Opinión: Las urgencias político – culturales del SIDA en Chile

Opinión: Las urgencias político – culturales del SIDA en Chile

¿Quién ha vivido 32 años con VIH en Chile? Al menos en su primera etapa, el siniestro entramado político bajo el cual se conoció el VIH/SIDA en Chile: tiempos de dictadura militar en un país donde tampoco queda registro de la tortura y desaparición de homosexuales, lesbianas, transexuales y travestis.

El libro SIDA en Chile. Historias Fragmentadas, investigación de lxs periodistas Amelia Donoso y Víctor Hugo Robles, editado por Fundación Savia, comparte escenas de un país que vive y convive con el VIH/SIDA. Lxs autorxs recogen distintas transformaciones que la realidad del SIDA trajo durante los últimos treinta años, mediante el relevo de la trayectoria de Fundación Savia, una de las primeras en sumarse al trabajo en defensa de los derechos de las Personas Viviendo con VIH/SIDA y su actual Observatorio de Políticas Públicas y los Derechos Humanos; los recorridos inaugurales y pioneros de organizaciones gays y trans en torno a la problemática del VIH/SIDA y los derechos humanos; las carencias y progresos en salud pública; y los avances legislativos y la Ley del SIDA que el próximo 14 de diciembre cumple 15 años de su publicación en el Diario Oficial.

Se trata de una referencia historiográfica que faltaba, una historia social del VIH/SIDA en Chile, que además del ámbito clínico y preventivo se hace cargo de exponer la experiencia cultural de los desafíos del VIH/SIDA, mostrando la importancia de seguir dialogando y cruzando políticas, activismos, arte y performance, como combinatoria abierta a aquello por descubrir.

El volumen concierta eficazmente archivos de prensa, documentos íntimos, entrevistas a lxs protagonistxs y escrituras referenciales en cultura, salud y legislación acerca del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida SIDA. La clave es una voz narrativa marica y seropositiva, partícipe de los acontecimientos, que hace las veces de hilo conductor del relato y que se ocupa de describir en primera persona las realidades de las sexualidades y géneros que, junto con la del SIDA que tocaba a la puerta, se organizaron para comprender y combatir distintas coyunturas sociales.

¿Quién ha vivido 32 años con VIH en Chile? Al menos en su primera etapa, el siniestro entramado político bajo el cual se conoció el VIH/SIDA en Chile: tiempos de dictadura militar en un país donde tampoco queda registro de la tortura y desaparición de homosexuales, lesbianas, transexuales y travestis.

El SIDA convocó a los homosexuales a organizarse. El SIDA puso lo no heterosexual en discusión -inicialmente apocalíptica y estigmatizadora, pero discusión al fin y al cabo- mucho antes de que lxs heterosexuales comprendieran que el VIH/SIDA también les afectaba. Antes, tuvo que aparecer el SIDA. Por el SIDA las transexuales y travestis se empezaron a organizar autónomamente. El SIDA fortaleció el activismo del trabajo sexual y la demanda por los derechos pendientes de las trabajadoras sexuales en Chile. Del SIDA germinó y se recreó polémicamente el activismo LGBTI local.

Como mensaje de amor y valentía dicho al oído del desahuciadx, siguiendo líneas tan grandes como la nota de despedida de Edmundo Rodríguez Ramírez, primer chileno diagnosticado de VIH y muerto a causa del SIDA: “Jamás en la Tierra me encontré solo… como aquí esto es muy quieto me queda todo el tiempo para estar al lado de cada uno de ustedes”.

Todas estas luchas comparten el SIDA y decenas de urgencias político – culturales. Todas estas son luchas de liberación social deben ser recordadas este 1 de diciembre, Día Mundial del SIDA, fecha emblemática que reafirma la obligación de políticas públicas de educación sexual efectivas y permanentes campañas de prevención del VIH/SIDA.

Por Nikki Raveau, Activista Trans 

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