Teresa Valdés, jefa de la Unidad de Género del MINSAL: “La violencia de género contra las mujeres es un problema cultural que requiere un trabajo intersectorial»

Teresa Valdés, jefa de la Unidad de Género del MINSAL: “La violencia de género contra las mujeres es un problema cultural que requiere un trabajo intersectorial»

Por Marcel Pavez

La socióloga conversó con el Observatorio de Género y Equidad para hablar sobre el cambio de perspectiva que busca impulsar MINSAL con relación a la violencia de género contra las mujeres, un problema social que afecta mayoritariamente a las mujeres y que hasta hace poco era tratado como un asunto de salud mental.

Teresa Valdés es Socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile y actualmente trabaja como Jefa de la Unidad de Género del Ministerio de Salud, donde una de sus últimas misiones ha sido la de promover un cambio de mirada sobre la violencia de género hacia las mujeres para que esta sea percibida como un problema de salud pública y no de salud mental.

“Chile es un país en el que una de cada tres mujeres sufre violencia de pareja al menos una vez durante su vida adulta, lo que se evidencia en la gran cantidad de casos que se registran anualmente”. Agrega que “esta es una razón que justifica abordarla como un problema de salud pública. No es algo que hayamos inventado nosotras, es una mirada que la misma Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud han ido desarrollado durante los últimos años y que recién ahora se está tomando en cuenta en el país”.

La evidencia científica muestra que el perfil epidemiológico de las mujeres que viven violencia tienen riesgos asociados como estar propensas a cierto tipo de enfermedades en una proporción distinta a las mujeres que no la sufren. Esto es motivo suficiente para que “se cambie la mirada sobre el tema de violencia y deje de ser visto como un problema de salud mental, sino que como un problema de salud en toda su extensión”.

Sin embargo, la violencia no sólo trae consecuencias en la salud de las mujeres que sobreviven a ella sino que también impacta a nivel comunitario e interpersonal. “La violencia va destruyendo a la mujeres y a todo su entorno”, asegura la socióloga. Por ello, no es lo mismo decir que se trata de una enfermedad. “La investigación social revela que no existen “hombres violentos” que ejercen violencia contra las mujeres si no que hombres que en un contexto cultural y social se sienten con derecho a resolver sus problemas por la vía de la violencia ”. Teresa Valdés aclara que “esto sólo pasa con personas que el agresor identifica como inferiores y no pasaría, por ejemplo, con la hija del patrón”. La razón, es que la violencia de género siempre se da en el contexto de relaciones de poder, como sería la relación entre un profesor y una alumna, un jefe y la secretaria.

También se debe hacer una diferencia entre violencia de género con violencia común. “No es la misma violencia la que se produce porque la víctima pertenece a determinado género con la que se produce en una pelea de personas borrachas”. Es por esta razón que cuando hablamos de este tipo de violencia nos encontramos con una víctima que lo es sólo por su condición de género, “en que las cifras muestran que un 80% de quienes viven esa violencia son mujeres”, enfatiza la Jefa de la Unidad de Género del MINSAL.

El género como determinante social de la salud

Para avanzar en el abordaje de la violencia, la Ministra de Salud instaló una comisión, integrada por representantes de las subsecretarías, divisiones y departamentos relacionados con la temática, que formuló este cambio de mirada. Analizó la violencia de género con una perspectiva ecológica, con la mujer inserta en relaciones de pareja, familiares; en una comunidad, una sociedad y con una perspectiva de curso de vida. Es decir, que a lo largo de su desarrollo y de su vida, la mujer está situada en distintos espacios, tiene necesidades diferentes, vive conflictos y problemáticas específicas. El resultado es una política integral que considera el orden de género como determinante social de la salud. “Es primera vez que este enfoque se tiene en el Ministerio de Salud”. Teresa Valdés enfatiza sobre la urgencia de instalar esta perspectiva: “Se requiere una mirada diferente, ya que actuar sobre el individuo – en este caso las mujeres – no es suficiente para recuperar la salud o para obtener el bienestar que este necesita”.

Este bienestar está relacionado con factores como la pobreza, la generación y la condición de vida. “Antes que todo, estos factores son espacios de relaciones de poder, en donde tienes acceso o no tienes acceso, tienes calidad de vida o no, esa distribución de las desigualdades, en el caso de las relaciones de género es, en sí misma, una relación de poder”. Es por ello que se debe incorporar la perspectiva de género al diseño de políticas, entendida esta perspectiva como un determinante social de la salud. La violencia de género es “la expresión más visible y brutal de esas relaciones de poder y existe en todos los espacios, culturas e instituciones”. Entender esto, permitirá comprender mejor los factores que se asocian para que se produzca violencia.

Violencia de género y atención primaria de salud

Las mujeres que viven violencia acuden a los centros de salud familiar, pero lo hacen por problemas o enfermedades asociadas a la violencia como es la depresión. No dicen que sufren violencia, pero esa es la raíz de su problema de salud mental. O llegan al dentista con dientes quebrados y no dicen que ello es producto de violencia física.

Una de las actividades asumidas por Salud es la de capacitar a los profesionales de la red y de la atención primaria para que puedan identificar los síntomas de la violencia aun cuando no haya sido declarada y dar atención integral a esa mujer, reparar su dentadura, pero también otros apoyos para que pueda elaborar lo que vive y dar los pasos para salir de esa situación de violencia. “La semana pasada asistí a una actividad del Servicio de Salud Metropolitano Sur, donde se cerraba más de un mes de campaña contra la violencia, con seminarios, talleres y diálogos en los distintos consultorios, hospitales y en el servicio mismo. La capacitación sobre violencia apunta a eso, a que en cada nivel este tema se tome como propio y que desarrollen sus propias actividades”.

“Cuando decimos que la violencia de género es un problema de salud pública, lo que proponemos es transversalizar el tema en todos los programas de salud”. Explica Teresa Valdés que la salud se debe trabajar en distintos ámbitos, desde la promoción de la salud hasta la prevención, la detección precoz, la atención y la reparación de las consecuencias de la violencia. “Eso quiere decir que se puede intervenir en todos esos niveles y la forma de hacerlo es a través de los distintos programas, por ejemplo, de infancia, de adolescencia, de personas adultas mayores; que cuentan con instrumentos que permiten una detección precoz de la violencia”.

El programa Chile Crece Contigo es otro ejemplo. Este cuenta con una ficha de diagnóstico psicosocial que se completa al momento de acudir al primer control de embarazo. “Es una ficha en donde se pregunta sobre un conjunto de factores de riesgos en que se encuentra esa mujer, uno de los cuales es si vive violencia”, explica.

Como opera actualmente sistema, a la mujer que advierte que está viviendo violencia, se la puede visitar un par de veces, pero después suele quedar a la deriva; no existe prevención secundaria, es decir, un seguimiento adecuado con una atención integral que incluya el abordaje de la violencia y sus consecuencias para su salud. Por ello, Teresa Valdés cuestiona que el único camino sea la denuncia “porque queda sola, denunció, la pareja ya sabe que lo denunciaron y tiene que seguir en la casa, sin contar con los apoyos necesarios para enfrentar la situación. Los procesos judiciales son lentos, y ella no tiene los recursos personales para afrontar las consecuencias de la denuncia”. Agrega “nuestra preocupación es cómo acompañas y fortaleces a esa mujer para que ella tome las decisiones en el momento en que se siente preparada para ello, resguardando así su autonomía”. Las recomendaciones de expertos señalan que se debe acompañar y seguir un proceso junto a las mujeres que no estén en condiciones sociales favorables.

Relaciones igualitarias en el centro de la Salud

Para contribuir a la reducción de la violencia, el Ministerio de Salud también puede actuar a través de sus acciones de “promoción de la salud” y entenderla en un sentido amplio, que tiene que ver con la construcción de relaciones igualitarias y no sólo con la alimentación saludable, la reducción del tabaquismo u otros problemas que aparecen como más relevantes a la hora de destinar recursos y fortalecer los programas. “Nosotros hemos instalado que promover relaciones igualitarias tiene que ser el centro; como la mejor forma de prevenir la violencia de género. Hay que aprender a reconocer al otro como igual y que si quieres a alguien lo tienes que cuidar, tienes que sentir empatía y resolver los conflictos de una manera no violenta”.

Teresa Valdés cuenta que este enfoque se viene trabajando desde los años 70 y que aún así la prevalencia de la violencia de género contra las mujeres sigue siendo la misma “con las mismas 120 mil denuncias anuales, que en su gran mayoría quedan en nada”. “Se debe ir a las raíces y estas tienen que ver con las relaciones de género y de poder que se producen y reproducen desde la infancia”. De esta forma, el trabajo del Ministerio de Salud ha sido “activo en ocupar todas las llegadas y programas que tiene y así generar espacios para que efectivamente quienes vivan violencia puedan contar y recibir apoyo”. Para ello, desde 2017 se incorporó un módulo de promoción de relaciones igualitarias y prevención de la violencia de género y del embarazo en adolescentes en todas las “escuelas de gestores sociales en promoción de la salud” que implementa el Ministerio. Estas escuelas funcionaron en todas las regiones del país, con dirigentes sociales y con funcionarios de salud”.

La apuesta ha sido un cambio en la manera de abordar la violencia de género en la salud pública y en sus profesionales. Si el próximo gobierno de la coalición de derecha en Chile debiese significar una amenaza para esta iniciativa, Teresa Valdés cree que “el gobierno de Sebastián Piñera mantendrá la preocupación por la violencia de género porque es una necesidad colectiva”. Sin embargo, sí teme que se vuelva a abordar la violencia de género como en su primera administración: “En aquél entonces, la violencia de género fue abordada como un tema privado, que se solucionaba con psicólogos, a diferencia de nosotros que entendemos que este un problema cultural y social que requiere un trabajo intersectorial y en diversos espacios”.

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