Viviana Díaz de Con amigas y en la casa: “Creo que toda feminista debería acompañar un aborto”

Viviana Díaz de Con amigas y en la casa: “Creo que toda feminista debería acompañar un aborto”

Por Josefina Espinoza Escárate

Hasta antes del 14 de septiembre del 2017, Chile se encontraba entre los únicos seis países en el mundo en que estaba completamente prohibido el aborto. Fueron largos años en donde organizaciones feministas, de mujeres y derechos humanos lucharon por alcanzar una garantía mínima de protección a los derechos reproductivos de las mujeres, consiguiendo un piso de tres causales, embarazo por riesgo de vida de la mujer, inviabilidad fetal o violencia sexual, esta última la más controversial.

En ese contexto, donde el Estado no garantizaba el acceso al derecho de interrumpir un embarazo, y en que todavía la ley no contempla otras causales por las que una mujer toma la decisión de realizarse un aborto, es que se levantan redes y organizaciones enfocadas a orientar, acompañar y asistir a las mujeres en su decisión.

La acción de las lesbianas feministas

Con las amigas y en la casa es una red de mujeres, principalmente lesbianas, que acompañan a otras mujeres en situación de aborto. Nace el 2016, pero quienes impulsaron el proyecto llevan 10 años trabajando en esto. Vienen de otras organizaciones como Línea de Aborto. Viviana Díaz, médica de profesión, es fundadora de esta red. La describe como “una red de mujeres lesbianas – en que también participan otras corporalidades que no se denominan mujeres- que acompañamos a mujeres y otras corporalidades que no se denominan mujeres, en su decisión de abortar. Lo que hacemos es entregar información y acompañar el proceso de aborto antes, durante y después. Además, de facilitar el acceso a medicamentos de manera segura para que no se arriesguen con el mercado ilegal”.

Cada día la red recibe aproximadamente 180 mails a la casilla del correo electrónico central (conlasamigasyenlacasa@riseup.net) que es su conducto oficial en Santiago. “Además estamos en otras 17 ciudades de Chile, cada una tiene su propio correo electrónico, tiene su propia demanda” agrega Viviana Díaz. Este es el protocolo que han realizado como medida de protección para las mujeres que acompañan y las que solicitan asistencia. “Le pedimos a las mujeres que pongan su número telefónico y digan de qué lugar de Chile escriben. Cuando contestamos el correo, les entregamos información básica, como que se tiene que hacer una ecografía y que no recurran al mercado ilegal hasta no contactarse con nosotras. Después un acompañante de la Red las llama al teléfono que nos entregó. Igual nosotras somos una organización de voluntarias, y cuando partimos nunca pensamos que íbamos a tener la demanda que tenemos ahora. Intentamos contestar en un límite de tres días, porque igual contestamos desde servidores seguros, no contestamos desde el celular, tenemos protocolos de seguridad para contestar el correo electrónico. Después intentamos que la llamada no pase más de cinco días, desde que se contestó el correo”.

Para Díaz estas iniciativas nacen desde el lesbofeminismo. “Como lesbianas feministas hay una trayectoria larga en Chile -y también en otros países de Latinoamérica- de ponerle el cuerpo al tema del aborto, desde una mirada más de acción directa, no es casual que las estrategias en relación al aborto hayan nacido desde lesbianas feministas. Por ejemplo, la estrategia de la Línea de Aborto que generó un montón de revuelo, incluso fue perseguida penalmente en Chile, tuvo tres querellas por asociación ilícita, inducción al delito. O sea, fue un estrategia que generó harta reacción y fue levantada por lesbianas feministas, y creo que esto tiene que ver como con la mirada que tenemos la lesbianas feministas sobre el feminismo y sobre lo que significa amar a otras mujeres”.

Comenzaron cuando Chile todavía no tenía la ley de tres causales, “entonces desde ahí nace, no te puedes quedar quieta esperando que venga el Estado a resolverte algo”. La organización de Línea de Aborto sólo prestaba ayuda a mujeres de manera telefónica, y los acompañamientos que se realizaban eran pocos y de contacto de directo “amigas de amigas”. A partir de esa necesidad, es que nace Con las amigas y en la casa. “Queríamos salir de ese círculo de comodidad de la ‘amiga de la feminista’ y realmente pasar a confiar en otras mujeres y llegar a mujeres que no eran feministas, que no eran necesariamente de nuestro círculo. Hacer un esfuerzo por levantar estrategias que permitan acceder a medicamentos sin que las mujeres tengan que arriesgarse con el mercado ilegal. En ese sentido la red Con las amigas y en la casa es como una estrategia diferente y es la primera en Chile que plantea eso, el acompañamiento directo y el ofrecer a las mujeres alternativas que no sean del mercado ilegal para acceder a medicación”.

Estado insuficiente y mujeres que entregan garantías

Este tipo de activismo conlleva desafíos y conflictos de distintos tipos. Para Viviana, uno de los más difíciles que han tenido que han tenido, es la demanda que ha crecido muy rápidamente y ha significado mucha carga para las voluntarias. Esto se debe principalmente al completo y buen trabajo que realizan que incluye un taller introductorio, el acompañamiento cuando la mujer hace el procedimiento y un chequeo posterior. Es por eso que las mujeres que pasan por su acompañamiento recomiendan el proceso a otras mujeres. Pero además por las condiciones en que una mujer puede abortar en Chile. “O sea, existe esa ley que no responde ni al 3% de los casos de mujeres, desde que salió la ley se han acompañado como a 600 mujeres, algo así (el primer año se realizaron 359 abortos con la nueva ley por causales). Nosotras acompañamos 4.000 mujeres en un año, nosotras que somos una organización de lesbianas feministas, y el Estado ha acompañado menos de mil en dos años con los recursos, con especialistas.”

De esos abortos realizados, la mayoría son por la causal riesgo de vida e inviabilidad fetal, y en menor cantidad por violencia sexual. “Obviamente no porque no existan mujeres violadas que se embarazan, sino porque el Estado no responde, hay un montón de trabas. Nosotras levantamos una estrategia que se llama Observadoras de la ley de aborto (OLA) donde hemos ido recabando información respecto a cómo es el acceso a la ley de aborto y nos hemos dado cuenta que ha sido súper engorroso. Existe también un monitoreo que hizo la Mesa de Acción por el Aborto Chile y nosotras hicimos una encuesta a los profesionales de salud, y ambas organizaciones coincidieron en lo mismo: en que hay una pésima implementación, no hay voluntad, no hay recurso, no hay capacitación suficiente, y además las mujeres tampoco confían en el sistema, o sea nosotras no ha pasado muchas veces que mujeres violadas no quieren simplemente abortar por la ley porque no confían y es lógico”.

Para la médica, el sistema de salud se ha ganado la desconfianza de las mujeres a tal nivel de no querer ir hasta un hospital y decir que fueron violadas y hacer valer su derecho por ley de realizarse un aborto. Se sienten vulnerables y estigmatizadas, particularmente por el sector de ginecología. “Porque si bien no deberían recibir violencia, lo más probable es que sí la reciban”. Y es por eso que como red han decidido fortalecerse para que toda mujer pueda realizarse un aborto seguro acompañada por mujeres feministas. “Nosotras creemos que cualquier mujer puede acompañar el aborto de otra, porque sabemos que hay montones de mujeres acompañando abortos sin estar organizadas y de alguna manera queremos ofrecer la experiencia que tenemos acumulada para que esas mujeres no se sientan acompañando solas, que tengan con quien contar o darle la oportunidad de ser parte de una red de acompañantes”.

Desde el 2017 han realizado escuelas de formación para acompañantes. La primera vez hicieron una convocatoria abierta a través de Facebook y recibieron más de 500 solicitudes “A partir de esas escuelas hemos ido sumando acompañantes a la red de aquí de Santiago y hemos ido armando las redes en otras regiones del país”. De esa forma han resuelto parcialmente la alta demanda que reciben a diario, pero no han podido resolverlo del todo, ya que el trabajo que toma hacer los acompañamientos y formar a las nuevas mujeres es lento y sacrificado. “No hemos tenido demasiados problemas con grupos ‘provida’ y de ese estilo, nuestros problemas, o sea las situaciones más violentas que hemos tenido, han sido directamente de parejas o ex parejas de las chicas que hemos acompañado. De ahí han venido los problemas” .

El activismo nunca descansa

Según Viviana, una vez que empiezas a realizar activismo en aborto nunca más puedes salir. Principalmente porque es una necesidad permanente, urgente y que está en todos lados. Esto se evidencia si pensamos en un país donde instituciones completas pueden ser objetoras de conciencia, incluso recibiendo recursos del Estado pueden no cumplir la ley si así lo declaran. Más de la mitad de los médicos obstetras son objetores en la causal de violación, y hay ciudades donde el sistema de salud completo se rehúsa a garantizar el derecho a aborto, como es el caso de Osorno.

En ese contexto, recalca la labor de generar estas redes. “Me parece que es un activismo súper necesario para aprender feminismo, creo que toda feminista debería acompañar un aborto, tener la experiencia de acompañar un aborto como parte de su formación feminista. Porque aprendes un montón de cosas, tú estás acompañando muchas veces a mujeres que no son feministas, que no piensan como tú, que ni siquiera te caen bien y que están en situaciones que realmente son inimaginables, y todo el tiempo estas escuchando a una otra, tratando de armar un plan con esa otra que no conoces pero en la que decidiste confiar y esa otra confiar en ti, y tratar de entre las dos o las tres o entre las cuatro, entre las que seamos, de armar el plan para que esa mujer logre abortar sin que la pille el marido, abortar sin que la echen de la pega, estar todo el rato craneando, armando redes, buscando quien te ayude con la eco, quien te ayude con el espacio, es un aprendizaje feminista bacán, te ubica un montón en la realidad, te saca del ghetto feminista, te ayuda caleta a trabajar tus propios prejuicios”.

Esta tensión es uno de los aprendizaje más importantes que comenta Viviana. “¿Qué pasa cuando una mujer viene a abortar una, dos, tres veces? Qué te pasa a ti con eso, si vuelves a acompañarla o no, y si te pasa algo, ¿qué tan de prejuicio misógino tiene eso?, al final ella puede hacer con su vida y con su cuerpo lo que quiera, o qué pasa cuando la mujer es paca (carabinera). Entonces en ese sentido es bacán, como que nunca te deja quieta, estás todo el rato pensando, te obliga a realizar un montón de reflexiones”.

Pero además puede resultar terriblemente desgastante para las voluntarias de Con amigas y en la casa: “Porque acompañar es súper agotador, interfiere en tu vida personal, en tu vida de pareja, familiar. Porque hay urgencias, tienes que estar disponible para una otra, una trata de organizar el tiempo, pero igual siempre hay alguna mujer abortando ese día, que puede ser que te llame. Además tratar con situaciones de violencia te sobrepasa, no sé, acompañar a niñas de 12, 13 años, embarazadas, violadas. En ese sentido igual hemos podido construir una cosa bien bonita en la red para contenernos entre nosotras, de saber cuando decir este acompañamiento no lo puedo sostener yo, necesito a alguien o con esta mujer me está costando, pero que no quede ninguna sola”.

Las dificultades de la red

En la red Con las amigas y en la casa son conscientes de que cuentan con pocos recursos y que eso se refleja aún más cuando quieren llegar a sectores rurales o de mayor vulnerabilidad. Tienen una página en Facebook y una cuenta en Instagram, pero principalmente su conexión es a través del boca a boca. “Ha sido muy importante, el trabajo en redes con varias organizaciones, somos parte de la Red Chilena de Profesionales por el Derecho a Decidir por ejemplo, y ahí establecemos vínculos importantes con profesionales que están garantizando derechos en el marco súper restringido de la ley. Esa red puede hacer que esas mujeres, que no lo harán (el aborto) usando la ley, accedan a un acompañamiento feminista y a esas mujeres no llegaríamos si no fueran por esos profesionales. Además coordinaciones con grupos de mujeres migrantes, hemos acompañado a hartas mujeres migrantes, mujeres haitianas, la urgencia te va obligando. Lo más importante ha sido el boca a boca para llegar a esos lugares”.

Por lo mismo, es necesario el compromiso de las voluntarias. Son muy cuidadosas en su proceso de formación. “Es largo, hacemos una escuela que dura un día, después de eso la mujer tiene que pasar por un proceso de ir por lo menos cuatro talleres de los que hacemos, luego pasa por un proceso de capacitación telefónica y al final empieza a acompañar supervisada por alguna otra de la red, y se integra a las reuniones. Nosotras somos súper honestas respecto a que es caleta de pega, en general si las cosas se hacen así, funcionan. A nosotras nos importa mucho que esté claro desde dónde nosotras estamos haciendo el acompañamiento, que lo hacemos desde el lesbofeminismo, nosotras hacemos una crítica a la heterosexualidad, lo hacemos en espacios separatistas, nosotras no dialogamos con hombres, no los hacemos parte del proceso, y esa es nuestra manera de acompañar y la que no esté de acuerdo con nuestra manera de acompañar entonces no puede ser parte de esta estrategia, y estamos súper seguras que así es la manera que queremos seguir acompañando”.

 Y esta crítica a la heterosexualidad se ha hecho más patente con la experiencia acumulada por Díaz. “Yo soy lesbiana de siempre, pero he aprendido un montón de lo nefasto de la heterosexualidad, ya lo sabía, pero se hace patente. Cuando nosotras en los talleres hablamos sobre las relaciones sexuales heterosexuales, del consentimiento y del deseo -porque una cosa es que la relación sexual sea consentida y otra cosa es que sea deseada-, nos damos cuenta que además de estar embarazadas, la mayoría de las veces esa relación sexual no fue consentida en el sentido de que ella no consintió de que eyacularan dentro de ella -por ejemplo-, entonces claro, si tú le preguntas a una mujer, te dice ‘sí, fue una relación consentida, yo sí quería, es mi pareja’, pero si vas al detalle, esa relación no se dio en las condiciones que ella las deseaba realmente, sino que es más bien aceptación de un otro que quiso en ese momento que la relación fuese así y ese riesgo lo termina corriendo ella”.

Por sobre todo, lo que más ha observado es que “cuando una mujer decide abortar va abortar de todas maneras, eso es así. Nosotras no tenemos límites de acompañamiento en la semana y eso ha tenido que ver con que, cómo le dices a una mujer que no, cómo le dices a una mujer que la vas a dejar sola, si sabes que si tú no la acompañas ella lo va a hacer sola o mal acompañada, y en ese sentido las mujeres nos han obligado a pensar un montón nuestros límites de las cosas que son posibles de hacer, o que pensábamos que no eran posibles de hacer. Límites éticos, límites de todo tipo, ponernos en situaciones y decir como ‘bueno qué vida es la que más me importa, me importa la vida de la mujer’”.

 Acompañar como acción política

La red Con las amigas y en la casa no sólo ofrece el acompañamiento a las mujeres, sino que además realiza una serie de acciones de carácter político. Hacen talleres informativos, se presentan en ferias, en mayo hicieron un seminario sobre objeción de conciencia y para fines de septiembre están organizando un festival abortero, en el marco del “Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro”.

Si bien Viviana reconoce que al principio no le interesaba involucrarse en los temas legislativos ahora cree que es necesario que se representen sus voces. “Creo que las feministas que acompañamos abortos somos las que más sabemos de aborto en Chile, de aborto con medicamentos, lo puedo decir tranquilamente en cualquier parte. Entonces, cuando se quiere hablar de estos temas me parece súper importante que esté la voz de las que acompañan abortos y que esté la voz de las mujeres que abortan, y la manera que esa voz puede llegar es a través de las que estamos todos los días acompañando a mujeres”.

Es por eso que han empezado a interesarse en realizar actividades de difusión. “Hacemos esfuerzos por estar -por ejemplo- en la campaña del 28 de septiembre, de tener vínculo con otras organizaciones feministas, de estar en la Red de Profesionales -que es un espacio que nos importa un montón-, porque sí creemos que la voz de las mujeres que abortan tienen que estar en los espacios donde se habla de aborto y en los espacios de decisión también. Antes estábamos muy lejos de las discusiones legislativas, no nos importaba; pero en los años de acompañar mujeres ya más directamente me parece importante estar porque nosotras no las vamos a poder acompañar a todas y el Estado tiene que responder. Y porque mientras esas cosas se estén decidiendo, nosotras tenemos que estar ahí, llevando la voz de las mujeres que están abortando, nos interesa hacernos parte también de esa discusión”.

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