Antonia Orellana, candidata a convencional: “Veo mucha izquierda caída a la tesis Longueira, de tirar caras conocidas para arrastrar cuadros”

Antonia Orellana, candidata a convencional: “Veo mucha izquierda caída a la tesis Longueira, de tirar caras conocidas para arrastrar cuadros”

Por Macarena Segovia Quinteros

Feminista, madre, periodista y militante de Convergencia Social, Antonia Orellana Guarello tiene muchas facetas, todas ellas ligadas al activismo social, camino que inició a sus quince años, cuando se hizo parte del movimiento estudiantil. Previo al plebiscito del 25 de octubre anunció su candidatura a la Convención Constitucional.

“Soy de una generación que no ganó ninguna de sus demandas por quince años, y ese día del plebiscito, sentí por primera vez que ganamos y podemos ser mayoría”, dice Antonia, quien considera que el camino constituyente es una oportunidad histórica. “Es de esas cosas que no se vuelven a repetir en varias generaciones y que si la hacemos bien, vamos a poder sentar condiciones para un país distinto. Por lo bajo, un país en que puedan hacer los cambios que quieran las nuevas generaciones, sin que tengan que aplanar alamedas desde los 15 hasta los 30 para que les digan todo es inconstitucional”. Agrega que es fundamental que el proceso constituyente sea participativo y profundamente democrático, “porque no aguantamos otros 30 años de cierre de las élites”.

Tras el 25 de octubre proliferaron los y las candidatas a convencionales, artistas, rostros de radio y televisión, ex estandartes de la política, y un sin fin de abogados que se han resguardado detrás de la bandera independiente, aunque varios han sido parte del mundo político. Para Antonia Orellana, que es militante del Frente Feminista de Convergencia Social, partido del Frente Amplio, el “clivaje no es partidos versus independientes, el debate es proyectos transformadores versus maquillaje del modelo”.

“Lo que pasó después del triunfo del apruebo es un síntoma de la política que es mucho rostro y poco proyecto colectivo, y en vez de ofrecer un mecanismo de transformación y un programa para mantener la participación y la movilización arriba, lo que hemos visto es un desfile de candidaturas que sobrepasa a los partidos, porque hemos visto que hay independientes que se tiran solos, entre figuras de la tele y espectáculo”, destaca la periodista.

Explica que desde el Frente Amplio han establecido tres vías para que los independientes entren a la Convención Constitucional, ofreciendo cupos, bajando las barreras legales para que se postulen fuera de los partidos, y flexibilizando la ley para que puedan tener alianzas con listas de partidos. “Respecto a los nombres, yo he visto de todo, desde ex rectores generales de Pinochet hasta dirigentes sociales, y me parece fundamental que se expresen liderazgos de las luchas vivas de los últimos años que se levantaron contra el sistema, siendo el caldo de cultivo del 18 de octubre, y ojalá que salgan esas candidaturas independientes de deliberaciones colectivas, pero, veo mucha izquierda caída a la tesis Longueira de tirar caras conocidas para arrastrar cuadros atrás”.

Autonomía social y paritaria como legado

La idea de una candidatura desde organizaciones sociales, feministas y de mujeres, surgió en medio de la tramitación del proyecto de paridad para la Convención Constitucional, del que Antonia Orellana era una de las coordinadoras. Explica que entre las distintas organizaciones generaron un diagnóstico colectivo con el fin de articular las instancias político-sociales para enfrentar la Convención.

Destaca que para ella es importante disputar el espacio como feminista. “Encuentro un poco ridícula esa frase cliché de las personas ´me han pedido´, como si nosotras no quisiéramos disputar también. Yo quiero disputar, porque mi experiencia activando socialmente desde los quince años, militando hace unos cinco años, me permite tener las redes para que no seamos sólo las constituyentes electas quienes deliberemos, sino que tengamos procesos colectivos y sociales de la mano”.

Respecto a las candidaturas feministas para Antonia “es clave que nos reunamos, que tengamos consenso y claridad de los desacuerdos, porque más allá de los nombres, los feminismos siempre han sido un movimiento diverso y muy complejo, y hoy en día su llegada es mucho más amplia que las organizaciones más conocidas”. Agrega que es importante tener una coordinación porque “no tenemos nada asegurado y tenemos en la vereda del frente un núcleo súper duro en contra de nuestros derechos”.

En cuanto a los contenidos, para la periodista es importante “no inventar la rueda” y retomar las demandas feministas para la Constitución del ‘80 y también “el trabajo en marea con el movimiento feminista es clave”, dice. “Hay que velar por pisos mínimos que garanticen un estándar que dé autonomía plena a las siguientes generaciones, allí estamos hablando de derechos sexuales y reproductivos, del fin a la subsidiariedad y de poner en cuestionamiento al modelo económico”, agrega.

Antonia Orellana agrega que “hay que modificar todo lo necesario y posible, para que en el futuro sean factibles los cambios, un nuevo estándar de autonomía social paritaria que les leguemos a las siguientes generaciones de niñas y mujeres, que sea un punto de partida y el país pueda seguir profundizando los cambios, es decir, modernizar el país”.

En términos ideológicos se reconoce como socialista y feminista, cree que el Estado chileno debe ser plurinacional, garante de la naturaleza y descentralizado, asegura que “es difícil proponer un modelo porque como feminista y socialista no me identifico con ningún modelo de izquierda hasta ahora, porque no han sabido representar nuestros anhelos, hemos estado excluidas, ahora nos toca a nosotras”.

Una vida feminista

Desde pequeña tuvo inquietud por el mundo, opinaba y preguntaba sobre todo. Se crió rodeada por mujeres fuertes, opinantes, que hablaban de política y fueron parte de la oposición a la dictadura de Augusto Pinochet. Estudió en un colegio conservador en el que no encajaba bien, “andaba todo el día detrás de una pelota, me gustaban mucho los deportes, y eso no se aprobaba tanto. En tercero básico, para el Mundial de 1998, me suspendieron por jugar con puros niños, por ahombra’”.

El primer acercamiento que tuvo al feminismo fue a través de bandas punk. “Escuchaba muchas bandas de los años ‘90 y gracias a eso conocí amigas por internet que me introdujeron a las lecturas feministas”. Entró al movimiento estudiantil en el 2005, pero tras abortar clandestinamente se unió con fuerza al feminismo en el 2010. “Eso marcó un giro político en mí, porque era más anarquista antes, pero la experiencia concreta del Estado decidiendo sobre mi cuerpo, con un doctor amenazándome con denunciarme en urgencia, fue movilizadora y me llevó a no querer hacerme a un lado por despreciar la política, sino más bien, querer cambiarla”, destaca Antonia Orellana.

De su paso por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres desde el 2015, comenta: “No he dejado de aprender, es mi casa, así la siento. Lo primero que aprendí fue a barrer mis prejuicios y estereotipos sobre las mujeres que viven violencia, y por supuesto que es duro, porque a medida que se visibiliza y se denuncia la violencia contra las mujeres, en gran parte gracias al trabajo de la Red, también aumentan los casos y solicitudes de ayuda. Creo que mucho más allá de las huellas y testimonios de violencia, lo más doloroso es siempre el abandono en que las mujeres se encuentran después de denunciar, es un paso muy difícil, porque luego se encuentran con que no hay nada. Eso es terrible, que llegue alguien a ti desesperada y tener que bajarle las expectativas de entrada porque el sistema está hecho para que ella desista de conseguir justicia, es realmente deprimente”.

Su inquietud y activismo la han llevado a ser una voz dentro del mundo feminista. Ha coordinado diversas acciones e instancias, como la iniciativa de la Ley de Paridad para la Convención Constitucional, que le dio a Chile el sitial de contar con la única constituyente paritaria del mundo. Pero el camino no ha sido fácil, según Antonia, la misoginia sigue operando en los ámbitos políticos y sociales.

En ningún caso hay espacio para que las mujeres hagan política en las mismas condiciones que los hombres, ciertamente tenemos mejores condiciones que nuestras madres y abuelas, o que nosotras mismas hace cinco años. Recuerdo mucho un taller sobre aborto en 2015 que terminó con escándalo porque no nos conformábamos con las tres causales, pero no tenemos el mismo espacio ni simbólico, ni material”, dice la periodista.

Recuerda que antes de ser mamá, fue cuidadora de una persona enferma postrada. “Es impresionante la incomprensión que hay en la militancia de izquierda de lo que eso implica. Luego, al ser mamá, está la cuestión del tiempo, del juicio social por no abandonar los espacios políticos, o el juicio político si lo dejas por un rato para dedicarte a la familia. El agotamiento que implica, la demanda, y todo eso termina excluyendo poco a poco”.

Para Antonia Orellana, en el mundo político “aún operan principios muy misóginos, los hombres te escuchan y toleran como feminista mientras estás de acuerdo con ellos, a penas estás en desacuerdo deja de ser tan simpática la cosa. En mi caso, que soy una persona directa que usa la ironía, eso sigue siendo un privilegio masculino, que se les tolera a ellos lo chistoso, pero en nuestras bocas es agresivo. Las trabas y exigencias que nos ponemos las mujeres para acceder a cargos de dirección política son ridículas, siendo que hay mediocridad palpable en muchos hombres que, después de un año en alguna tarea partidaria o social, ya están listos para dominar el mundo.”

«En Convergencia Social hace un año levantaron la iniciativa ‘Abrecaminos’ para visibilizar mujeres y disidencias en política, que nos ha dado espacio de encuentro y contención en el partido que tiene los mismos problemas que cualquier proyecto que sobrepase las 100 personas. Creo que en el Frente Amplio yo no soy una figura muy cómoda, porque he criticado pública e internamente muchas de las decisiones que se han tomado con las que no he estado de acuerdo, pero al mismo tiempo, también he sentido el respaldo de muchas compañeras con las que hemos tejido hace muchos años. No hay que olvidar que antes de que se armara la coalición como tal, los frentes feministas que integran el Frente Amplio ya estábamos coordinadas y trabajando juntas”.

Crédito foto destacada: Amanda Aravena Letelier, Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.

COMMENTS