Svenska Arensburg psicóloga de la U. De Chile: “Cualquier cuerpo feminizado o que no cumple con la masculinidad hegemónica puede ser objeto de tortura y violencia sexual”

Svenska Arensburg psicóloga de la U. De Chile: “Cualquier cuerpo feminizado o que no cumple con la masculinidad hegemónica puede ser objeto de tortura y violencia sexual”

Por Antonia Fava Etcheberry

Las últimas semanas no han sido fáciles para Chile. Miles de personas en las calles de todo el país exigiendo una vida digna, se han visto enfrentadas a una fuerte represión policial. El Instituto de Derechos Humanos ha presentado 52 querellas por violencia sexual (que agrupan 93 denuncias) perpetrada por agentes de seguridad del Estado que describen actos de desnudamientos forzados, tocaciones, amenazas de violencia sexual y penetraciones.

La violencia política sexual es una de las formas que han utilizado las policías y fuerzas militares para amedrentar a las mujeres y disidencias a lo largo de la historia de los conflictos. De esto conversamos con la sicóloga y profesora de la Universidad de Chile, Svenska Arensburg quien explica este fenómeno desde su raíz.

Violencia contra cuerpos feminizados

La violencia política sexual en contra de las mujeres ha estado presente desde los orígenes de la historia. Para Svenska los juicios realizados en el Tribunal Penal ad hoc para la ex Yugoslavia por el conflicto entre Bosnia y Herzegovina, tuvieron un papel fundamental en el reconocimiento de este tipo de crímenes de lesa humanidad y en visibilizarlos como tales. “La idea de llamarlo violencia política sexual tiene que ver con señalar que es una manera de generar un dolor, sufrimiento y rompimiento del sujeto por razones y motivaciones políticas”, explica la sicóloga feminista.

Este tipo de violencia ha sido históricamente ejercida contra las mujeres y los cuerpos feminizados. Es la forma de castigar por transgredir su rol esperado en la sociedad, ocupando espacios que no les pertenecen como la lucha social y la política. El Estado autoriza a sus policías y otras fuerzas de seguridad a mantener ese orden esperado y esto se logra a través del sufrimiento de tipo sexual.

En Chile, la historia acerca de este tipo de amedrentamiento ha sido bastante similar a lo que se registra en otros países y conflictos. Arensburg afirma que la violencia política sexual estuvo presente desde los tiempos de la Colonia y el mejor ejemplo que cita, es el mestizaje: la violación a mujeres de la época utilizando sus cuerpos para la reproducción.

La última dictadura cívico militar en el país es otra manifestación reciente de la utilización de este tipo de estrategias y técnicas de represión. La violencia política sexual fue un mecanismo utilizado por las policías para acallar a las mujeres luchadoras de la época. La Venda Sexy era uno de los principales centros de tortura sexual y las mujeres que sobrevivieron a ella, decidieron organizarse para dar a conocer sus testimonios y defender este lugar como patrimonio de la memoria.

Sobrevivir a la violencia política sexual

Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes cumplen un rol muy valioso en la lucha por dar a conocer y distinguir este tipo crímenes. Svenska ha trabajado muy de cerca con ellas y da fe de la compleja lucha que tienen día a día por mostrar esta arista de la memoria de los derechos humanos. El colectivo se ha encargado de mostrar que hay mujeres sobrevivientes a la dictadura, a formas de atropellos que no estaban visibles y que se consideraban secundarias o menos relevantes. “Esto también existe, es igual de necesario de poner en el tapete político y que no esté en la impunidad”, así define la sicóloga de la Universidad de Chile una de las labores más importante que ha realizado la colectiva en la defensa de los derechos humanos de las mujeres en Chile.

Desde su trabajo como sicóloga, Svenska Arensburg comenta la complejidad que tiene lograr una normalidad luego de haber sufrido violencia política sexual. Las víctimas atraviesan por muchos sentimientos respecto a los hechos, entre ellos vergüenza, pudor y culpa por lo ocurrido. “El colectivo trabaja junto a las mujeres, la construcción de una forma de vida que sea digna después de atravesar un episodio como la violencia sexual”.

Romper con la heterosexualidad obligatoria

Svenska valora la labor del movimiento feminista reciente en el país para mostrar la vigencia de las prácticas de violencia política sexual por parte de los agentes de seguridad del Estado en medio del estallido social: Dar cuenta que no es un asunto del pasado sino que tiene completa presencia en las movilizaciones actuales y que esta es ejercida hacia las mujeres y cuerpos feminizados.

“Mientras no entendamos este problema desde un enfoque feminista y todo el sexismo que provoca esa violencia, va a continuar vigente”, afirma Arensburg acerca del papel de los feminismos en instalar esta problemática y acabar con la visión secundaria que existe sobre la violencia política sexual. Para poder terminar con estas prácticas es necesario que la sociedad y la política lo deje de entender como un fenómeno “raro”, específico o menor.

Si bien históricamente las mujeres han sido las principales víctimas de esta manifestación de violencia, el escenario ha cambiado al visibilizar la diversidad en las disidencias sexuales. Hace una semana nos enteramos del caso de Josué Maureira, estudiante de medicina de la Universidad Católica, detenido en una manifestación por la crisis social en Chile. Carabineros lo golpeó y abusó sexualmente por su orientación sexual.

Svenska explica esto desde la concepción social que existe de la sexualidad y los roles que cada quien debe ejercer según el género. “La violencia de género se sostiene en una concepción de relación de dominación de género. Es decir, del binarismo de género y de la heterosexualidad obligatoria. Todo lo que se sale de ese ordenamiento va a ser entendido como una trasgresión y va a ser justificada su posible sanción”, dilucida la sicóloga.

En esta estructura, las disidencias sexuales rompen con todo lo establecido. Traicionan el binarismo y la heterosexualidad mandatada y es por esto el castigo. Cualquier cuerpo feminizado o que no cumple con la masculinidad hegemónica puede ser objeto de tortura y violencia sexual.

Chile y su condición fascista

Svenska Arensburg ve con buenos ojos las posibilidades que traerán los espacios participativos que se han generado debido a la crisis que vive Chile. Piensa que a través de estos se puede avanzar para encauzar las demandas y lograr construir un mejor país. Dice que dialogar sobre las formas de violencia sería un tremendo paso. “Tenemos que tener un espíritu creativo y pensar que los conflictos tienen que tener otras formas de expresión y no sólo la de ir aplastando unos a otros para sostener una verdad”, describe Arensburg la dirección que debiese tener el debate.

Sobre la violencia política sexual y de género, la visión de la profesora de la Universidad de Chile es más profunda y abarca una nueva arista: la reparación a las víctimas. Para Svenska es importante comenzar por instalarla como una violencia que ocurre, que está instalada en nuestra sociedad.  “Hay repensarlo y transformarlo como sociedad para que no vuelven a ocurrir y que se repare a quienes se ha dañado por esos motivos”.

Arensburg opina que una nueva Constitución es solamente una herramienta y que existen muchos conflictos que no se resolverán sino se desinstalan ciertas “normalidades” como la violencia y la fuerza para exterminar al distinto. “Hay un desafío enorme, permanente y cotidiano que tiene que ver con reconocer la condición fascista que tiene nuestra sociedad y transformar esas condiciones familiares, institucionales, del Estado, para prevenir esa forma de entender la violencia y que ésta se plasme en las relaciones”.

Crédito Foto: Universidad de Chile.

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