Onésima Lienqueo, Red x la Defensa de la Infancia Mapuche: Infancia Libre y Sin Represión, “Es necesario que en un eventual proceso constitucional exista una voz representativa de las niñas y niños”

Onésima Lienqueo, Red x la Defensa de la Infancia Mapuche: Infancia Libre y Sin Represión, “Es necesario que en un eventual proceso constitucional exista una voz representativa de las niñas y niños”

Por Daniel Meza Riquelme

Onésima Lienqueo defensora de los derechos de las niñas y niños mapuche, acusa que en los últimos 30 años se han producido graves vulneraciones a la niñez que habita en el Wallmapu. Cree que la violencia y el racismo se encuentran enraizados, producto de instituciones que cotidianamente permiten la impunidad. Pero no sólo limita su accionar a las niñas y niños de las comunidades de su territorio, sino que a cualquiera cuyos derechos se vulneren. Por eso, considera importante que una  nueva Constitución consagre  de manera efectiva los derechos de la infancia y genere espacios para la participación efectiva de los y las adolescentes.

Wallmapu: una infancia vulnerada

«En la mente de un niño pasan muchas cosas. Primero, es nacer en un espacio de militarización, donde al correr por los campos e ir a la escuela, se encuentren con tanquetas. ¿Cómo ir a la escuela y salir a jugar en el campo con la presencia de drones y helicópteros? Niñas y niños han tenido que aprender a no correr cuando hay un helicóptero de Carabineros a baja distancia, porque si corren pueden pensar que están arrancando, que llevan un arma y los pueden atacar. Se deben preparar para evitar la represión. Deben dormir con ropa por qué no saben si en la noche les allanarán  ¿Por qué los niños mapuche deben vivir ese tipo de situaciones? ¿Por qué no pueden ser garantes de derechos como el resto de la infancia? ¿Por qué deben vivir de manera sistemática la violencia y el racismo que se da dentro de las escuelas y espacios de salud? Donde en muchas ocasiones son tratados de cochinos, piojentos y sucios. En ocasiones se les trata como niños y niñas que no aprenden, que no tienen la capacidad: ´Qué más va a ser de ese niño, si es mapuche. Va a vivir en el campo, va a trabajar en la tierra o ser obrero. Que importa si se educa. Eso es racismo, eso sucede acá”.

«Existe normalización de la violencia. Niñas y niños identifican las situaciones violentas como  algo normal, algo que han vivido sus primas y hermanos. Situaciones que van desde tratos al interior de la escuela, la presencia de carabineros dentro y fuera de ellas, la presencia de drones. Esas acciones las van normalizando. Estos últimos años hemos levantado lo que ocurre con estos niños y niñas cuando van camino a la escuela: violencia psicológica, verbal y física. No es normal. No deben suceder. Fue un trabajo que junto con sus familias pudieran denunciar”.

“Hoy en día esos procesos se ven totalmente afectados, ya que las familias cuestionan si es factible denunciar y poner recursos contra aquellas vulneraciones. Porque lo único que se recibe desde el otro lado son cuestionamientos de las crianzas y cuidados. También, en aquellos procesos judiciales se ponen en duda los relatos de niñas/os”.

“En estos últimos años, los casos que hemos llevado como Red contra Carabineros levantando querellas; la  estrategia de la defensa ha sido cuestionar el relato de los niños. Dicen que mienten, que hubo intervención de un adulto. En el caso que no puedan seguir con esa maniobra, realizan una denuncia al Tribunal de Familia acusando vulneración de derechos por el no cuidado de los niños. Entonces, la familia y los niños se enfrentan nuevamente  con la violencia.  No se consigue nada. Ni  verdad, ni  justicia. Eso pone en riesgo que las familias quieran denunciar. Si salieran en masa a denunciar, no estaríamos hablando de los casos reportados hasta el 2019 por el INDH, sino de cifras superiores (hasta fines de 2019, 207 causas estaban vigentes, de éstas 49 corresponden a niños, niñas y adolescentes) . Quizás estaríamos hablando de violencias muchos más graves que se encuentran invisibilizadas y silenciadas”.

“Hay un sistema judicial, de defensa y protección de la niñez que los margina y los sigue invisibilizando. Porque un hecho es visibilizar y denunciar la violencia, y  otro  es seguir  exigiendo justicia. Que exista reparación por el daño que se produce a los niños, a las familias y a la comunidad. Eso no existe. La violencia hacia niñas y niños mapuche proviene de la política, tribunales y la policía, se sigue viendo como actos normales: el maltrato, el lenguaje verbal abusivo y actos de vulneración sexual. Situaciones graves que están ahí, que están en el silencio. ¿Tú cómo vas a ir a plantearle a las familias que hagamos algo, que denunciemos? Si no has logrado justicia para ningún niño y niña que ha sido baleado, torturado y abusado. ¿Cómo se les pide que confíen en el sistema? Que confíen que ese carabinero va a cumplir una condena dentro de la cárcel y no va a estar lleno de beneficios, lo que es una burla. El daño persiste y va evolucionando hasta que se convierte en adulto. Lo podemos graficar con el caso grave del Lagmien Luis Marileo, que en 2010 inició una huelga de hambre. Fue procesado por la Ley Antiterrorista, fue detenido en la cárcel de menores de Chol Chol. Estamos hablando de un menor procesado por Ley Antiterrorista. Ese menor creció, vive sistemáticamente situaciones de violencia por los latifundistas, de los anti mapuche. Hace tres años atrás fue asesinado por un ex Carabinero. Quedó ahí, impune. Al final nació, creció y murió en un contexto de violencia«.

«Mujeres Paz por la Araucanía hablan del dialogo con los niños y con las mujeres. ¿Pero qué tipo de niños? Los que tienen ellas, el resto de los niños no valen. Yo soy defensora de la niñez, no sólo de la niñez mapuche. Defiendo la niñez mapuche porque yo soy mapuche y vivo acá en el territorio.  Pero si veo que una situación de violencia le está pasado a un niño del color que sea, del lugar que sea lo voy a defender. No podemos justificar vulneraciones a ningún niño. No podemos justificar la violencia de Carabineros en los allanamientos y desalojos. Y dicen ´déjenlos, si a ellos (niñas y niños) les gusta. Si los colocan de carne de cañón´. Que han sido palabras de los diputados (Miguel) Mellado (Renovación Nacional) y (Andrés) Molina (Evópoli), ellos claramente han dicho: ‘Ustedes colocan a sus hijos de carne de cañón´. ¡De verdad uno va a poner un hijo para que reciba una bala!  ¡De verdad yo voy a colocar a mi hijo para lo golpeen y lo gaseen?! ¡Vamos a mandar al jardín infantil de la comunidad a nuestros niños y niñas para que venga Carabineros y tire gases adentro! Eso es una cuestión que no se discute. Solamente se quedan con el discurso de ‘ellos mismos están vulnerado los derechos de sus hijos’ ”.

El proceso constituyente

“Estoy súper esperanzada. Creo que es necesario sacar la Constitución del dictador. No podemos seguir viviendo con la misma, necesitamos una nueva para comenzar a generar cambios. También porque es necesario comenzar a garantizar derechos: como el acceso al agua, la recuperación de los recursos que se encuentran privatizados (…) creo que es un sueño, lo digo de manera personal. Ojalá poder hacerme parte del mismo proceso constituyente porque lo haría con mucha responsabilidad, cariño y convicción. Es necesario que exista una voz que tenga representatividad con los niños. Es importante que la niñez esté presente. Si a los 14 años se les puede condenar legalmente, también pueden participar de este proceso democrático. En un futuro espacio constituyente es importante tener la voz de la niñez y los pueblos indígenas”.

“Hemos cometido el error de dejar a los niños sin voz. Incluso, quienes les defendemos. Es importante (en una nueva Constitución) asegurar su participación, garantizar sus derechos y sus procesos de educación. El acceso a la salud, respeto e igualdad para todas y todos. La Constitución dice que todos los niños son iguales, sin importar su etnia, religión y origen socioeconómico. Actualmente no es así, no todos son tratados de la misma forma. Por eso es importante que exista representación de adolescentes y de quienes trabajamos en los territorios con niños, para visibilizar sus necesidades. Porque si no, seguirán siendo invisibles”.

“Pese al contexto, donde se ha girado  hacia la derecha más dura, no debemos tener miedo de salir a la calle y ejercer nuestros derechos, es un proceso que como pueblo nos pertenece y debemos sacar la Constitución de Pinochet, no debe quedar nada de él. Espero que de aquí a octubre estemos en mejores condiciones sanitarias para que se pueda ejercer una real participación, desde los movimientos sociales y organizaciones territoriales. Porque si es sólo desde el mundo político, no me haría parte”.

“El cambio de la Constitución permitiría  que tanto  el pueblo mapuche y el chileno, tengan  mejores condiciones de vida. Hoy día estamos peleando para sobrevivir, la lucha debe ser por vivir (…) para que una nueva Constitución asegure el cumplimiento del Convenio 169, es necesario el reconocimiento de los pueblos indígenas. Respeto a su cultura, lengua e identidad, junto participación directa.  La protección de los recursos naturales, sobre todo el agua. Desde esa base podemos empezar, porque es lo que el Convenio dice. Así poder expresar nuestra espiritualidad, nuestra lengua sin tener que vivir episodios racistas y sin que se nos límite para vivir tal cual somos. Desde ahí es importante estar en el proceso. Yo no sé la visión del resto de la gente del pueblo mapuche. Somos hartos, los territorios y las visiones son diferentes. Pero creo que en eso tenemos un punto de encuentro: necesitamos un reconocimiento constitucional y sacar una Constitución que trajo muerte, que se hizo con sangre de mucha gente. Entre ellos muchos mapuche”.

“Una nueva Constitución no evitaría lo de Curacautín, porque eso es una cuestión de educación. Lo que pasó tiene que ver con la educación e identidad de la gente, para eso hay que mejorar hartas cosas más. Que tienen que ver con el ser, la Constitución no será la salvación de Chile (…) cuando está internalizado en ti el racismo, por más que yo te vaya a poner todas las condiciones, va a seguir viviendo el racismo dentro de ti. Eso también es un trabajo propio, de cada uno de nosotros como parte de diversas sociedades. Es un proceso de respeto que se ha perdido. Hay complicidad política y de las policías, junto con una organización. Pero también hay gente que se sumó a eso, lo que tiene que ver con su falta de identidad y conocimiento. Cuando hablo de educación no me refiero a un proceso académico, sino a educarse bajo el respeto, el reconocimiento y la humildad. De eso estamos bastante lejos como sociedad y humanidad (…) Una nueva Constitución no acabará con la ultra derecha, con el fascismo. Van a seguir accionando, emitiendo juicios de racismo y seguir buscando instancias para criminalizar a quienes son diferentes a ellos”.

Sabemos que no debe ser Convención Mixta, lo tenemos más que claro. Pero hay que saber quiénes serán los asambleístas, porque todos los sectores van a meter gente adentro. La ultra derecha va a meter gente, va a tener operadores y van existir negociaciones. Entonces, quienes vayan a redactar y disputar ese proceso deben tener clara convicción de lo que la gente quiere, no es solamente cambiar la Constitución sino ver quienes la van a construir”.

“Para mí la autonomía territorial (que una nueva Constitución debiera otorgar) es poder manejar nuestros propios procesos. Desde la tierra, economía, lengua, formas de educación, de nuestra salud. De cómo desde nuestros propios procesos podemos resolver nuestras propias necesidades. El no estar dirigidos por otro que no tiene idea de lo que estamos viviendo, ser nosotros mismos quienes manejemos de manera autónoma nuestros propios procesos culturales. Estamos acá antes que el pueblo chileno. Teníamos un manejo de la economía, del territorio y existía un proceso diferente de construcción de la sociedad. Se puede y es necesario levantar desde los territorios, desde los diferentes contextos, procesos de educación y salud. Este último no tiene por qué alejarse de la occidentalización; se puede complementar, colaborar y ayudar. Creo que la gente se asusta al escuchar autonomía territorial, creen que las cosas van a ser totalmente distintas.  No es tan así. En realidad, es estar llevando nuestros procesos sin paternalismo ni manipulaciones. Acá, por ejemplo, cada Lof tiene una propia organización. Pero no hay una sola autoridad, ni una única forma, son muchas formas”.

30 años de vulneraciones

“Las situaciones de violencia (policial) llevan más de 30 años, pero se intensificaron en 1997. Esa intensificación viene de la mano de los gobiernos de la Concertación. La derecha también, los gobiernos de Piñera, la ha intensificado.  Es muy habitual que quienes conformaron los gobiernos de la Concertación, y de la Nueva Mayoría, no se hagan cargo de lo que sucedió bajo su mandato”.

«Lo que pasó el 1 de agosto (en Curacautín y otras ciudades de la Araucanía) es parte de situaciones sistemáticas. Siempre hemos denunciado que existen grupos organizados (anti mapuches) que estaban invisibilizados y ellos lo omitieron, eso los hace cómplices.  Esos políticos y gobiernos, tienen una responsabilidad clara respecto a la vulneración de derechos de los niños acá en la Araucanía. Permitieron y facilitaron que la militarización se instalara en el Wallmapu. Ellos conocían las vulneraciones que sucedían aquí, pero omitieron los hechos y no se hicieron cargo. También recibieron recomendaciones internacionales, que tenían que ver con asegurar los derechos de las niñas y niños. Entre ellas, que se debía cambiar el accionar de Carabineros. Hoy día, darse la media vuelta y decir que lo condenan, es no hacerse cargo de los hechos que ellos propiciaron».

 “Recordemos que en el primer gobierno de Michelle Bachelet se asesinó a Matías Catrileo. En sus dos gobiernos existieron diferentes hechos de violencia hacia niñas y niños, ella claramente los omitió. No facilitó acciones para hacer justicia, para investigar los hechos. En 2019 dio un discurso, (en Irlanda) como Alta Comisionada de las Naciones Unidas, que trataba sobre pacificación, respeto e igualdad. Narró una historia muy ficticia, sin hacerse cargo de las acciones en que ella tiene responsabilidad política. En ese contexto, decidí ir a interpelarla por dos hechos que ocurrieron en 2016, durante su gobierno: la muerte de Macarena Valdés y el disparo de 180 perdigones a Brandon Hernández Huentecol. Porque en el último caso no hizo presencia, mandó a su Ministro del Interior (Mario Fernández Baeza) para ver qué se podía hacer. Pero ahí quedó, la familia quedó igual de abandonada. El carabinero quedó con una condena mínima (tres años de libertad vigilada intensiva)».

 “Ella me respondió que en realidad no estaba enterada, no estaba enterada del todo. Que no era la responsable de los hechos, que había otras personas detrás. Le respondí que ella era la responsable, porque estaba a la cabeza del país y todo lo que sucediera era únicamente su responsabilidad. Lo que le pedí, explícitamente, es que no se refiriera a nuestro pueblo cuando hablara de derechos humanos. Que de su boca no saliera el pueblo mapuche, porque tenía sus manos con sangre. Fue de lo profundo, porque había una deuda ahí con Brandon. Yo apoyé ese proceso desde el inicio. Sé cuánto luchó por vivir, cuanto le costó a su madre y familia. Yo le prometí que algún día la vida me daría la oportunidad de tenerla al frente y refregarle lo que pasó. Fue parte de poder cumplir mi palabra con el niño».

“Ya en el 2018 (gobierno de Sebastián Piñera) se realizó un cambio en el protocolo en cómo deben actuar en la detención de niños y mujeres dentro de las comunidades. El protocolo salió el 13 de noviembre, el 14 asesinaron a Camilo Catrillanca”.

«Hay una responsabilidad política del gobierno (en los hechos recientes), que tiene que ver con la visita de Víctor Pérez a la Región. No es que el ministro del Interior no pueda venir, porque todos han venido y esa facultad no se le niega. Pero el vino y echó bencina aquí en el Wallmapu para que prendiera fuego. Tampoco (el Ejecutivo) condenó un hecho que es grave”.

“También hay responsabilidad de grupos organizados, como APRA (Asociación de Paz y Reconciliación en la Araucanía) que alberga diferentes organizaciones que estaban tensionando esta situación y la propiciaron. Hay responsabilidad de las policías, que fueron cómplices al dejar que los victimarios hicieran lo que quisieran. Hay una omisión de los medios de comunicación de no tener una información clara. Donde se criminaliza y acusa al pueblo (mapuche), pero sin entregar la información como es.  Hay personas en grupos organizados, como APRA y Paz en La Araucanía, que están actuando de manera organizada y que tienen la venia clara del gobierno para poder hacerlo (…) ese día (1 de agosto) salieron a la calle y dijeron que estaban aquí, que son dueños del territorio y esto les pertenecía”.

“Creo que lo que pasó ese sábado (1 de agosto) puede ser el inicio. Me da un poco de miedo saber de qué forma y hacia dónde va a ir ese proceso de violencia racista. Porque no sé si solamente va a ser el pueblo mapuche el atacado, no sé si acaso los hermanos migrantes van a ser igualmente atacados por estas turbas. Porque ya se les dio el alcance para poder hacer las cosas. La violencia ya está, todos se alarman desde lo que pasó en Curacautín, pero esta cuestión está pasando hace décadas. Claramente hay dolor, rabia, sensaciones de injusticia y desigualdad. Son situaciones que estaban implícitas, que salieron a la luz. Si yo, o cualquier persona mapuche, hubiera mandado el audio que mandó  Gloria Naveillan hubiera sido catalogado como terrorista. Se les permitió y se les dio una chance, eso es peligroso. Espero que la situación calme, pero no creo. Para mí esto no va en parada, va en ascenso. Todo esto se venía , permitieron que pasara”.

Crédito foto destacada Front Line Defenders

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