La paridad no se ha roto

La paridad no se ha roto

El cambio de gabinete del pasado 27 de marzo les cayó como un balde de agua fría. Más allá de la contingencia política, del Transantiago, de que si hubo o no presión de parte de los partidos, lo que dejó en una pieza a estas mujeres fue constatar que esta vez eran sólo nueve las ministras frente a trece ministros. La paridad numérica que tan bien habían recibido al comienzo del gobierno, dejaba de existir. Pero sólo les bastaron unos minutos para darse cuenta de que la verdadera paridad, la más profunda, estaba todavía en pie y que, en materia de género, aún queda un largo camino por recorrer y reflexionar.

Se reunieron en el Centro de Estudios y Desarrollo de la Mujer (Cedem), bajo el alero del proyecto de formación de mujeres líderes para el siglo XXI que lleva a cabo esa ONG, con el financiamiento del Programa de Apoyo al Liderazgo y la Representación de la Mujer (PROLID). Compartieron reflexiones, argumentos y sensaciones sobre el momento político que vive Chile hoy y el rol que en éste le cabe a las mujeres.

Tanto María de los Ángeles Fernández, directora de la Fundación Chile 21, como Carolina Carrera, del Foro Político Julieta Kirkwood, y Teresa Valdés, del Observatorio de Género y Equidad, reconocen que en un primer momento la conformación del nuevo gabinete las dejó “perplejas”, “en estado de schock”, “¿y dónde están las mujeres?”, se preguntaron, pero que luego, la reflexión las llevó a darse cuenta que no todo en la vida son números.



“La paridad tiene una acepción más radical, que es la que expresó la Presidenta en la conformación del gabinete en marzo del año pasado, que es un 50 y 50%. El ajuste que hizo ahora mantiene en términos precisos la composición de un gobierno paritario, por cuanto existe una acepción más flexible que habla de la paridad como una representación equilibrada donde ningún sexo puede tener más de 60% o menos de 40%. Desde esa perspectiva, la Presidenta sigue manteniendo su promesa a los hombres y mujeres del país”, declara la directora de Chile 21, quien coordina una mesa pro género en dicha fundación.

Carolina Carrera coincide: “A lo que estamos apostando no es a una cosa solamente numérica, nos parece que es importante simbólicamente, pero estamos apostando a lo que se denomina democracia paritaria. Estamos luchando porque las mujeres tengan una presencia igualitaria en todos los espacios de la sociedad y que hayan cambios sustantivos (…) Aquí la paridad no se ha roto”, enfatiza.

No obstante, considera que “no es una buena señal” que las mujeres no estén representadas en el gabinete político. Para Carolina, la salida de Paulina Veloso del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, responde a “las dificultades que tuvieron nuestros propios congresistas de relacionarse con una mujer, de otorgarle poder a una mujer, eso nos muestra el tipo de país en el que vivimos aún, nos muestra el tipo de clase política que tenemos”, lo que – a su juicio- es más grave aún en el caso de los correligionarios de la Concertación, pues dicen ser progresistas y apoyar este tipo de medidas.

Desde la perspectiva de Teresa Valdés, en tanto, la actual diferencia numérica entre los géneros en el gabinete se presenta como un “desafío para las mujeres de tomar conciencia de que construir una democracia paritaria es un largo proceso y que tiene varias dificultades (entre ellas) el machismo de la clase política”.

“Los partidos de la Concertación, con sus elites, sus grupos, no están del todo convencidos y creo que ellos han sido un factor complejo en este cambio de gabinete, en el sentido de decir: ‘las personas más adecuadas en este momento son estos señores que vienen de nuestra historia’ (…) Creo que aquí ha habido una presión expresa sobre la Presidenta para bajarle el perfil a su propuesta paritaria”, declara la socióloga, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad.

 

Cambio cultural

A pesar de la sorpresa de este grupo de mujeres y, quizás, del desaliento de muchas más, es probable que más de alguno haya esbozado una sonrisa y exclamado un “¡lo sabía, la paridad no es posible!”.

Las críticas y polémicas que en su momento desató el nombramiento de un gabinete paritario no fueron menores. No obstante, Bachelet persistió en convertir a Chile en el segundo país, junto a España, en tener este tipo de conformación ministerial. Pero ahora que las cifras cambiaron, tuvo que clamar a los mismos que en un primer momento se opusieron.

“Cuando nombré un gabinete paritario hubo una tremenda crítica de algunos sectores, ahora circunstancialmente hay un hombre más en el gabinete y es noticia de primera plana, algunos que lo comentan son los mismos que se escandalizaron porque (antes) había tanta mujer en el gabinete, pero me parece que es un cambio positivo”, sentenció la Jefa de Estado.

Al parecer, con o sin paridad, ese cambio cultural ya se instaló en nuestra sociedad, sobre todo para las futuras generaciones. Al menos, así lo creen las expertas.

“Independientemente de lo que piense la derecha o los distintos grupos sobre esto. Independientemente de los debates y discursos estereotipados y los atavismos que muestran los opinólogos y los analistas con respecto a este tema, hay un cambio en marcha porque los modelos de rol para las niñas y los niños de este país no serán nunca más los mismos. El hecho, para una niña y también para un niño, de ver que una mujer puede ser Presidenta, de ver un gabinete donde hay visibilidad de las mujeres, es muy importante con relación a cómo ellos van a modelar sus preferencias en la vida. El campo de lo político hoy aparece como un campo posible de ser actuado y modelado por mujeres. Antes eso era bastante impensable”, reflexiona María de los Ángeles Fernández.

Al respecto, Carolina Carrera observa que en los niños y niñas, ya se ha instalado la idea de que ahora son las mujeres las que mandan. “Hay algunos que quieren hacernos ver que aquí hay un retroceso, pero en estricto rigor no hay un retroceso, en las cabecitas de estos pequeños ya no es posible ir hacia atrás, pero lo que la prensa nos muestra, o nos trata de mostrar, es aquí hay un retroceso, que algo falló. El discurso imperante quiere decir ‘siempre supimos que iba a ocurrir, las mujeres no se la pudieron’. Esa es una falsedad”, sostiene.

 

Profecías auto cumplidas

Con el caso de María de la Cruz, la primera senadora chilena, elegida en 1953, compara Teresa Valdés la situación actual de Michelle Bachelet. La vehemencia de De al Cruz fue tal, que provocó recelo en todos los sectores, al punto que la acusaron falsamente y lograron desaforarla, sacándola de la vida política.

“Me parece que aquí la fronda masculina o el acuerdo de caballeros, quiere reproducir lo que sucedió en aquellos años con María de la Cruz (…) Creo que se ha sentido tan amenazada la fronda masculina que están en esto de pegar un buen golpe para que no nos atrevamos las mujeres nunca más. Pero creo que eso no va a suceder y más bien van a tener que empezar a reconocer que nos necesitan a la hora de las elecciones, que tienen que ser capaces de defender el gobierno de la Concertación”, manifiesta Valdés.

En ese sentido, la socióloga señala que el ruido que ahora provoca la llamada crisis del bachelletismo, se trata más bien de una “profecía auto cumplida”.

“Desde que asumió la Presidenta, vemos cómo hay una campaña sistemática para instalar que no se la puede, no se la va a poder, y la sensación que nos produce es cómo están quedando fuera de la historia ciertos sectores, incluso diputados de la Concertación”, acota.

Teresa Valdés indica que detrás de este tipo de declaraciones se esconde un problema de fondo: la crisis de los partidos.

“Es evidente la crisis de los partidos de la Concertación y aquí se han tomado de un tema, pero en realidad es evidente el problema al interior. Es el momento de que los parlamentarios y los dirigentes de la Concertación se hagan cargo de que han estado como niños con pataleta porque les quitaron algo que era profundamente de ellos y están dispuestos a tirar todo a la basura, de perder todo lo que tienen por una pataleta”, opina.

Al respecto, la directora de Chile 21 coincide. “Aquí nadie asume su responsabilidad y todo el mundo le echa la culpa al empedrado” dice. Fernández aclara que, desde su punto de vista, la crisis política se debe al proceso de selección de los candidatos. “Aquí no existe ningún criterio básico de disciplina partidaria”, apunta.

No obstante, Fernández analiza que, a pesar de este contexto, el cambio cultural que viene aparejado a Bachelet se producirá igual.

“Si ella no es un cambio cultural en sí misma, creo que todo lo que está pasando va a producir un cambio cultural más profundo que hoy día no estamos en capacidad de avizorar”, pronostica.

COMMENTS