El voto de la gente no depende de la coyuntura

La encargada de la encuesta MORI asegura que los chilenos, pese a todos los cambios que ha experimentado nuestra sociedad, seguimos votando de manera similar a cómo lo hacíamos en el pasado. 

Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, conocida por su trabajo a la cabeza de la encuesta MORI, no tiene pelos en la lengua para asegurar que quienes pronostican que Sebastián Piñera ya ganó las elecciones están equivocados. Recuerda que a dos años de competir con Ricardo Lagos, Joaquín Lavín tenía 58% de las preferencias y, sin embargo, no pudo vencer la contienda.

-La encuesta Adimark muestra una caída en la aprobación de la Presidenta Bachelet. ¿Ya se puede hablar de una tendencia?

-Adimark es una empresa que en las últimas elecciones presidenciales no se ha atrevido a hacer una predicción de votos en las elecciones presidenciales A mí me merece duda un encuestador que no es capaz de contrastar la realidad. Además, en Chile todas las encuestas dan números distintos respecto de la aprobación de los presidentes, lo que me parece una vergüenza nacional. Tenemos un sistema tremendamente anticuado, porque ni a los actores políticos ni al Gobierno ni a la oposición les importa que ellas den números distintos para decir lo mismo. Si en Estados Unidos sale una encuesta sobre la aprobación de señor Bush, las diferencias son de décimas. Aquí han llegado hasta 8 puntos. Adimark ha dado siempre una dimensión que difiere entre 6 y 7 puntos de otras encuestas.

-¿Pero hay tendencia?

-Efectivamente la aprobación de gobierno ha bajado. Ahora, a los cuatros últimos presidentes de Chile les sucedió lo mismo. Aylwin partió con 75% de aprobación y, en agosto de 1990, bajó más de 20 puntos. En un plazo de seis meses le había sucedido más de lo que le ha pasado a esta Presidenta en un año y cuatro. La pregunta no es qué le pasa a la Presidenta, sino qué le pasa a las expectativas de las personas. Vivimos en un país donde la gente no se siente representada por el modelo. No sentimos que somos exitosos como se nos dice. ¿Qué Presidente de la región ha logrado mantener su ritmo de aprobación después de elegido, cuando las expectativas son las que son? Ninguno. De los 11 presidentes que fueron elegidos entre 2005 y 2006 ninguno ha tenido una evolución distinta. La pregunta es si el proceso que está viviendo ella es dañino para su gestión y para la Concertación.

-¿Lo es?, porque quedan sólo poco más de dos años.

-El ciclo del clima de opinión no tiene nada que ver con el ciclo de los climas presupuestarios. La nación funciona 12 meses al año y ese es el error de la oposición en las elecciones pasadas. Ellos creen que el voto de la gente depende de los ciclos de opinión pública. ¿Por qué la Concertación ha tenido cuatro gobiernos? Porque precisamente el voto de las personas no depende de la coyuntura y en la medida en que cumpla con esas expectativas mantiene al electorado. En el ’99 la oposición centró su campaña en el tema de la delincuencia, porque creía que como este problema estaba en primer lugar en el ranking nacional era determinante para el voto. El hecho de que haya algo sea importante para la nación no significa que una persona vaya a definir por eso su voto. La gente no es la nación, la unidad del individuo no se ubica en la unidad nacional.

-¿Cuánto puede bajar un Presidente?

-El ex Presidente Alejandro Toledo llegó a tener un 4% de aprobación y mostró que es posible terminar un mandato sin aprobación de gobierno. Cuando se habla de “desplome”, yo pido que me definan “desplomar”. Porque si tengo a un millón de pingüinos en la calle, sin que nadie me diga agua va, a los 30 días de haber asumido y después tengo una de las políticas públicas más mal instaladas en el siglo, el Transantiago, y aún mantengo al electorado, digo ¡diablos, qué robusto el electorado!, en vez de decir qué brutal la caída. Si las palabras tuvieran congruencia con los números ella la Presidenta debería estar en un 20%.

Efecto Transantiago

-¿Es el Transantiago significativo en la baja de la Presidenta?

-La oposición no ha acertado en las cosas que tiene que decirle a la población y por eso no ha ganado elecciones. El hecho de que usen este argumento me da más base para pensar que no saben identificar las prioridades de la población. En primer lugar Michelle Bachelet no va a ser candidata a la presidencia. Si la castigan y el candidato de la Concertación es un hombre, eso va a hacer desaparecer el efecto Transantiago. Entonces, ¿a quién están castigando?

-A Ricardo Lagos.

-La elite está castigando a Ricardo Lagos.

-Un ciudadano que tiene que tomar dos o tres conexiones hoy, ¿no castiga a Lagos?

-No tiene cómo hacerlo. Él no es candidato, no es actor político, no es senador. Es un Presidente que se retiró con el 67% de la aprobación. Ellos pueden decir pucha que la embarró, pero el castigo político existe cuando se puede ejecutar de alguna manera. La derecha está sobredimensionando las cosas, así como lo hizo en el ’99 con la delincuencia, que no fue determinante para el comportamiento electoral. Lo que interesa al momento de votar es experiencia diaria, que pesa 20 veces más de lo que se dijo que había sucedido a otros.

-¿En el 2009 no va a tener ningún peso?

-El señor que vive a dos horas de su trabajo y que antes se subía a una micro y que ahora se sube a dos o más le han sucedido otras cosas: tiene una tarjeta comercial, se va de vacaciones, a la señora la contrataron, en fin, hay un elemento cultural que es positivo y que puede contrarrestar casi completamente todo lo otro. El peso de lo negativo del Transantiago no es lo que aparenta ser. No estoy diciendo que no tenga efecto, pero que está completamente sobredimensionado frente a una elección presidencial.

-¿La peor parte de la crisis del Transantiago ya pasó?

-Para mí el Transantiago es el fracaso de la tecnocracia y muestra que los modelos matemáticos y los instrumentos son insuficientes. La última palabra no la tiene la tecnocracia, la tiene la política pública. Aquí se delegó la capacidad de decisión en la técnica y ese es el error.

 


“LA ABSTENCIÓN PODRÍA SUBIR EN LAS PRÓXIMAS MUNICIPALES”

-¿No se han acortado las distancias entre la Concertación y la derecha?

-En 1988 hubo un 54 contra un 45% y Lavín sacó un 48% en competencia con Ricardo Lagos. ¿De qué estrechez me están hablando? Lagos ganó por 30 mil votos, pero ellos perdieron la elección. Hay que reconocer que lo que hizo Lavín fue permitir la reconstitución de la derecha como bloque, porque la oposición estaba destruida por la herencia de la dictadura y completamente atomizada. Lo que pasa es que Lavín era un muy buen candidato y Lagos, en cambio, fue pésimo. Por eso digo que si la derecha no logra meterse en el juego de la competencia democrática, con autoridad moral para defender la desigualdad y la discriminación, es muy posible que la Concertación siga. Si la Concertación pierde es porque hace más las cosas, no porque la derecha las hace bien. La alternancia se produce según lo que está del otro lado. La Concertación tiene metas superiores a sus diferencias y eso le da posibilidad de proyectarse hacia el futuro, pero no sucede lo mismo con la oposición.

-¿Qué rol juega la abstención en este cuadro?

-Creo que en las municipales del próximo año podría subir. Si pasa algo que reavive a la política vamos a tener la tasa más baja de participación electoral que hayamos alcanzado desde 1990: en el 2004 la participación llegó sólo al 54%. Eso es una patada a la forma de hacer política y Bachelet fue elegida para cambiar eso, pero no lo ha logrado. El “The Economist” creo lo dijo: ella subestimó la demanda de cambio, que era de bienes culturales, no de bienes económicos. Bachelet fue elegida con la menor cantidad de votos con que se ha elegido a un Presidente en Chile desde 1990 (37%). La torta electoral se achica y esa también es la razón por la cual gana la Concertación, porque se van más personas de la torta de la derecha que de la izquierda. Por lo mismo, es posible hoy anticipar qué pasará en las próximas presidenciales.

-¿Qué está sucediendo hoy con la opinión pública?

-Creo que la Concertación está volviendo a los votos duros. Lo que nos entregan las encuestas es que el piso del voto duro de la Concertación es cada día más alto. La historia me ha comprobado que en cuatro ocasiones los que están enojadísimos con la Concertación no han sido suficientes para que ella pierda. La oposición no tiene más de lo que tenía.

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