Entrevista a Integrantes del Observatorio

Ximena Valdés ha sido parte de varias iniciativas llevadas adelante por la corriente feminista chilena y latinoamericana, colabora actualmente con la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas –ANAMURI- y forma parte del Consejo directivo de CEDEM

Observ: Podrías describirnos tu institución, sus objetivos, actividades e hitos que quieras destacar. ¿Cuál es tu rol en ella?  

 

 

 

 

 

XV: El Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer, CEDEM, es un desprendimiento del CEM de los años 90 que obedeció a la idea de trabajar con las mujeres rurales. Este cambio permitió que mantuviéramos el tema de la mujer rural y sobre todo el de las temporeras con tres líneas de trabajo: la investigación que estuvo vinculada a los fondos nacionales del CONYCYT y a la cooperación internacional, apoyo a las organizaciones de mujeres y la promoción de la difusión cultural. En esta última línea abordamos principalmente el tema de las diferencias étnicas, de la no homogeneidad de la sociedad chilena donde en un inicio trabajamos con sectores mapuches y aimaras, en colaboración con distintas investigadoras de Santiago y regiones además de la consideración de las poblaciones de la zona central donde radicó lo sustantivo de nuestra labor en esos años, lo que se mantiene hasta ahora. La difusión cultural y una pedagogía de género imbricó por un lado entregar al público no indígena elementos para la comprensión de estas culturas, en la idea de una sociedad más tolerante y menos racista y discriminatoria y a la vez incidir en la formación de nuevo@s acto@s sociales.

 

 

 

 

Luego de eso, nos fuimos especializando en el tema de trabajo y posteriormente de familia. Entonces lo rural, especialmente los oficios y los trabajos de las mujeres, y lo familiar entendido más ampliamente en el campo de la vida privada, eran el corazón de las actividades y los temas del CEDEM y lo son en la actualidad, a objeto de  establecer estos dos pilares de la vida de las personas como campo de conocimiento y claves para avanzar en un tipo de ciudadanía que considera lo público y lo privado sin disociaciones arbitrarias.

 

 

 

 

Dentro de los hitos importantes está la fundación de la cooperativa de artesanas que se hizo en el año 1984, la Casa de la Mujer Mapuche y un conjunto de publicaciones relevantes que colocaron los oficios artesanales y el trabajo asalariado femenino en el centro de nuestras preocupaciones en los años ochenta y parte de los noventa. Los años noventa marcan la complejización de los campos de investigación con la incorporación de las nociones de ciudadanía laboral a la par con las transformaciones en la familia y la vida privada.

 

 

 

 

Hace 2 años se sumó a este proyecto parte del equipo de género de la Flacso , con lo cual se agregaron nuevos temas como la paternidad, la sexualidad, participación política de las mujeres que están enraizados en la experiencia que tienen Teresa Valdés y José Olavaria y sus colaborador@s. En ese marco se inscribe el observatorio de Género y Equidad.

 

 

 

 

 

Hoy, esta es una institución bastante pluritemática, donde hay un gran tema que es familia y la vida privada, con otros como paternidad, sexualidad, entre otros; y otra gran área es de trabajo y equidad social. Por último está la participación social y política que permite no sólo comprender la ampliación de la ciudadanía para las mujeres sino las resistencias que la sociedad opone a la equidad de género. Consideramos que el enfoque histórico es clave para comprender que los cambios no son lineales sino están marcados por avances y resistencias. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Observ: Cuales son las expectativas del CEDEM respecto del Observatorio de Género y Equidad. ¿Consideras que contribuye a avanzar en la agenda de equidad de género? ¿Cómo?

 

 

 

 

 

XV: Creo que es un excelente espacio para poner temas, problemas e iniciativas diversas que virtualmente pueden contribuir al debate, a la puesta en común de ideas e información, aspectos frágiles en nuestro medio que pueden potenciarse. Creo que tiene un formato espectacular en términos gráficos como medio virtual que permite vínculos hacia fuera.

 

 

 

 

¿Qué es lo que desearía y para lo cual –en lo personal- me falta tiempo? Problematizar más algunos aspectos. Te doy el ejemplo de la Reforma Previsional. Soy crítica a esta reforma en sus aspectos más específicos no así en lo que significa para gran cantidad de personas desprotegidas. Por ejemplo, las temporeras están en la misma condición que las dueñas de casa en este minuto, aunque sus cotizaciones discontinuas se incorporen a la hora de la jubilación ya no a los 60 años sino a los 65. Encuentro que es una reforma que igualó “por abajo”, que no tiene consideración de las mujeres que han trabajado en pésimas condiciones laborales; no es lo mismo una dueña de casa que una asalariada de la fruta; y creo que allí hay cuestiones muy complejas respecto del nuevo rol del Estado en cuanto a regular y frenar la pobreza por un lado pero establecer un sistema de protección social que se quebró bajo el paradigma neoliberal. Este debate y otros en carpeta requieren tiempo –como la construcción de la democracia- y, tal vez, otra forma de articulación de redes que presionen, serían deseables. El cómo aún es complicado en un contexto en que todos tenemos poco tiempo para pensar y debatir; pero ese sería mi deseo: un mayor debate, una sociedad más deliberante que considere distintos actores y problemas.

 

 

 

 

Creo que el Observatorio contribuiría más a avanzar en la agenda de equidad de género si fuera más crítico, si problematizara más. Creo que contribuye, pero puede hacer más.

 

 

 

 

 

 

 

 

Observ: Cuál es tu apreciación general del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Expectativas en materia de género y equidad para el Bicentenario?

 

 

XV: Pienso que el gobierno de Bachelet tuvo una gran oferta en participación social. Sin embargo, ese discurso de participación no se ha encarnado necesariamente. Ejemplo, mesas de salud, de trabajo, equidad: hay una lógica del mesismo, pero ello no equivale a participación social.

 

 

 

 

Visto en su trayectoria desde 1991, creo que hubo un Sernam mucho más vivo que el de hoy que está restringido a dos grandes temas: femicidio cuando matan a alguna mujer y las buenas prácticas. Creo que este Servicio se ha debilitado. El Sernam de la época Beijing, IV Conferencia Mundial de la Mujer tenía una voz pública y política mayor, más reflexiva y propositiva que generó un ambiente propicio a la secularización de la sociedad, para colocar los derechos de las mujeres antes que las presiones conservadoras enraizadas en concepciones religiosas y hasta integristas como podrían decodificarse algunas iniciativas de las derechas hoy solapadas en ONGs, Fundaciones, y otras voces que presionan por la “restauración del Antiguo Régimen” y otras, menos evidentes pero igualmente poco consistentes si queremos acercarnos a descifrar que en una sociedad sexuada que quiere caminar a la equidad de género hay que debatir más, desentrañar los discursos ambiguos y sobre todo inscribirlos no sólo en el debate sobre los reacomodos de género sino en lo social como campo que inhibe la equidad entre hombres y mujeres.

 

 

 

 

Respecto de mi expectativa para el Bicentenario, lo que me gustaría es mayor desarrollo de debate cultural, debate, debate y más debate cultural, en términos de que la equidad de género no se instala ni por decreto ni por política pública, sino que propiciando una sociedad que conversa más sobre sus heridas y problemas y temas como el aborto, el divorcio, la discriminación laboral y otros tantos más. El no hablar sobre estos temas y problemas genera un congelamiento de las estructuras del pensamiento, un conformismo que no contribuye a la construcción de una sociedad que se acomode a las expectativas de todos quienes la habitamos.

 

 

 

 

Y el gran tema del presente y futuro inmediato creo que es las mujeres en el poder y la política y los balances necesarios que debemos hacer, como sociedad, pero sobre todo como mujeres sobre un inicio paritario del actual gobierno y el desplome de esa voluntad política en el curso de estos años recientes.  Responder a la pregunta acerca de las mujeres y los cargos de responsabilidad política me parece importante sin caer en la victimización sino en la comprensión del carácter de este lugar y de sus reglas. Hay sin duda otros problemas, por ejemplo el funcionamiento de las instituciones en particular de las Universidades y el conjunto del sistema educativo que están a la orden del día y son claves en un mundo globalizado y competitivo y donde  podríamos decir “dime de donde vienes (el barrio y la escuela) y te diré quién eres”. Tengo la impresión que esa es una “caja de Pandora” no reflexionada en profundidad en lo que a igualdad social y de género se refiere: si la privatización contribuyó al acceso democratizador de nuevos contingentes sociales hay problemas mayores en la educación pública en todos sus niveles. El Estado no puede a mi modo de ver no hacerse cargo de la educación pública dejando que se caigan a pedazos los liceos de la ciudad de Santiago y otras, que fueron los espacios de igualdad como ocurre hoy en Chile; tampoco favorecer a las universidades públicas sin la rigurosidad necesaria en los concursos y sin velar por el acceso a ellas de los más desfavorecidos. Mayor transparencia, criterios evaluativos de mayor rigurosidad no dañarían la buena salud de las instituciones de educación superior pública cuya excelencia no es sólo cuestión de recursos sino de criterios y de evaluaciones de cara a la sociedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Observ: ¿Cuéntanos quién es Ximena Valdés?

 

 

 

 

 

XV: He sido parte de varias iniciativas llevadas adelante por la corriente feminista chilena y latinoamericana, colaboro actualmente con la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas –ANAMURI- y formo parte del Consejo directivo de CEDEM.

 

 

 

 

Soy Geógrafa, con estudios en la Universidad de Chile y la Universidad de Paris VII en nivel de Licencia, Maestría y Diploma en Estudios del Tercer Mundo en la Universidad de Paris VII; Doctora en Estudios Americanos con Mención en Historia Económica y Social en la Universidad de Santiago, Instituto IDEAS. Me he especializado en estudios agrarios, del trabajo, en familia y vida privada temas sobre los cuales cuento con numerosas publicaciones, lo que he realizado con el apoyo de la cooperación internacional, FONDECYT, UNIFEM en el marco de la línea de investigación de CEDEM.

 

 

 

 

Además soy profesora invitada en nivel de Maestría en la Universidad de Chile, en los programas de género de la Facultad de Filosofía y Humanidades y en Ciencias Sociales.



 

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