista como “Mi marido me pega a lo normal”.

El proyecto de ley que se discute en el Congreso, establece que se podrá efectuar un aborto en caso de violación hasta las 12 semanas de gestación. Si la mujer es menor de 14 años, se considerará hasta las 14 semanas. “No tiene sentido que el conflicto sea un límite en el tiempo, no tiene por qué, estaríamos planteando problemas que trascienden lo que son los límites. Es decir, no puede ser que un embrión con 13 semanas y media, no sea problema y con 14 y medio sí lo sea, eso es absurdo y tenemos que volver a situar el problema no en el embarazo sino en la vida de las mujeres.”, dice Lorente.

Otro de los temas presentes en el debate en Chile es la objeción de conciencia de los médicos, ya que se contempla una indicación que les permite derivar a otros profesionales si existe una discordancia con su ética o principios personales. “Los médicos deben entender que son una parte de la respuesta clínica al problema de la interrupción del embarazo, no son quienes tienen que decidir. No es un problema de salud el embarazo no deseado, sino que es un problema social y por lo tanto, la parte de la medicina debe de posicionarse en aquello que exija una respuesta médica, que es el momento de la interrupción, del asesoramiento, del seguimiento, todo lo que haga falta”.

“Obligar a una mujer que ha sufrido una violación a que sea madre del hijo del violador es un trauma que puede generar consecuencias graves de por vida, incluso un factor que puede aumentar la tasa de suicidios que ya de por sí es alta tras una violación”, finaliza.

José Andrés Murillo: “La obligación a parir es una violencia tremenda, que es consecuencia de la violencia sexual”

“La obligación a parir de una mujer, es una violencia tremenda, que es consecuencia de la violencia sexual, por eso, de todas maneras apoyo la despenalización en el caso de violación y de las otras dos causales también”.

Por Catalina Ellies

 

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