El transporte urbano es un tema de género, mujer, ciudad, recreación y descanso

Hay muchos que no pueden disfrutar su derecho a la recreación y al descanso. Para las mujeres, es particularmente difícil

Lake Sagaris, escritora y urbanista, es presidenta de Ciudad Viva   

 

 

 

 La situación actual del transporte afecta a la mujer en términos de su seguridad, pero también, y por sobre todo, en la pérdida del tiempo que es de una, para leer, escuchar música, descansar, hacer ejercicio, educarse, en fin, todas aquellas actividades vitales para la salud física y mental. El transporte urbano es un tema de género por su impacto en el derecho a la recreación y el descanso.    

 

 

 

Hay muchos chilenos que no pueden disfrutar plenamente su derecho a la recreación y al descanso. Para las mujeres, es particularmente difícil. Las soluciones varían según los ingresos y otros factores, como la disposición de los hombres, y la sociedad como un todo, a cambiar. Pero mientras, el transporte urbano puede mejorar sustancialmente su calidad de vida.  

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En 2001, Enrique Peñalosa, ex – Alcalde de Bogotá, fue pionero en aplicar una nueva estrategia. Descartó la opción de gastar miles de millones de dólares en autopistas o un metro que apenas serviría unos pocos kilómetros. Prefirió invertir en un sistema de transporte rápido en buses (Transmilenio), una red de ciclovías, y veredas más anchas. Significó que la ciudad pudo construir una extensa red de salas cunas, bibliotecas y mejores espacios públicos, hoy disponibles para tod@s.  

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Es interesante notar que este esfuerzo, en combinación con campañas de vida cívica, liderados por otro alcalde bogotano, Antanas Mockus, y un trabajo de una amplia gama de grupos de la sociedad civil, también mejoraron notablemente la seguridad, bajando tasas de homicidio y asaltos, entre otras.  

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Para los que viven en espacios chicos, amontonados (como los “Con Techo” en nuestra vivienda social), mejorar el espacio público con un parque o un paseo agranda el hogar. No es lo mismo salir de tu puerta y encontrar una perspectiva verde y agradable, que tener que subirte a un bus y viajar una hora o más para llegar al parque más cercano. No es lo mismo poder observar tus hijos jugando en una plaza cercana, que tenerlos encerrados en una pieza o vagando sin rumbo por las calles.  

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Es más, políticas públicas como estas reducen los tiempos de viaje y regalan tiempo y oportunidades para mejorar la salud. Facilitan la vida de las mujeres y pueden darle horas preciosas para su propio ocio, con otros familiares o gozando de una deliciosa soledad. 

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La integración de la bicicleta, con “zonas 30” (reduciendo velocidades a un nivel que elimina la mayoría de los accidentes, reduce fatalidades a casi nada, y también disminuye la gravedad de las heridas), doble tránsito para ciclistas en todas las vías de menores velocidades, incluyendo las que son de una sola dirección para automóviles, y vías segregadas donde las velocidades y otras condiciones las aconsejan, son medidas en sí que mejoran la calidad de vida.  

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El tema de la bicicleta está gozando de mucho interés entre las autoridades municipales y el gobierno de la región metropolitana, especialmente bajo la anterior Intendenta, Adriana del Piano. Es de esperar que su sucesor siga y aumente el ímpetu y el financiamiento para este tipo de medida, puesto que la mejora en la calidad de vida y los espacios urbanos trae una mejor integración social y disminuye la violencia.  

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Un buen sistema de transporte rápido en buses es vital.  

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Si tú, como pasajera de un bus, viajas sentada cómodamente, leyendo un libro, escuchando música o simplemente soñando con los ojos abiertos, el viaje cotidiano pasa a ser un aporte y no algo que te roba la vida.  

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Si puedes moverte tranquila y confiada en bicicleta, puedes agregarle un agradable tiempo de ejercicio físico a tu rutina diaria, al mismo tiempo que reduces el tiempo de viaje. Desde Bellavista un viaje al centro son unos 20-30 minutos caminando, 15-20 en taxi, infinito en bus (porque el servicio es escaso, por lo menos 20-25 en Metro (por la caminata para llegar a la estación y desde la estación al destino), pero solo 10 minutos en bicicleta. 

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Para los viajes largos, poder llegar al Metro o bus en bicicleta reduce el tiempo de viaje y mejora la integración y el acceso a los bienes de la ciudad.  

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Por todo esto, en términos de género, es particularmente dramático el fracaso, hasta ahora, de Transantiago. Solo con participación de los usuarios, y especialmente las mujeres, se logrará un sistema de calidad. Los técnicos simplemente no manejan todas las claves, puesto que muchos de ellos no ocupan el sistema, y por lo tanto les falta el conocimiento íntimo, detallado y cotidiano que es esencial para que las cosas funcionen humanamente y bien. 

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Las mujeres tenemos razones demás para exigir inversión y políticas de estado para mejorar el transporte público y no motorizado. Con la doble jornada en el trabajo y la casa, es nuestro escaso tiempo libre lo que se pierde, cuando no podemos movernos fluida y seguramente a través de la ciudad.

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