Una oportunidad que Chile no puede desperdiciar

Una oportunidad que Chile no puede desperdiciar

Por Luz Patricia Mejía

Secretaria Técnica del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Washington DC, EE.UU.

Este 8 de marzo, mientras distintas manifestaciones de mujeres se tomaban las calles y hacían notar su ausencia para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, Guatemala nos inundaba de dolor y frustración: treinta y nueve (39) niñas aparecían sin vida en un centro conductual luego de intentar dar a conocer sus demandas de abusos y violencia al interior del recinto.

La brutalidad de este caso nos recuerda la vulnerabilidad y las consecuencias que deben enfrentar miles de niñas ante graves violaciones a sus derechos humanos a lo largo de nuestra región. De los 32 Estados Parte de la Convención de Belém do Pará, instrumento internacional ratificado y suscrito por Chile, solo 13 países tienen protocolos de justicia; nueve cuentan con protocolos para garantizar contracepción de emergencia, ocho tienen protocolos de salud sexual y reproductiva, siete tienen protocolos de atención especializada en estos casos; siete permiten la interrupción del embarazo por motivo de violación y casi ninguno tiene decisiones judiciales condenando a los culpables. Sumado a ello, contamos con cuatro países en la lista de los únicos seis países en el mundo que tienen prohibición absoluta del aborto: Chile, El Salvador, República Dominicana y Nicaragua.

Las altas cifras de violencia sexual, su incidencia directa con el matrimonio o la unión, el embarazo infantil y adolescente; las maternidades forzadas y la ausencia de políticas que aborden el tema motivaron al Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) a elaborar el Informe Hemisférico sobre Violencia Sexual y Embarazo Infantil en los Estados Parte de la Convención de Belém do Pará, un panorama regional sobre la problemática que rodea el embarazo de niñas menores de 14 años y su relación con la violencia sexual.

Son las niñas, las que después de ser víctimas de violencia sexual se ven re-victimizadas en un sistema de creencias y valores que las obliga a ser madres, a casarse forzosamente o a ser relegadas a un sistema de justicia que las castiga o las institucionaliza enarbolando la bandera de defensa de sus derechos.

Tenemos grandes desafíos: que no haya más niñas madres, que no vuelvan a existir niñas víctimas de violencia sexual, que ninguna niña o mujer sufran violencia de ningún tipo, entre muchos otros. Chile tiene una gran oportunidad para avanzar en estos desafíos y el primer paso está a la vista: aprobar el proyecto que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales y salir de la lista mundial de prohibición absoluta.

 

 

 

 

 

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